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El inventario de la biodiversidad de Ibiza aboga por proteger más islotes

La conselleria balear de Medio Ambiente ha presentado una nueva edición del Llibre Vermell dels Vertebrats de les Illes Balears en la que mantiene la categoría de casi amenazada para la lagartija pitiusa pero propone mayor protección en algunos de los islotes con poblaciones más frágiles

Las lagartijas están en la lista roja. CAT

Hay que proteger específicamente como LIC (Lugar de Importancia Comunitaria) y como reservas naturales o similar los siguientes islotes: Porroig, sa Mesquida, l’escull de Figueretes, sa Guardiola o illa Galera, de Cala Salada, des Canaret, ses Margalides, de s’Hort o de s’Ora, illa de ses Rates y s’illa Negra de Llevant, que sólo cuentan con la protección urbanística que otorga el hecho de ser ANEI (Área Natural de Especial Interés)». La propuesta puede leerse en la ficha sobre la lagartija pitiusa (Podarcis pityusensis) de la nueva edición, la cuarta, del Llibre Vermell dels Vertebrats de les Illes Balears, en el que se evalúa el estado de conservación de las especies de vertebrados –aves, mamíferos, reptiles y anfibios– con poblaciones «estables y asentadas» del archipiélago, un total de 174 taxones.

No hay cambios en la categoría de la lagartija, que se mantiene en el estatus de especie casi amenazada que ya tenía en la edición anterior de este libro rojo, lo que significa que es un taxón de cuyas poblaciones hay que estar pendiente y que está a un paso de ser considerado, en un futuro tal vez cercano, como vulnerable o en peligro. Se incluye el reciente descubrimiento de poblaciones de este reptil en s’escull de Figueretes, s’illa de Punta Galera i s’escull d’en Terra. Y se destaca, como no podía ser de otra manera, la gran amenaza que supone para la conservación de este endemismo la llegada de serpientes a Ibiza y Formentera y la posibilidad, casi probabilidad, de que los ofidios puedan llegar nadando a algunos islotes.

El libro destaca la escasa información que existe sobre las poblaciones de aves comunes como los gorriones. | CAT

Ello sin olvidar otros desafíos, como el progresivo aumento del nivel del mar por el calentamiento global, que en el futuro podría dejar sumergidos pequeños islotes y eliminar así poblaciones enteras de lagartijas.

En la ficha de la especie se recomienda mantener y coordinar acciones de control de depredadores y «hacer un seguimiento periódico del estado de conservación de cada población, dado el alto riesgo al que se enfrentan». Pero también señala un pequeño dato positivo –aunque no sea una garantía de supervivencia– y es que las sargantanes no están tan indefensas ni son tan ciegas al peligro como muchos creen: «Parece que en pocos años, las lagartijas han desarrollado la capacidad de detectar por el olfato a las serpientes invasoras que las depredan». Anuncia, asimismo, «un plan de recuperación multiespecie de anfibios y reptiles con acciones concretas» para las lagartijas de Balears; es el Plan Boscà, que el Govern está tramitando en colaboración con la UIB y SEO/Birdlife.

Siguiendo en el apartado de los reptiles, las dos especies de dragons, de salamanquesas, presentes en las Pitiusas mantienen la categoría de preocupación menor. El dragonet o dragonet rosat (Hemidactylus turcicus) es la más rara de las dos especies, al menos en Ibiza, aunque se considera «en expansión». La especie más conocida y abundante es el dragó, Tarentola mauretanica, de la que se destacan, como amenazas, los atropellos en carretera y que también son capturadas por las serpientes invasoras (concretamente se ha detectado depredación por parte de la culebra de herradura, Hemorrhois hippocrepis).

La más abundante de las salamanquesas que pueden verse en las islas.

El caso de la gineta

En el capítulo de los mamíferos, y por lo que respecta a Ibiza, la buena noticia del libro rojo es el cambio de categoría de la gineta, de la subespecie ibicenca Genetta genetta isabelae. Este animal nocturno ha pasado de la categoría de casi amenazado a la clasificación de preocupación menor. Los estudios que se han recogido para esta reevaluación indican que la especie es abundante en es Amunts y sa Serra Grossa de Sant Josep y que, además, la población aumenta.

Respecto a los mamíferos quirópteros, en esta nueva edición del Llibre Vermell dels Vertebrats de les Illes Balears se recalca el gran avance –aunque no suficiente– logrado en los últimos años en el conocimiento de las especies de este siempre misterioso e injustamente subestimado grupo. Es el caso del murciélago Pipistrellus pipistrellus (ratapinyada petita comuna), que ya se sospechaba que era una especie común y abundante en todas las islas, calificada en la categoría de preocupación menor, y de la que estudios recientes han confirmado la bonanza de sus poblaciones. Para esta especie, como para la mayoría de los quirópteros, se propone «autorizar reformas en edificios con presencia de colonias solo fuera del periodo de cría (junio-agosto)», establecer una medida similar para las fumigaciones y seguir instalando cajas refugio; el pequeño Pipistrellus pipistrellus es la especie que mayor uso suele hacer de estas cajas.

La bióloga Carlota Viada, autora de esta nueva revisión de la lista roja destaca, de las más de 400 páginas del trabajo, el cambio de categoría de la gineta de Ibiza y también la situación de un conjunto concreto de aves: «Entre las aves, tenemos el grupo de las rapaces, a las que les ha ido mejor. El àguila peixetera (Pandion haliaetus), por ejemplo, vuelve a criar en Ibiza y ya hay tres parejas. También es verdad que se ha hecho un gran esfuerzo de conservación de las rapaces, no se recuperan de forma mágica, sino que se ha hecho mucho trabajo. Y ha colaborado toda la sociedad balear. Por otro lado, sin embargo, las especies de agua dulce tienen muchos problemas en las islas, sobre todo porque la Albufera de Mallorca, que era el gran refugio de las grandes poblaciones de estas aves, se está salinizando por la sobreexplotación de los acuíferos».

La situación de la gineta ha mejorado y ha pasado a ser una especie de preocupación menor. Oliver Martínez Oliver Martínez

Por lo que se refiere a toda una serie de aves comunes –como algunas especies de gorriones o los alcaudones– en la introducción del libro se señala una carencia importante: «Es necesario mejorar el conocimiento de las poblaciones y las tendencias de las aves comunes (en especial las de los ambientes agrarios) y de las rapaces nocturnas, de tendencias dudosas».

Finalmente, en el menos abundante capítulo de los anfibios, las cuatro especies evaluadas presentes en el archipiélago mantienen la categoría anterior. Cabe resaltar la grave situación del sapo verde (Bufotes balearicus), el calàpet, que era frecuente en Ibiza en los 60, muy raro ya en los 90 y que «actualmente su presencia es muy dudosa, sin observaciones contrastadas ni estudios recientes». En Formentera se considera ocasional.

Y, en este caso, las principales dificultades para la recuperación y supervivencia de la especie también resultan evidentes: «Los principales problemas están asociados a la alteración y la destrucción de su hábitat por urbanización, el déficit hídrico (agravado por la expansión urbanística, sobreexplotación de acuíferos, episodios de sequía) y el abandono agrícola y ganadero (muchos estanques dejan de ser funcionales y los calàpets buscan lugares alternativos, como las balsas de depuradoras con paredes lisas de las que no pueden salir».

El libro rojo es una herramienta más que las administraciones, empezando por el Govern balear, deben usar para aprobar planes de conservación y recuperación de las distintas especies. Y si hay que extraer conclusiones generales de esta nueva edición publicada del Llibre Vermell del Vertebrats de les Illes Balears, dos de las más importantes deben ser el gran trabajo que aún es necesario realizar para conocer muchas de las poblaciones de anfibios, reptiles, aves y mamíferos que habitan el territorio de las islas y el poco espacio que el ser humano les está dejando para prosperar; la pérdida de hábitats es la gran amenaza compartida por todas las especies, excepto la humana.

PARDELAS EN PELIGRO

Si hace quince años, una de las dos pardelas que nidifican en el litoral pitiuso aún se salvaba de los primeros puestos de las categorías de amenaza y se situaba en la cuerda floja que representa el estatus de casi amenazado, los datos negativos de la situación de la especie han hecho incluso que se salte la categoría de vulnerable y pase directamente a ser un ave en peligro, enfrentada a un alto riesgo de extinción. Es la pardela cenicienta (Calonectris diomedea), baldritja en las islas. «Es urgente poner en marcha medidas conocidas y efectivas (líneas espantapájaros, calado nocturno) para mitigar la incidencia del palangre sobre esta especie en todas sus áreas de alimentación, además de investigar nuevas medidas correctoras, desarrollar programas educativos para pescadores, sensibilizar y generar confianza mediante un trabajo colaborativo entre pescadores y conservacionistas». En la ficha de la especie se destaca así la enorme incidencia de las capturas accidentales en la muerte de ejemplares adultos –amenaza sobresaliente en el grupo de las aves marinas en general–, pero no olvida otras causas de la regresión de la especie, como la contaminación lumínica o la presencia de ratas o gatos en las colonias de cría.

En cuanto a la pardela balear (Puffinus mauretanicus), el virot, mantiene su estatus de especie en peligro crítico y se señala en su ficha que la «insostenible» mortalidad de adultos y juveniles «predice su extinción en tres generaciones». El virot, un endemismo que solo nidifica en Balears, es hoy una especie emblemática de la conservación en las islas, pero, de no reducirse de manera radical sus amenazas, las posibilidades de salvar la especie no son elevadas. Las medidas para la conservación de las dos pardelas deben ser –así se señala en el Llibre Vermell dels Vertebrats de les Balears– una prioridad.   

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