Diario de Ibiza

Diario de Ibiza

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Dominical | Imaginario de Ibiza

La xanga, puerto de sal y atunes

En la orilla de sa Sal Rossa existió una plaza empedrada de cantos rodados tan grande como un campo de fútbol. En ella, ya en el siglo XVI, se amontonaba la sal de ses Salines, que también alimentaba la industria de salazón de atunes que se atrapaban en la almadraba de es Freus

La plaza, al igual que la torre, fue construida en el siglo XVI para amontonar la sal de las salinas. x.p.

No perdamos nada del pasado. Solo con el pasado se forma el porvenir. (Anatole France).

Ahora que la pesca del atún rojo, aunque con grandes limitaciones, ha vuelto a Ibiza tras años viendo a los atuneros foráneos faenar frente a nuestra costa con avionetas y radares, cuesta imaginar que Ibiza llegara a poseer una importante industria relacionada con la captura de estos enormes túnidos y la posibilidad de conservar su carne con la sal de las salinas.

Gracias al trabajo de los arqueólogos, hoy podemos seguir el rastro de las dimensiones, estructura y funcionamiento de esta conservera, y concluir que en la Ibiza de antaño existieron empresas mucho más estratégicas de las que hayamos podido imaginar. Para ello, hay que desplazarse hasta la orilla de la Xanga, en el Parque Natural de ses Salines, estacionar al pie de la torre des Carregador, concebida precisamente para proteger este eje fundamental de la economía ebusitana, y observar el paisaje con detenimiento.

Ibiza llegó a poseer una importante industria relacionada con la captura del atún rojo

Sobre los escollos bermejos de la orilla norte, a continuación de las casetas varadero que cierran la rada y los restos de lo que parece un muelle que se prolonga hacia s’Illa de sa Sal Rossa, aguarda una plaza empedrada de unos 250 metros cuadrados, recientemente desenterrada. Su retícula de cantos rodados es similar a la que existía en el camino de acceso a la orilla, ahora desgastada por el paso de los coches y que la gente, popular y equivocadamente, conocía como el camino romano.

Banco de atún rojo, en una imagen de archivo. DI

6.000 metros cuadrados

La plaza, al igual que la torre, fue construida en el siglo XVI para amontonar la sal de las salinas y sus dimensiones eran colosales. Los arqueólogos aseguran que tendría una superficie de unos 6.000 metros cuadrados, que ahora se hallan en su mayor parte enterrados por las casas colindantes y sus jardines, aunque probablemente se conserven en buen estado. Una pequeña parte de ella ha desaparecido a consecuencia de la erosión de los temporales, pero llegó a ser tan extensa como un campo de fútbol.

En aquellos tiempos, la sal ibicenca ya se exportaba mayoritariamente y los estanques incluso llegaban hasta los alrededores de esta cala y Platja d’en Bossa. Como aún no existía el muelle de sa Canal, los barcos fondeaban en estos alrededores y cargaban en el muelle. A pesar del estado ruinoso que presenta en la actualidad, conservó su estructura más o menos íntegra hasta los años cincuenta del siglo pasado.

En el lado norte del camino, una antigua casa que, junto con aljibes y cisternas, conformaba la industria de salazón de atunes, que se capturaban en la almadraba que existía en es Freus, camino de Formentera. Hasta aquí se traían estos enormes pescados, que podían superar en ocasiones los 300 kilos de peso, y los despiezaban sobre unos bancos de madera llamados chancas, nombre procedente del italiano chianca, originando el topónimo Xanga.

Para el ibicenco interesado en su historia, existen pocos placeres más gratificantes que vislumbrar un paisaje y seguir a través de sus elementos la huella de la historia. Una visita a la Xanga, con el conocimiento que hoy tenemos sobre ella, emociona en este sentido sobremanera. Por eso, resulta insólito que no haya ningún soporte explicativo que desentrañe tan interesantes vicisitudes a los legos.

Compartir el artículo

stats