Ses Feixes se degrada día a día ante nuestros ojos sin que ninguna de las instituciones que deberían velar por la conservación de tan importante enclave medioambiental sea capaz de ponerle freno. Esta primera frase sería el resumen de lo que ecologistas de los principales grupos de las islas piensan de la situación que vive lo que a menudo es denominado el pulmón verde de Vila, situación que denuncian constantemente con escritos a ayuntamientos y Consell y fotografías en las redes sociales. Y no hace falta, en realidad, recurrir ni a expertos ni a organizaciones ecologistas para comprobar el total abandono que sufre la zona, porque un paseo por el cañaveral pone en evidencia sus graves carencias.

Dos primeros ejemplos pueden valer para entenderlo todo; un ave sumergiéndose en aguas contaminadas y una laguna desaparecida. La primera imagen la ofrece la portavoz del GEN (Grup d'Estudis de la Naturalesa) Neus Prats, de su última visita a la zona de es Prat de ses Monges, más popularmente conocido como ses Feixes de Talamanca. Allí observó a un martín pescador, un blauet, pescando en acequias llenas de basura, de trozos de plástico, cajas, latas y un sinfín de porquería diversa. Esa es la primera imagen de ses Feixes, la de un ave intentando sobrevivir en el estercolero. Y sirva el caso, también, como ejemplo de la diversidad de avifauna que puede encontrarse en el lugar, a menudo desconocida por los ciudadanos de la isla. De hecho, algunos han mostrado su sorpresa por la presencia de la especie en Talamanca cuando Neus Prats ha subido a las redes sociales las fotos que realizó.

El segundo ejemplo pone de manifiesto no sólo cómo va desapareciendo el humedal sino también cómo se aprovechan de ello los intereses especulativos. Entre la carretera y la playa, y entre bares, casas y restaurantes, aún pervive parte de ses Feixes. Hace tres años, cubrieron de tierra una de las lagunas de esa zona y Amics de la Terra lo denunció ante el Ayuntamiento de Vila. No pasó nada.

La tierra se tragó la laguna y así se va enterrando todo el humedal. De hecho, ya hay una empresa que, aprovechando el destrozo, hace planes para edificar allí un beach club. Lo llaman «proyecto de recuperación». El bar está ya diseñado y dibujado sobre el papel, por si en el ayuntamiento llegan a la conclusión, algún día, de que el solar ya es poco más que un foco de suciedad y molestias. Y es que la zona se ha ido perdiendo durante décadas alimentando el mito de que aquello no es más que un nido de mosquitos y ratas que no vale la pena conservar. Es la idea con la que se presenta siempre el interés urbanístico y que ha rodeado ses Feixes de edificios. La verdad, sin embargo, es que la importancia ecológica del humedal para la biodiversidad es innegable, y baste recordar que estas zonas húmedas, en España, albergan el 40 por ciento de las especies de aves acuáticas que invernan en el Mediterráneo Occidental.

Oasis de biodiversidad

El biólogo Joan Carles Palerm, presidente del GEN-GOB, destaca dos puntos importantes al hablar de ses Feixes. El primero -que vendría a ser la mala noticia- es que, ante la falta de intervenciones para su rehabilitación, las condiciones de la zona húmeda se van alterando y está pasando de ser un hábitat salobre-dulce a convertirse en un hábitat salado, por lo que «las especies presentes van cambiando y eso implica una pérdida de biodiversidad». El segundo punto -la buena noticia- es que la estructura del ecosistema es sencilla y «cualquier intervención permite una recuperación rápida». Es decir, con pocos esfuerzos -como el control de la entrada de agua salada con compuertas- se consiguen grandes resultados. Aunque, claro está, la situación es reversible hasta cierto punto. «Cuanto más tardemos en ponernos, menos margen para mejorar habrá», sentencia el biólogo.

El presidente del GEN también aporta un ejemplo concreto de la situación, uno que ilustra hasta qué punto los pequeños cambios pueden suponer grandes transformaciones. Justo al pasar la rotonda antes de la playa y hasta la pasarela de madera, detrás del hostal Talamanca, existe un terreno que durante muchos años se ha usado para acumular restos y material de las obras que se han ido llevando a cabo en el puerto de Vila, de forma que hay años que aquello es una montaña de escombros y paréntesis en los que las aguas de lluvia pueden formar allí una gran balsa de agua.

Esa balsa se convierte entonces en un oasis de biodiversidad en el que incluso nidifica el chorlitejo (picaplatges), un ave que en la isla cría sólo en sa Sal Rossa (aunque este año, en el que su época de cría coincidió con el confinamiento, ha llegado a nidificar en las dunas de es Cavallet). «Y con algo tan sencillo, resulta que ya tienes ahí a una especie que antes no nidificaba».

En el camino principal de ses Feixes, las acequias que lo bordean a ambos lados, en los que siempre se observa alguna gallineta (polla d'aigua), están llenas de basura y algunas tienen el aspecto de estar contaminadas con productos oleosos. Este camino es una frontera entre el municipio de Ibiza y el de Santa Eulària. Y un vecino y propietario de la zona, Marc Marí, que lleva años denunciando ante las instituciones la situación del barrio, aporta algunos datos a esta crónica del abandono. A ambos lados del camino, se cuentan una veintena de propiedades; la mitad de ellas son casas 'okupas', infraviviendas en las que se acumulan montones de desperdicios, y están ubicadas preferentemente en territorio del ayuntamiento de Vila.

En una de ellas, adentrándose entre los juncos, detrás de un portal de feixa que aún se mantiene en pie y de un mónton de basura, los inquilinos mantienen ponis y otros animales. Algunos de los vecinos de este submundo entre las cañas tienen, además, relación con el tráfico de drogas y no es raro ver pasar algún coche del Cuerpo Nacional de Policía. Tampoco es extraño observar a algunos de estos habitantes echando porquería a los canales de agua, incluso defecando en ellos, afirma Marc Marí. No sólo hay infraviviendas, sino que incluso hay un hombre que vive, desde hace un lustro, tras los juncos, bajo un pino, donde acumula montones de enseres.

La respuesta de las instituciones

Y, en cuanto a la respuesta de las instituciones ante este panorama, desde el Ayuntamiento de Ibiza aseguran que, por lo que a ellos les toca, «se están preparando órdenes de ejecución a los propietarios de las fincas para recordarles su obligación de mantenerlas en buen estado y poder tomar otras medidas si no lo hacen». Lo cierto es que la basura no es una novedad y que este sistema de advertencias no parece dar gran resultado. Además, alegan que «el verdadero salto de calidad se podrá hacer cuando empiece a aplicarse el plan de gestión previsto en el Plan Especial aprobado por Ibiza y Santa Eulària».

Aseguran desde el Consistorio que la institución que debe coordinar esos trabajos es el Consell, «al que llevamos pidiendo todo el año que organice las reuniones de coordinación y empiece a marcar objetivos y tareas. Se comprometieron a convocar la primera reunión antes de que acabara el año pero de momento no ha sido así, así que por nuestra parte seguiremos insistiendo para que se haga y se puedan empezar a poner en marcha actuaciones más contundentes de mejora de la zona».

El Ayuntamiento de Santa Eulària, con una gran parte de su territorio clasificado como zona rústica, ha abierto este año un expediente por el vertido de cascotes y hierro en una parcela: «Y si no lo retiran tendremos que retirarlo nosotros y después pasarles la factura». Asimismo, este ayuntamiento también tiene previsto en 2021 reclamar a algunos vecinos que restauren algunos portals de feixa que se encuentran en mal estado.

El Consell, por su parte, está pendiente de conseguir los fondos que necesita para acometer la parte de la recuperación que les corresponde, que es la creación de un centro de interpretación. Lo cierto es que el proyecto dependía de los fondos estatutarios que este año se han perdido por haber vencido los plazos para su uso, pero desde la máxima institución ibicenca han asegurado que Govern y Gobierno central están negociando la recuperación del dinero, aunque la partida llegue con otro nombre.

A efectos prácticos, sin embargo, el centro no supone una necesidad acuciante para la conservación del ecosistema y desde el Consell, a través del departamento de prensa, recuerdan que el mantenimiento es competencia de los ayuntamientos. Una vez que se haya creado la comisión de ses Feixes, en la que deben estar todas las instituciones con responsabilidad en los múltiples enfoques que tiene la zona como problema, el Consell también podría asumir mejoras que los ayuntamientos no puedan costear.

Ante todo ello, hay que recurrir a la historia reciente de la isla, y a las hemerotecas, para comprobar que el problema se arrastra desde hace décadas; en los años 70 ya hay informaciones en Diario de Ibiza en las que las palabras "abandono» y «ses Feixes» van unidas en la misma noticia, así que la pregunta fundamental no es ya qué es necesario hacer en el pulmón verde de Vila, sino cuándo se empieza a trabajar para recuperarlo.