La otra Ibiza

«El ajedrez es muy cruel»

jorge calvo es un gran aficionado al ajedrez, pasión que comparte con el bosque, donde trabaja. sus 38 años en la isla le han permitido descubrir una especie de lagartija o conocer a Kaspárov, gracias a su hermano, Rricardo.

Jorge Calvo disputa una 
partida con su hijo. j.C.

Jorge Calvo disputa una partida con su hijo. j.C.

Ibiza

Después de 38 años en la isla, el alcoyano Jorge Calvo, ibicenco de corazón, ha tenido tiempo para hacer casi de todo, y sobre todo para jugar al ajedrez. Trabajó en un chiringuito en sa Caleta, recorrió África en autoestop (Argelia, Burkina Faso, Mali, Senegal...), montó un bar en la plaza de sa Drasseneta en Ibiza, trabajó en el Instituto Balear de la Naturaleza (Ibanat) e incluso descubrió una población de lagartijas en el islote de es Vaixell. «Se trata de una especie que no se ha extendido por las islas. Es una colonia pequeña de 30 o 40 ejemplares. Tienen gigantismo y un color oscuro, negruzco. Es increíble que sobrevivan en un islote que no hay nada y que en ocasiones cubre el mar totalmente», cuenta.

Su vida se reparte ahora entre dos pasiones: El bosque, donde trabaja, y el ajedrez, su afición.

Un deporte del que su padre era aficionado y que comenzaron a jugar los diez hermanos en casa, cuando uno de ellos, Ricardo, aprendió mientras convalecía de una enfermedad. Su afición llegó tan lejos que fue maestro internacional e historiador de esta disciplina. Jorge habla con gran respeto y admiración de su hermano, fallecido en 2002. «La única vez que jugué con él lo hizo a ciegas, con negras y con un caballo menos. Me ganó». No se le olvida.

«Yo soy solo un aficionado, juego por entretenerme. Los martes, antes de la pandemia, quedábamos un grupo de jugadores en Can Jordi para disputar unas partidas amistosas, e incluso liguillas». Ahora, con las dificultades para el contacto, la mayoría de las partidas las disputa por internet con deportistas de un nivel similar de todo el mundo.

Para Jorge Calvo el ajedrez «es fascinante», tanto que no duda en afirmar que «es el juego de la vida». En este deporte, «no influye la suerte ni el azar, pierdes porque eres peor». «Así que cuando tienes un rival importante y pierdes te quedas muy mal». Por ello, Calvo asegura que «el ajedrez es el deporte más cruel que existe». Este juego también enseña a no menospreciar al contrincante, como le ocurrió a Víctor Korchnoi en las Olimpiadas de Ajedrez de 1966 en La Habana, que perdió contra Ricardo Calvo. «Pensó que mi hermano, un joven desconocido, sin un título importante, no era rival. En 18 jugadas le ganó», narra con orgullo y añade que «el respeto en este juego es básico».

Otra cosa es la rivalidad, como la que enfrentó a Kárpov y Kaspárov durante diez años entre 1985 y 1995. Los dos campeones del mundo representaban valores muy diferentes: «Kárpov la heterodoxia del régimen soviético y Kaspárov la novedad y la apertura», explica Jorge Calvo. Una batalla que iba mucho más allá del tablero y llegaba hasta las altas esferas políticas. Su hermano, fue perseguido por denunciar la corrupción de algunos directivos de la Federación Internacional. Jorge explica que «la clave por la que era tan importante ser presidente de la Federación está en la información que se podía obtener en los clubes de ajedrez». Quizá por compartir rebeldía, Kaspárov se sentía tan cercano a Calvo que se hicieron amigos y hasta le invitó a viajar a Ibiza, ocasión en la que Jorge le conoció.

Aunque actualmente apenas se habla de los campeones mundiales de ajedrez, Jorge Calvo espera que gracias a series como 'Gambito de dama' se reactive el interés, sobre todo en los jóvenes, por este deporte mental.

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