Sobre largos, finos y pelados tallos verdes se abren las flores de este narciso de otoño, narcís o ninou tardà en catalán y Narcissus obsoletus en su nomenclatura binominal, que florece en los meses de septiembre y octubre.

El de los narcisos es un mundo complejo, tanto por su enrevesado origen mitológico como por cuestiones de clasificación de especies. «Fingen los poetas que el narciso nació de un mancebo muy necio, el cual se enamoró de su propia sombra y a la fin se convertió en la flor de su mesmo nombre». Así se explica, citando al botánico Laguna, el origen del nombre en el libro 'Plantas medicinales. El Dioscórides renovado', de Pío Font Quer. Y vale para todos los narcisos conocidos, porque lo cierto es que en el género Narcissus se incluye una buena variedad de plantas, la mayoría de ellas apreciadas en horticultura y con mucha hibridación. Narciso es uno de los mitos más conocidos del mundo, que da nombre también a un trastorno de la personalidad y que explica el origen de la planta. De hecho, según el mito, el propio y bello Narciso se convirtió en planta tras caer, enamorado de su propio reflejo, a las aguas del río. Narciso -reinventado como Dorian Grey por Oscar Wilde en el XIX- se había enamorado de su imagen por la intervención de Némesis, diosa justiciera de la venganza, que lo castigaba así por su crueldad con la ninfa Eco, a la que había rechazado.

Se convirtió en planta o, al menos, y porque los mitos siempre tienen más de una versión, nació una planta en el lugar en el que Narciso cayó. La historia es hasta aquí muy conocida, pero no lo es tanto que la palabra narciso tiene el mismo origen que vocablos como narcolepsia, narcótico o narco, que no es otro que el narke griego, que significa adormecimiento o sopor. Y es por ello que a lo largo de la historia muchos botánicos han hecho referencia a las propiedades sedantes de algunas de las especies de narciso que se conocen, pero lo cierto es que no es una planta en la que destaquen esos efectos narcóticos, y la variedad de los alcaloides de este grupo vegetal es muy grande. Más a menudo, se hace referencia, para explicar el origen del nombre, a su peculiar olor penetrante e inconfundible. En el caso concreto de Narcissus obsoletus, su aroma es dulce pero muy suave.

El narciso de otoño es una planta silvestre, que crece en bosques y garrigas tanto de Ibiza y Formentera como del resto de las islas, donde destaca en septiembre y octubre por el brillo nacarado y blanco de sus flores. Su aspecto es mucho más sencillo que el que muestran los narcisos de los jardines. En el centro de la flor, que tiene seis tépalos (pétalos sin diferenciar del cáliz) y rara vez siete u ocho, destaca la corona de color naranja del centro, que contiene los órganos sexuales de la flor.

Y en cuanto al asunto de su clasificación, esta especie era conocida tradicionalmente en las islas como Narcissus serotinus. Sin embargo, tal y como ya ha incorporado el Herbari Virtual del Mediterrani Occidental, trabajos recientes «reservan este nombre para plantas que tienen la corona de color amarillo pálido y subdividida en seis lóbulos y que crece en la parte occidental de la Península Ibérica, mientras que en las zonas mediterráneas y en Illes Balears, las especie que hay es N. obsoletus, que tiene la corona de color amarillo vivo en las flores maduras y que, además, es continua o subdividida en tres lóbulos».

De la planta al mito

Fue la flor (o la planta) la que dio nombre al personaje mitológico de Narciso y no al contrario, ya que, de hecho, el mito intenta explicar el origen de una planta que puede encontrarse cerca de estanques o ríos, pero sí fue el Narciso mitológico el que dio paso al trastorno de la personalidad narcisista.