A lo largo de su ya dilatada historia, los habitantes de Ibiza y Formentera no han podido, aunque en algún momento lo intentaran con justificados motivos, vivir de espaldas al mar. Con horizontes sólo marinos, todo, fuera bueno o fuera malo, venía del mar. Con razón el poeta ve la isla como una 'nave de piedra' Y tiene sentido que el principal barrio de la ciudad, extramuros, se llame precisamente la Marina. Por todo ello es incomprensible que Ibiza carezca de una 'Historia Marítima', cosa distinta al Museo del Mar y de la Pesca que se ha proyectado hacer en la antigua casona de Sanitat Exterior, en la plaza de sa Riba, un enclave perfecto, pero un edificio a todas luces insuficiente, muy por debajo de lo que la mar y la pesca han supuesto históricamente para la isla.

Bien está, pero me temo que nos quedamos a medias. Y por lo que se refiere a la correlación que digo en nuestra historia del mar y las islas, disponemos de rigurosas monografías que nos hablan de nuestros litorales, de nuestros faros, de nuestros astilleros y de nuestros barcos, pero nos falta un relato integral que, con estricta hilatura, nos describa el devenir inseparable que han tenido, desde que tenemos memoria, Ibiza y el mar. Sorprende, en resumidas cuentas, que los textos más ambiciosos y de voluntad totalizadora que tenemos sobre las Pitiusas -caso de la 'Historia de Ibiza' de Macabich, los siete tomos de 'Illes Pitiuses' de don Joan Marí Cardona y los volúmenes de 'Ibiza y Formentera en la Corona de Aragón', de Bartolomé Escandell Bonet-, hablando como hablan de muchísimas cosas, el medio natural, la estructura territorial, demografía, linajes, documentación archivística, acontecimientos, hechos históricos, estructura eclesiástica, economía, cultivos, costumbres, folklore, leyendas, etc, paradójicamente, toquen el mar sólo de modo tangencial y de pasada.

El foco

Es una omisión que desconcierta, repito, siendo que el mar ha condicionado -y determinado las más de las veces- la historia de las islas y la vida de sus habitantes. Tal vez la dificultad de hacer ese relato marítimo completo esté en elegir con acierto el punto de vista, la perspectiva del estudio, el foco desde el cual podría abrirse la referida historia. Me pregunto si no podría ser la bahía de Vila que, desde los primeros tiempos se convirtió en el puerto -es decir, en la puerta- de la ciudad y de la isla. No podemos olvidar que durante dos milenios el mar ha sido el único camino de las islas y el puerto su principal escenario. Por él entraron los púnicos a los que debemos la fundación de Iboshim y por él llegan hoy los cruceristas que simbolizan y resumen el fenómeno turístico que explica la realidad que hoy viven Ibiza y Formentera.

Y si las historias marítimas se han limitado tradicionalmente al estudio de tres principales campos, -el del descubrimiento y la fundación de la ciudad (primeras poblaciones), el militar (avatares bélicos que abren y cierran periodos) y el comercio (intercambios con el exterior)-, hoy se han puesto las bases para una historia marítima de más amplios horizontes y que abre nuevos campos, particularmente el económico. En esta línea van los trabajos de Emili Giralt (discípulo de Vicens Vives) y de Álvaro del Castillo (discípulo de Ferdinand Braudel).

Corso, pesca, migraciones...

Lo que quiero decir es que tendría que incidirse en todas las temáticas concernientes a las actividades económicas en relación con el mar, migraciones, repoblaciones, tránsitos, corso, contrabando, astilleros, pesca, etc., además de cualesquiera recursos, caso de la explotación de las salinas y, en nuestros días, del mismo fenómeno turístico. Por incidir en un aspecto concreto, es fácil constatar que en nuestra historia insular apenas se habla de la pesca, siendo que el mar, ya en la edad del Bronce, como nos descubren los yacimientos del cap de Barbaria, ya era una formidable y casi exclusiva fuente de provisión, una despensa del todo necesaria; y cuando los púnicos ya utilizaban almadrabas para atrapar los atunes, eran comunes las salazones, se fabricaba y exportaba el garum a las mesas romanas y cuando la mar, en las Salinas, era también, ya en el mundo antiguo y en los siglos que siguieron, sin solución de continuidad, la principal industria de las islas.

Poca atención

La historia marítima y de la pesca arranca con nuestra primera memoria y explica, en buena medida, a lo largo de siglos, todo nuestro devenir. A partir de aquí, no se entiende que le hayamos prestado tan poca atención. Y algo parecido ha sucedido con las atarazanas. De ellas y de los maestros gremiales que operaban en ellas -mestres d’aixa, calafats, etc- tenemos, afortunadamente, gracias a los trabajos de Pere Vilàs Gil, un magnífico inventario de las embarcaciones construidas en Ibiza a partir de iniciativas privadas, armadores y navieras, caso de Wallis o Matutes, interesadas en disponer a su conveniencia de los medios de transporte que precisaban para garantizar los tráficos de su comercio.