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Coses nostres

La cola de dragón de es Vedrà

Bestorre, un nombre relacionado con castillos y murallas, es también la punta oeste de es Vedrà, un macizo de 197 metros de altura a cuyos pies está instalado el pequeño faro del islote y que muchos pescadores aún conocen como la Cabra

Nudibranquio conocido como vaquitasuiza fotografiado en Bestorre.

Se denomina bestorre a una torre enclavada en una muralla para completar la defensa del fuerte. Para los ibicencos, Bestorre es el extremo del gran macizo de es Vedrà, el final del tramo que se extiende hacia el oeste, algo al suroeste, en un descenso de crestas de roca desde lo más alto del islote hasta donde se pierde en el mar. Parece la punta de la cola de un dragón dormido en el agua, pero es una torre natural de 197 metros de altura defendida por halcones, una torre cubierta de cuevas negras en su oscura pared norte y a cuyos pies, en un extremo de tierra que forma una J hacia el sur, se encuentra el discreto faro de es Vedrà. 

Esa pared norte, bajo la que se halla un conocido punto de buceo llamado es racó de sa Bestorre o de na Bassetes, es el lado oscuro del islote. Es un muro vertical, gris con manchas negras en la base sobre el mar, en el que se abren grandes ojos también negros que sirven de refugio a las aves que frecuentan los islotes. Se halla a la sombra gran parte del día, proyectando a su vez su sombra sobre un agua de un azul intenso, tan profundo como lo es el descenso más allá de su superficie, donde rápidamente se alcanzan los 50 metros. Al acercarse a Bestorre, y antes de poder contemplarlos, pueden oírse los gañidos de los halcones marinos que allí habitan. Y que allí también nidifican. Bestorre tiene una íntima relación con las aves, sobre todo con las rapaces a las que les gustan las alturas de los acantilados abruptos. Es en este peñasco donde quedó abandonado el último nido del último ejemplar de águila pescadora de las islas, una especie que anidó en las Pitiüses hasta los años 70 y que recientemente ha vuelto a hacerlo en ses Salines. 

LA CABRA

Antaño, los pescadores solían llamar la Cabra a la prominente roca de sa Bestorre, una denominacion que muchos aún recuerdan y utilizan. Así, aún queda una cabra, aunque de piedra y 197 metros de altura, en el islote de es Vedrà.

También es este lado oscuro el que algunos relacionan con el fenómeno ovni. Incluso hay turistas que se acercan a bucear a la zona preguntando a los instructores y a otros buceadores si es verdad que allí los instrumentos de navegación del barco dejan de funcionar, si las brújulas se vuelven locas, y si han visto en las profundidades algo extraño, algo que pudiera enlazar con la mitología moderna asociada a es Vedrà y que podría situar una base ovni submarina precisamente más allá de es cap de sa Bestorre. La decepción que más de uno se lleva ante las respuestas debería quedar más que compensada con la riqueza de los fondos del islote y la nitidez de sus aguas. 

La punta del faro

Asociado a sa Bestorre, está es Bestorrí, un peñasco de 135 metros situado justo antes de la punta final de es Vedrà. Al sur, sa Bestorre es muy diferente. No hay balcones negros y los colores de sus rocas revelan largas horas al sol. La pared está algo hundida y de ella parecen haber caído grandes rocas que han formado la denominada punta de es Faro, donde, como indica su nombre, se halla la señal marítima que se instaló allí a mediados de los años 20 con la categoría de baliza. Por su discreta ubicación y su aspecto sencillo, hay quienes aún se sorprenden al descubrir que es Vedrà posee un faro. Y es que ni el faro ni la mola de sa Bestorre son visibles desde la playa de Cala d’Hort.

No lo son desde muchos de los puntos de la costa desde los que es habitual contemplar es Vedrà y es Vedranell. Sa Bestorre no aparece en la mayoría de las fotos más conocidas y difundidas de los islotes, perdiéndose con ella su contrapunto. Cuando lo hace, su silueta completa el contorno del dragón como si, realmente, y mientras se buscaban ovnis, el dragón y su cola, sobresaliendo a medias del mar como Godzilla acercándose a Nueva York, hubieran pasado desapercibidos.

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