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Medio Ambiente

Captadores de carbono azul en peligro

Los ecosistemas costeros o palustres son una de las barreras frente al cambio climático porque absorben gran cantidad

de dióxido de carbono. La Fundación ‘Global Nature’ trata

ahora de calcular cuÁnto puedeN retener.

Gallocanta, reserva natural de Aragón y considerada la mayor laguna salada de Europa. elperiodicodearagon.com

Los bosques retienen el llamado carbono verde, mientras que el azul es el que absorben las especies vegetales marinas que se encuentran en los ecosistemas costeros o palustres, como manglares, marismas , marjales o lagunas.Estos humedales recogen el CO2 que proviene de la atmósfera y almacenan parte de él en los sedimentos. Ahí puede permanecer durante siglos por las condiciones de bajo oxigeno de estos enclaves. Sobre estos parajes, grandes aliados en tiempos de emergencia climática, acecha una ingente cantidad de amenazas por las contínuas agresiones que sufren en numerosos puntos del planeta.

Trabajo de campo en uno de los diez humedales seleccionados para la medición de CO2. Fundación Global Nature

Las zonas húmedas, pues, son uno de los mayores aliados frente al calentamiento global. Bien gestionados y cuidados son capaces de secuestrar las emisiones contaminantes provenientes de la industria, el tráfico o las actividades humanas. Pero son también un arma de doble filo: si se degradan o destruyen, liberan ese veneno de nuevo a la atmósfera. El Proyecto LIFE Wetlands4Climate, coordinado por la Fundación Global Nature, se ha marcado como objetivo analizar cuánto dióxido de carbono son capaces de almacenar estos singulares y complejos espacios naturales.

Doñana es un espacio natural protegido situado en las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz. Viajar/Elperiódico.com

En diez humedales

«Abre por primera vez un interesante escenario en el que se evidencia que su conservación no solo contribuye a la biodiversidad, sino que además es una pieza clave en la lucha contra el cambio climático», destacan desde la Fundación Global Nature.

L'Albufera es una laguna somera de apenas un metro de profundidad rodeada por arrozales. M.A. Montesinos

Para el estudio se han seleccionado diez humedales piloto ubicados en Castilla-La Mancha, Castilla y León y la Comunitat Valenciana. Se trata de las lagunas de la Nava, Boada-Pedraza, Grande de Villafranca ,Manjavacas, Alcahozo, Tireza, el marjal dels Moros, el de Pego-Oliva, el Prat de Cabanes-Torreblanca y la mallada de la Mata del Fang en l’Albufera.

Todos responden a las diferentes tipologías propias de la región biogeográfica mediterránea en la que se encuentran, como son los costeros, de interior de agua dulce y de interior salinos.

Panorámica del Fondó d'Eix, con una rica biodiversidad. Antonio Amoròs

El proyecto LIFE Wetlands4Climate, aprobado por la Comisión Europea, validará una metodología para cuantificar los intercambios de gases de efecto invernadero y disponer de datos sobre el secuestro de carbono. Estos números también servirán al Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) para sus informes. El último de estos documentos, hecho público recientemente, alertaba de daños ya irreversibles sobre el planeta, como el aumento progresivo de la temperatura de la superficie del mar.

Análisis durante cuatro años

El análisis de estos ecosistemas acuáticos se llevará a cabo sobre el terreno durante cuatro años y, según sus responsables, ayudará a conocer cómo se ha gestionar en ellos el suelo, el agua y la vegetación. «Este proyecto abre la puerta a que los humedales mediterráneos, costeros o de interior, se comporten como sumideros de carbono a través de medidas específicas alineadas con intereses conservacionistas, y propone mecanismos para que la iniciativa privada se sume de manera voluntaria multiplicando el beneficio conservacionista y climático», apuntan desde Global Nature.

Esta iniciativa, además del apoyo del programa LIfe, cuenta con el resplado del Ayuntamiento de Valencia y de la Generalitat Valenciana, con una inversión de más de dos millones de euros. El equipo de la Universitat de València, liderado por Antonio Camacho -experto en ecología funcional de humedales y cambio climático-, y el Institut Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva (ICBiBE) serán responsables de la medición de los procesos del ciclo del carbono, del seguimiento científico y la redacción de los protocolos de gestión en las zonas piloto. La investigación cuenta con el apoyo de la Oficina Española de Cambio Climático, la Subdirección General de Biodiversidad Terrestre y Marina del Ministerio para la Transición Ecológica y la Confederación Hidrográfica del Júcar, entre otras entidades.

«La idea es transferir las lecciones aprendidas a otros humedales mediterráneos de España y Europa», señalan desde Global Nature. Enclaves de tanto valor como Doñana, las Tablas de Daimiel, la laguna de Gallocanta, el Parc Natural del Delta de l’Ebre, la laguna de Fuente de Piedra, Ses Feixes de Ibiza, el Mar Menor -de triste actualidad por los episodios de colapso ambiental- o el lago de Banyoles constituyen verdaderos antídotos contra el cambio climático.

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