Si necesitas ahuyentar vampiros, la verbena es tu flor y tu planta. Que Anne Rice la escogiera como amuleto en 'Crónicas vampíricas' no fue una decisión arbitraria, ya que esta planta, de connotaciones mágicas muy acusadas e internacionales, es llamada hierba sagrada por la gran cantidad de ceremonias en las que, en diversas culturas de la Antigüedad, fue usada como ingrediente.

Protegía contra seres malignos, los druidas la escogían en sus rituales para predecir el futuro, en la Edad Media se colgaban ramilletes de verbena para intentar alejar la peste y algunas sociedades purificaban con ella los altares del sacrificio. Son muchos los conjuros, sobre todo de amor o protección, que emplean esta conocida hierba de los hechizos, y son muchas, asimismo, sus aplicaciones curativas. En su origen, incluso, ir de verbena pudo significar salir la noche de sant Joan a buscar esta planta para usarla en algún ritual. Se explica así en el libro 'Plantas medicinales. El Dioscórides renovado', de Pío Font Quer: «La eficacia de estos conjuros o las virtudes mágicas de esta planta requerían, muchas veces, una singular ceremonia para colectarla o un momento especialmente propicio, que venía a coincidir las más de las veces con el solsticio o con el día de San Juan». Así, añade, «ir de verbena pudo significar prepararse con gran regocijo para esta ceremonia, pero aunque hoy subsisten las verbenas, caso nadie se acuerda de la humilde planta que trae la felicidad y el amor a quien se hace con ella la víspera del indicado día».

Contrariamente a lo que pudiera parecer por tal popularidad, la verbena (Verbena officinalis), berbena en catalán, es una planta efectivamente «humilde», poco vistosa, y sólo los observadores, los que saben contemplar las cosas pequeñas, pueden apreciar la belleza de sus diminutas flores, que miden menos de cinco milímetros y tienen un suave tono rosado, muy pálido. «Cada flor se compone de un cáliz pequeñito, escasamente de 3 mm de largo, compuesto de cinco sépalos soldados. La corola es de color de lila, y forma dos labios: el superior es un poco más corto que el inferior y bilobulado, y el inferior con tres lóbulos. Los estambres quedan ocultos dentro del tubo de la corola». Así se describe la flor en la citada obra de Pío Font Quer.

La planta en conjunto no llama la atención, y las flores nacen en espigas largas y estrechas, en tallos muy ramificados que pueden alcanzar alrededor de medio metro de altura pero que son finos y con apenas hojas. Como para compensar su escasa vistosidad, esta planta es abundante en Ibiza y Formentera -también está presente en Mallorca y Menorca-, en márgenes de caminos, prados, torrentes y en las cunetas. Ahora mismo puede encontrarse en flor, por ejemplo, a lo largo de prácticamente todo es Camí des Fornàs.

Officinalis

El nombre officinalis, que no es raro encontrarse en Botánica como segundo término de una nomenclatura binominal, hace referencia a las propiedades medicinales de una planta, significa que es usado en las oficinas de farmacia. En el caso concreto de la verbena, sus usos han sido muchos y variados a lo largo de la historia, desde curar el insomnio o tratar la ansiedad hasta evitar que las heridas se infecten o actuar de neuroprotector y evitar el deterioro neuronal.