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Dominical | Coses nostres

Caracoles en la tormenta

Los temporales de primavera arrastran hasta las costas una gran variedad de organismos, entre los que se encuentra un curioso molusco violeta que este año ha llegado a miles a la playa de es Cavallet

Uno de los caracoles pelágicos arrastrados hasta es Cavallet hace una semana. CAT

Pleuston es el primer concepto que hay que conocer para comprender al singular caracol violeta del género Janthina, conocido también, popularmente, como caracol de tormenta morado. Y el pleuston engloba a toda una serie de organismos –plantas o animales; macroscópicos o microscópicos– que habitan en la superficie del agua, entre cielo y mar, mecidos y transportados por las corrientes. De hecho, pleuston significa flotante en griego. Y a este grupo pertenecen hidrozoos tan conocidos como la barqueta de sant Pere (Velella velella) o la carabela portuguesa (Physalia physalis), muy común la primera y ocasional en Balears la segunda. Mucho menos conocido pero también flotante, el caracol violeta ha sido el protagonista de los últimos temporales registrados en las islas al ser arrastrado a millares hasta la costa por el viento; el domingo 25 de abril se registró su llegada en Formentera y la orilla de la playa de es Cavallet amaneció cubierta de miles de caracoles y de barquetes de sant Pere, llamando la atención de quienes paseaban por la arena. Desde la punta de es Cavallet hasta la punta de sa Torre de ses Portes, podían observarse montones de curiosas estructuras –de un centímetro hasta algo más de cinco– como burbujas unidas a unos pequeños sacos de color rosa o morado y, en ocasiones, con el caracol que las crea aún pegado a ellas.

«Este caracol, que habita en mar abierto, genera burbujas que usa como flotador, y la parte morada es la puesta, los huevos», explica Laura Prieto, investigadora del Instituto de Ciencia Marinas de Andalucía (Icman-CSIC). Este centro del CSIC mantiene un convenio con el Imedea (Institut Mediterrani d’Estudis Avançats), el Socib (Sistema de Observación Costero de las Illes Balears) y el Govern para controlar el avistamiento de medusas o de hidrozoos como la carabela portuguesa y poder prever su llegada a la isla. «Todos estos organismos son arrastrados según un modelo de circulación de corrientes oceánicas superficiales», señala para explicar la posibilidad de prever su llegada.

El segundo gran concepto que hay que asimilar es lo que los científicos llaman bloom primaveral, un momento en que la luz y los nutrientes provocan una explosión de vida. Se produce entonces una reacción de vida en cadena. Porque al bloom del fitoplancton (el plancton vegetal, primer paso para la vida marina) sigue el bloom del zooplancton y de los organismos que viven de él. «Así que ahora también el caracol violeta tiene su bloom», al mismo tiempo que los hidrozoos de los que se alimenta, fundamentalmente los citados Velella velella y Physalia physalis. Es, precisamente, de estas dos especies que adquiere sus tonos violeta, absorbidos de sus cnidocitos (donde guardan las toxinas), que el caracol es capaz de asimilar sin que el veneno le afecte para nada más que para cambiar de color.

Pasto de los chorlitejos

Ante la llegada de miles de individuos a la costa, el mismo día en el que se produjeron varamientos masivos similares en costas de Menorca y Valencia, la gran pregunta es si se trata de un nuevo desequilibrio en la naturaleza. A tal cuestión, la investigadora del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía aclara que «es parte del ecosistema marino, y que algunos años lleguen en mayor cantidad que otros no significa que el ecosistema esté más sano o menos».

Parte del sistema es también el aprovechamiento que la fauna del litoral hará de los restos de estos caracoles marinos flotantes. El lunes, tras los varamientos del fin de semana, varios chorlitejos patinegros se alimentaban de lo que el viento había arrastrado a la playa de es Cavallet. Y en sa Conillera, los investigadores que actualmente están realizando un estudio sobre los insectos del islote han observado fragmentos de conchas de caracoles de tormenta regurgitados por gaviotas.

La cadena trófica

Los restos de los organismos marinos arrastrados a las costas por los temporales son bien aprovechados por la fauna del litoral; tras el fuerte viento del fin de semana, los chorlitejos patinegros encontraron abundante alimento sobre la arena de es Cavallet. 

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