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Reportaje

Así es la búsqueda de la cura del covid en el mar de Ibiza

La ascidia aplidium albicans, fue hallada en 1988 por una expedición de Pharmamar. Ahora ha logrado sintetizar el principio activo, la plitidepsina, que en sus ensayos disminuye en un 99% la carga viral del Sars-cov-2

Un biólogo de Pharmamar durante una inmersión en busca del Aplidium Albicans Pharmamar

La empresa PharmaMar lleva 35 años investigando los fondos marinos del mundo en busca de organismos de los que extraer principios activos para la fabricación de medicamentos antitumorales y antivirales. En la actualidad se centra en el desarrollo de un fármaco antiviral que disminuye, en los ensayos, en un 99% la carga del SARS-CoV-2, el virus causante del covid.

En el origen de esa investigación está un organismo marino, un tunicado del género de las ascidias , el Aplidium albicans, que se halló en las aguas de Ibiza y Formentera, en los fondos de es Vedrà, las Illes Bledes, s’Espardell y Tagomago, a finales de los años ochenta del siglo pasado.

El Aplidium albicans es un tunicado del género de las ascidias. Pharmamar

La biofarmacéutica avanza progresivamente en sus ensayos clínicos a partir del principio activo plitidepsina, extraído del Aplidium albicans y base del medicamento Aplidin, que en principio fue concebido como un anticancerígeno. Las últimas investigaciones con resultados muy alentadores sobre la efectividad del medicamento apuntan a que pueda convertirse en uno de los fármacos más eficaces para la cura del covid, respecto al actual tratamiento del Remdisivir. De momento, la empresa esta tratando de avanzar en la última fase III del riguroso proceso antes de la aprobación del medicamento.

El potencial del mar

Cuando en 1986 se fundó Pharmamar, su presidente tuvo muy claro el potencial que tenían determinados organismos marinos para extraer principios activos que acabaran con tumores y virus. Ahora, 35 años despues, uno de los organismos que fue identificado en esos años puede ser la clave para curar una de las enfermedades que azota a la humanidad en este segunda década del siglo XXI. 

Pero la relación de este hallazgo con las Pitiusas se remonta a finales de los años ochenta del siglo pasado, cuando las primeras expediciones de la famacéutica pusieron el foco en el entorno de los islotes de es Vedrà y Tagomago en Ibiza y des’Espardell en Formentera, todos estos enclaves están situados en zonas protegidas ya sea en la Reserva Natural de es Vedrà o en el Parque Natural de ses Salines.

El actual jefe del departamento de colección de organismos marinos de PharmaMar, Santiago Bueno, recuerda que, en su juventud, la primera vez que llegaron a aguas pitiusas fue en 1988. Dos años antes, la compañía daba sus primeros pasos con un plan de expediciones por todo el mundo, con el objetivo de extraer el potencial de los organismos marinos para sintetizar principios activos contra tumores y virus. Una apuesta por los recursos marinos en el campo de la medicina que el presidente de la compañía, José María Fernández Sousa, acuñó en esos primeros años con el lema que ahora es más vigente que nunca: «En el mar está el futuro de nuestra salud».

Esteiniscidia turbinata’, cultivada en los noventa en s’Estany des Peix. Alejandro Martín

La expedición de 1988

La primera expedición que llegó a Ibiza, financiada por PharmaMar, lo hizo a principios de los años noventa, cuando empezaron a buscar este animal invertebrado que vive en fondos de unos 40 o 50 metros. Por eso no suele ser un organismo que llame la atención y pasa más bien desapercibido a no ser que se le busque.

El biólogo y buceador Santiago Bueno, tiene una larga experiencia en la localización e identificación de seres marinos. Como jefe del departamento de la colección de organismos marinos de su empresa guarda 250.000 macro y micro organismos en los que Pharmamar investiga: «Todo empezó en 1986 cuando se fundó la compañía, entonces se estableció un programa de obtención de muestras, entre todas esas campañas hubo una la de 1988 con el buque García del Cid».

Esta especie de ascidia es considerada como poco común en el Mediterráneo y originalmente su presencia está descrita en el Atántico Este

Se trató de una expedición en el barco de investigación oceanográfica del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), financiada por esta compañía y que llevaba a bordo científicos del Centro de Estudios Avanzados de Blanes, dirigido por la investigadora María Jesús Uriz y que contó con la participación de uno de los pocos especialistas mundiales en tunicos, el investigador Xavier Turon, «que fue el que identificó esta ascidia», recalca Bueno.

Vista de es Vedrà. zowy voeten

En esa expedición de hace ahora 33 años fue cuando se extrajo el Aplidiun albicans: «Posteriormente se hicieron otras campañas, en 1991, también en Balears, y se volvió a recoger alguna muestra concretamente en el fondo de es Vedrà, porque una de las características de esta ascidia es que vive en profundidades de entre 40 y 50 metros. Después también la encontramos en S’Espardell [Formentera], en Tagomago y en ses Bledes, en Ibiza».

Esta especie de ascidia es considerada como poco común en el Mediterráneo y originalmente su presencia está descrita en el Atántico Este: «Es curioso porque no está considerada como una especie habitual en el Mediterráneo, pero nosotros la hemos localizado en algunos de esos sitios de forma abundante, que es lo que nos llama la atención», precisa el biólogo.

El jefe de departamento asegura que la compañía se ajusta a criterios éticos durante todo el proceso de extracción de muestras: «Nuestra forma de proceder es coger pocos gramos de muestras que corresponden a distintos organismos marinos y el motivo es debido a que en la primera fase de la investigación utilizamos dos gramos y a partir de esa cantidad ya somos capaces de determinar si tiene actividad biológica o no».

Santiago Bueno, jefe de la colección de organismos marinos, con una muestra de Aplidium, en sede de la empresa en Madrid. Pharmama

Más tarde, en el proceso de investigación, « para dilucidar si la molécula es responsable de esa actividad, es verdad que los químicos necesitan de un poco más de biomasa, pero estamos hablando de 20 gramos. Luego desarrollamos la síntesis química para en laboratorio, no sacamos más cantidad porque no nos hace falta», asegura.

Pharmamar cuenta desde su creación con un equipo de biólogos marinos y buceadores profesionales que son los responsables de las campañas marinas de obtención de muestras que realizan de forma periódica por todo el mundo. La metodología que utilizan es «totalmente manual y selectiva», usando distintos sistemas de inmersión como el rebreather, que permite reciclar el aire y controlar la descompresión cuando se encuentran en produndidad, reduciendo sus tiempos: «Recogemos bajo el agua muestras de distintos organismos que aislamos en bolsas de plástico para que no interactúen unas con otras, luego fuera del agua las clasificamos e inmediatamente las congelamos para que no pierdan sus características químicas, que es lo que nos interesa», explica Bueno.

José María Fernández Sousa, presidente de la compañía. Pharmamar

El biólogo apunta que tiene la suerte de trabajar en una empresa pionera en el mundo en la elaboración de fármacos antitumorales solo y exclusivamente a través de organismos marinos: «Siempre hemos apostado por el potencial del mar» y a partir de esa base han desarrollado una línea de investigación.

Santiago Bueno destaca que en estos momentos los resultados que han obtenido con la plitidepsina, extraída del Aplidium albicans, «son alentadores, hay que esperar a que conlcuya toda la fase clínica y en estos momentos estamos en disposición de pasar a la fase III, previa a obtener la aprobación».

Como responsable de la colección de organismos marinos de su empresa, a lo largo de más de tres décadas, custodia un total de más de 250.000 muestras que han obtenido de distintos mares y océanos del planeta: «Tenemos un departamento de microbiología y aprovechamos todas estas campañas para recoger muestras y poder aislar organismos que también son capaces de desarrollar principios activos».

Un equipo de tres buceadores en plena extracción de biomasa del ‘Aplidium albicans’, encontrado en los fondos de los islotes de las Pitiüses. Pharmamar

Formentera

Pharmamar también estuvo presente en la última mitad de los años noventa y principios del siglo XX en Formentera, donde extajo otro invertebrado también del grupo de los tunicados, la Exteiniscidia turbinata, considerado como un tunicado colonial simple que nada tiene que ver con el Aplidium albicans que es calificado de complejo: «El motivo es que el Aplidium albicans tiene una túnica común que envuelve a todos los organismos, mientras que en la Ecteiniscidia se ve cada individuos que forma la colonia y cada uno tiene su túnica», aclara el biólogo.

«El motivo es que el Aplidium albicans tiene una túnica común que envuelve a todos los organismos, mientras que en la Ecteiniscidia se ve cada individuos que forma la colonia y cada uno tiene su túnica»

Santiago Bueno - Biólogo

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Otra de las diferencias importantes y determinantes en la vida de estas especies es que la primera ascidia, el Aplidium vive en un fondo de entre 40 y 50 metros, mientras que la esteiniscida cultivada en Formentera vive entre los 4 y 5 metros, como por ejemplo en s’Estany des Peix, donde incluso se llegó a cultivar.

Santiago Bueno recuerda que en esos años hasta que consiguieron sintetizar la trabectedina estuvieron cultivando ese tunicado en s’Estany des Peix en su medio natural. Como resultado de esa investigación, Pharmamar logró la aprobación del Yondelis, un medicamento que se utiliza actualmente en todo el mundo para combatir el cáncer de tejidos blandos y el de ovario.

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