En cuestiones de conservación de especies, las buenas noticias hay que remarcarlas y saborearlas. Aunque sin bajar jamás la guardia. En esta ocasión, la celebración es por la gineta de Ibiza, la subespecie Genetta genetta isabelae, un carnívoro del que hoy sabemos que es abundante y que su población, además, podría ir en aumento; goza de tan buena salud que, al evaluar la especie para la última edición del Llibre Vermell dels Vertebrats de les Illes Balears, que acaba de publicarse, el estatus de este animal esquivo y nocturno ha pasado de ser casi amenazado a resituarse en la clasificación de preocupación menor.
La propia autora de la cuarta edición del libro rojo, la bióloga Carlota Viada, destaca la nueva categoría de la gineta ibicenca cuando enumera los cambios más sobresalientes en el estado de las especies recogidas en este trabajo, que actualiza la lista publicada en 2009. En la ficha de este vivérrido de cola anillada como un lémur puede leerse: «Se distribuye por las zonas montañosas de la isla de Ibiza, principalmente es Amunts y sa Serra Grossa de Sant Josep.
En es Amunts se considera abundante, ya que se ha detectado en un 36% del territorio prospectado, y parece que la población aumenta». Para realizar esta ficha, se ha recogido información de diversos estudios y se señala, asimismo, que, debido a sus hábitos discretos y nocturnos, es más fácil y frecuente observar un ejemplar de jineta muerta, atropellada, en alguna carretera que viva en el bosque; en pocos meses, el grupo de estudio de carnívoros de la UIB (Carnívors IB), que recoge datos de atropellamientos de mamíferos carnívoros en todo el archipiélago, registró una veintena de casos de ginetas muertas en Ibiza.
"Es decir, buena parte del hábitat de la gineta está, en principio, protegida de la voracidad urbanística"
Los atropellamientos son, de hecho, la principal amenaza de esta especie, el factor que enturbia la buena noticia de la prosperidad de la especie. Y en el Llibre Vermell dels Vertebrats de les Illes Balears se apunta a la necesidad de realizar más investigaciones que «ayuden a conocer mejor el estado de la población y sus problemas, para plantear posibles medidas de conservación». Por otro lado –aunque su área de distribución es limitada y la especie es, por tanto, muy vulnerable a la pérdida de hábitats óptimos–, buena parte de los pinares y montañas en los que habita están declarados ANEI (Área Natural de Especial Interés) y también incluidos en la Red Natura 2000. Es decir, buena parte del hábitat de la gineta está, en principio, protegida de la voracidad urbanística.
También existen poblaciones de gineta en Mallorca y en Cabrera, y mantienen el estatus de preocupación menor que ya tenían. Las diferencias mostradas por los ejemplares de Ibiza –principalmente su evolución hacia el enanismo– motivaron que, en el año 1977, el biólogo Miguel Delibes de Castro describiera la variedad ibicenca como una subespecie (en homenaje a su esposa, la gineta recibió un nombre de reina: isabelae).
Por entonces, la población de ginetas de la isla se recuperaba de la intensa matanza a la que la sometieron los garduñeros peninsulares, que suministraban su preciada piel –su hermoso y característico pelaje dorado y negro–, a la industria peletera murciana. Tal presión cinegética prácticamente exterminó a otro mamífero carnívoro de la isla, la garduña o marta ibicenca (Martes foina), que, de hecho, se dio por extinguida en los 70. Sin embargo, el hallazgo de un ejemplar atropellado en es Amunts, en septiembre de 1998, ha mantenido desde entonces encendida la llama de la esperanza; la posibilidad de que esta especie aún siga existiendo, oculta en los bosques como un duende.
