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Coses nostres

Una sonda de más de veinte siglos

En el museo arqueológico se conserva el escandallo que se encontró en el pecio de Cap Negret hace 55 años, una pieza clásica con forma de campana igual a muchos otros instrumentos de este tipo que, de hierro o piedra, se han hallado en diversas excavaciones submarinas en el Mediterráneo.

El escandallo de Cap Negret. CAT

Más de veinte siglos atrás, los navegantes ya usaban sondas para averiguar la profundidad y el tipo de fondo que había bajo su nave. Es el dato que puede sorprender a quienes descubren una pieza como el escandallo del pecio de Cap Negret, un clásico escandallo en forma de campana que se conserva en el Museu Arqueològic d’Eivissa i Formentera y que los arqueólogos identifican muy bien porque se han encontrado otros similares en distintos pecios excavados en el Mediterráneo. Y, para quien no sea marinero y no sepa que es un escandallo, se trata de una de las dos piezas de una sonda. Es la plomada que se ata al extremo de la sondaleza –un cabo con nudos o marcas– y que se echa al mar para que llegue hasta el fondo. En realidad, el método es muy elemental, por lo que no debería ser muy sorprendente descubrir que en la antigüedad ya habían llegado a la conclusión de que este era un buen sistema para evitar encallar un barco. De hecho, antes de usar un escandallo fabricado, se usó cualquier piedra con un agujero a la que pudiera atarse una cuerda.

Es un poco más complejo, pero no mucho más, porque, tal y como explica el arqueólogo submarino Marcus Hermanns, este escandallo de forma tan común, «es cóncavo y estaba partido en la parte de abajo por cuatro cuadrantes en los que podía ponerse grasa o alguna sustancia a la que se adhirieran restos del fondo. Cuando se sacaba del agua, llevaba trazas de ese fondo y así se sabía si era de roca, arena, fango o posidonia. Si no sacaba nada, era de roca. Y con esa información se decidía dónde fondear». Es decir, esa sonda –constituda por sondaleza y escandallo– cumple una doble función; la de determinar la profundidad y la de conocer la composición del fondo.

Una década sin museo

La sede del museo arqueológico en Dalt Vila lleva algo más de una década cerrada por reformas. El día que reabra sus puertas, tendrá un ala dedicada a la arqueología submarina y se mostrarán en ella ánforas y piezas rescatadas en pecios como el de Cap Negret o el de es racó des Grum de Sal.

La situación en la que se encontraba el escandallo en el pecio de Cap Negret facilitó, asimismo, información adicional sobre el rumbo de la nave en el momento del naufragio. Así lo indicaban María José Almagro y Benito Vilar Sancho (directora del museo y promotor de la excavación) en un artículo escrito tras las excavaciones, en 1966, y dedicado a otra de las piezas halladas en el lugar: «La orientación general del pecio es paralelo a la costa y hemos podido colegir por la situación del cepo del ancla y del escandallo, hallados en el extremo Sur de la excavación, en el eje de la quilla, que esta parte debió ser la proa de la nave, que, por tanto, ésta apunta al Sur, de lo que cabe deducir que el barco trataba de entrar en la bahía de Sant Antoni cuando fue arrojado de costado contra la pared rocosa, hundiéndose allí mismo». A 35 metros de profundidad.

El más antiguo, en Sicilia

El escandallo más antiguo que se conoce es el scandaglio di Gela (Sicilia), datado 500 años antes de Cristo, que también es de piedra y conserva el gran agujero superior al que atar el cabo pero que, en lugar de la clásica forma de campana, tiene un cuerpo más ancho y achatado. Los escandallos más antiguos rescatados y conservados en museos son habitualmente de piedra, aunque ya hay piezas del siglo II antes de Cristo fabricados en plomo (cuando son de este metal, es más habitual llamarlos catapirates).

El escandallo de Cap Negret formará parte en un futuro –al igual que otras piezas de este pecio, como un sello para marcar ánforas y el cepo del ancla– del ala dedicada a la arqueología submarina prevista en la sede del museo arqueológico de Dalt Vila, que lleva más de una década cerrado por reformas.

Aunque hoy se usan de forma más habitual las sondas electrónicas, lo cierto es que unas evolucionadas sondas de mano con escandallo y sondaleza no son instrumentos raros en un barco y se usan a poca profundidad; si la tecnología falla, estas sondas no sufren averías.

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