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10 libros sobre el ‘perro negro’ de la depresión

La melancolía es uno de los ingredientes primordiales de la literatura y como tal es muy difícil aislarla en novelas y relatos.

Sylvia Plath, William Styron, Michel Houellebecq y Otessa Moshbegh.

«Toda vida es un proceso de demolición» dejó escrito Scott Fitzgerald entre las cartas, los artículos y las confesiones personales que, en su mayor parte inéditas a su muerte, fueron recogidas en este libro publicado a título póstumo. El autor, casado con la esquizofrénica Zelda, desgrana aquí su propia caída desde las alturas del gran sueño americano empapado en alcohol y del que logró salir, aunque un infarto acabara remantándolo a los 44 años.

La campana de cristal

La campana de cristal Sylvia Plath

Publicada poco antes de que su autora metiera la cabeza en el horno para siempre, esta novela, la única de la legendaria poeta Sylvia Plath, hinca sin compasión el bisturí en las zonas más oscuras de su propia adolescencia cuando en la universidad destacó con brillantez en todo lo que se proponía y a la vez era asediada por los demonios que la llevaron a su primer intento de suicidio. Luego vendrían Ted Hughes y su transustanciación en mito feminista.

Confesión

Confesión Lev Tólstoi

Tras haber escrito dos cimas de la literatura como Guerra y paz y Anna Karenina que le llevaron a ser considerado el más grande autor de todos los tiempos, Tolstói sufrió una crisis profunda que, según confesó más tarde, le estaba conduciendo hasta el suicidio. Para el ruso, el antidepresivo para sus emociones fue una conversión espiritual que llegaría a inspirar incluso a Mahatma Gandhi. Lo contó en este pequeño texto en el que escribió: «Mi vida es una broma estúpida y cruel que alguien me ha gastado».

Estar enfermo

Estar enfermo Virginia Woolf

Uno de los textos favoritos de Almudena Sánchez (Fármaco) es este artículo, escrito a petición de T.S. Eliot por la autora de Mrs. Dalloway. Woolf, que arrastró depresiones hasta que les puso fin ahogándose en las aguas del río Ouse, hace aquí un elogio de la fragilidad de los enfermos y también de su afinadísima percepción del mundo pero también reivindica el asunto de la enfermedad como el más humano de los temas sobre el que deben escribirse novelas o poemas. 

Esa visible oscuridad

Esa visible oscuridad William Styron

El autor de La decisión de Sophie tomó conciencia de la enfermedad mientras caminaba por una calle de París. Hacía unos meses que había logrado dejar la bebida y se dio de bruces con un padecimiento desconocido para el que debía encontrar palabras nuevas porque «ahogamiento» se quedaba corta. Nacido de una conferencia, este es uno de los textos claves en el binomio literatura-depresión.

Sol negro

Sol negro Julia Kristeva

Escrito en 1978, este magnífico ensayo de la filósofa franco-húngara Julia Kristeva hace un profundo y todavía vigente análisis del «abismo de tristeza, del dolor incomunicable que nos absorbe hasta hacernos perder el yo», mostrando ejemplos concretos, cuatro casos clínicos y analizando la pulsión en la obra de cuatro artistas hasta ampliar su óptica a la también enferma sociedad Occidental. Y no, no tiene nada que ver con un manual de autoayuda.

Mi año de descando y relajación

Mi año de descando y relajación Ottesa Moshfegh

 La heredera de Wurtzel, pero con más estilo narrativo es Moshfegh, que dibuja a una heroína empastillada y confinada durante un año tras una ruptura amorosa. Anestesiar la depresión, sin que el concepto esté en primer plano y tratarla con un humor punzante, es el reto de esta novela que entronca con series televisivas como Girls de Lena Dunham o Fleabag de Phoebe Waller-Bridge.

Nación Prozac

Nación Prozac Elisabeth Wurtzel

Hoy esta novela cruel que retrata las angustias de la Generación X en primera persona es inencontrable. Pero merecería la pena que algún editor la recuperara, porque relata ese momento, mediados de los 90, en el que empezaba a instalarse entre los jóvenes la pandemia de la ansiedad y el prozac era el fármaco de moda. A la autora, fallecida a los 52 años en 2020, el New York Times la describió como «una Sylvia Plath con el ego de Madonna».

Serotonina

Serotonina Michel Houellebecq

El escritor francés ya había trasladado sus conocidos vaivenes psicológicos, fruto del abandono de sus padres y el desamor de su primera esposa, a Las partículas elementales. En Serotonina, que toma su título del famoso antidepresivo, vuelve a poner en pie a uno de esos personajes asociales e incómodos que tanto aprecia y convierte la enfermedad en un espejo deformante en el que el lector se refleja. 

Yoga

Yoga Emmanuel Carrère

Carrère ha basado buena parte de su inspiración literaria en sucesos y personajes reales bigger than life, pero ninguno de ellos le llega a la suela al propio autor que narra aquí la depresión que sufrió tras la separación de su segunda esposa por la que fue tratado con electroshocks. Aunque no utiliza el hecho para indagar en la enfermedad, el libro acaba convirtiéndose en una historia de superación personal.

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