Hoy por hoy, las situaciones en las que las chicas se sienten acosadas o intimidadas en los locales de ocio nocturno son numerosas. No es algo circunstancial que ellas cuenten; lo explican con mucha frecuencia: 'A según qué horas, en según qué locales, si hay gente, te meten mano'», resalta la responsable del Centro de Estudio y Prevención de Conductas Adictivas (Cepca), Belén Alvite.

Para frenar estas situaciones, para aprender a decir «no» y para enseñar a recibir y a respetar ese no, nace la campaña de prevención de las agresiones sexuales que lleva por lema 'Tú lo sabes. No es no', impulsada desde el Consell de Ibiza, el Cepca y la Oficina de la Dona, y que abarca sobre todo el ámbito educativo y del ocio nocturno, aunque también llegará al sanitario. «Tenemos que insistir, y muchísimo, en todo esto», subraya Alvite, y hace hincapié en que esta iniciativa es de «sensibilización» y que junto a ella es necesario seguir trabajando en las familias y los centros educativos para promover unas relaciones basadas «en el respeto y la aceptación», en las que los adolescentes aprendan a protegerse tanto a ellos mismos como a sus compañeros y a no acosar a los demás.

Un total de 30.000 posavasos, 500 tarjetones, 200 carteles, 3.000 libretas, 10.000 pulseras y 30.00 pegatinas para poner en las fundas de los móviles componen todo el material preparado para esta campaña que desde el Cepca empezaron a difundir a principios de marzo y que han tenido que interrumpir por la declaración del estado de alarma ante la crisis sanitaria provocada por el Covid-19. Una vez que se retomen las clases, según cómo se organicen los centros y qué posibilidades tengan desde el servicio para ir a realizar actividades, decidirán si se puede continuar como estaba planificado, si se entrega material a los profesores para que lo hagan llegar a los alumnos o si lo guardan todo y la retoman a principios del curso próximo. «La campaña seguirá teniendo vigencia igualmente», avanza Alvite.

'Si no quiero seguir, es no'

'Si cambio de opinión, es no'. 'Si no quiero seguir, es no'. 'Si me haces daño, es no'. 'Si ya no le gusta lo que hago, es no'. 'Si no lo sé, es no'. 'Si está inconsciente, también es no'. 'Si no digo sí, es no'. Éstos son algunos de los mensajes que se pueden leer en los distintos materiales de la campaña y que se quieren lanzar a la sociedad en general -«sigue haciendo falta incidir en la gente mayor», dice-, pero muy especialmente a los jóvenes y a los adolescentes.

La idea, resalta Alvite, partió de la responsable de la Oficina de la Dona de Ibiza, Tonyi Ferrer. «Ella la tenía muy clara en la cabeza», comenta y apostilla que aunque Ferrer suele atender a mujeres más mayores en este servicio, la realidad es que las edades de los casos que les llegan, «están bajando». «Cada vez atienden a mujeres más jovencitas», resalta e indice que ellos mismos, desde el Cepca -cuyos técnicos se sumaron a la «tormenta de ideas» para dar forma a ese punto de partida inicial-, también derivan a la Oficina de la Dona a las víctimas adolescentes a quienes detectan.

Y es que relata que en algunas ocasiones, en las charlas de prevención de la violencia de género que los profesionales del Cepca realizan en los distintos centros educativos de Ibiza, les ha sucedido que, al acabar, alguna chica se ha acercado y les ha dicho: «Eso que has contado a mí me ha tocado mucho porque yo lo estoy viviendo o lo he vivido». «Y ahí nosotros le preguntamos primero si su familia lo sabe, si alguien la está apoyando; le indicamos que igual deberíamos buscar la manera de ayudarla, de ir a algún sitio, y le ofrecemos la posibilidad de pedirle una cita de asesoramiento en la Oficina de la Dona», subraya.

Las dudas sobre el consentimiento

Pero no sólo esto sale en esas charlas y en las de programas como el Sextima, que imparten a los estudiantes de primero a cuarto de ESO. Una cuestión que para Alvite es fundamental y que destaca que deberían tener «muy clara» los adolescentes, es la relativa al consentimiento. «Pero no, sigue sin estar claro para ellos en muchas situaciones», alerta.

«Y una de las situaciones que nos preocupa especialmente es la que está relacionada con el consumo de sustancias», apunta y resalta que en ocasiones hay personas que «se aprovechan» de la desinhibición inicial y de la dificultad de la persona para expresar claramente que no desea hacer algo. «Por desgracia no es la primera vez que gente joven nos cuenta: 'He salido, he ido a una fiesta, estaba un poco bebida y me he encontrado en situaciones que no quería», relata Alvite.

En este sentido, llama la atención sobre la culpabilidad que llegan a sentir las chicas al creer que «han generado la situación y no la han podido parar». «Como no han dicho que no de forma clara, creen que la culpa es de ellas», destaca y relata un caso concreto: «Yo recuerdo a una chica que me dijo: 'He mantenido una relación sexual que no quería. Pero es que cuando se lo he contado a mis amigos, nadie lo ha visto así, todos me han dicho: Claro, es que si te pones como te pones, es que si dejaste que te acompañara'. Sus propios amigos justificaban lo que había sucedido pero ella seguía sintiendo que aquello no había sido una relación consentida».

Por eso, porque eso no puede ocurrir, porque «hay que elevar el nivel de intolerancia» y contribuir a que cuando salgan juntos se ayuden unos a otros, le pase a quien le pase, hay que explicarles con claridad qué es consentir y qué no lo es. Y en este sentido, Alvite comparte información en la que se resalta que consentir es un acuerdo activo para participar en un determinado acto, que no hay que dar nunca nada por supuesto y que estar conforme con besar o tocar no significa querer mantener relaciones con penetración.

Por el contrario, consentir no es, por ejemplo, insistir: «Ellos piensan que pueden llegar a convencer si insisten. Y claro, la pregunta es: ¿Pero por qué hay que insistir? Ellos piensan que la insistencia tiene que ver con el arte de seducir, y son dos cosas completamente diferentes», resalta y apostilla que un no es una respuesta completa y que quien la da no tiene por qué explicar nada más. Tampoco es consentir el silencio, estar dormida, encontrarse bajo la influencia del alcohol o de las drogas, que te acompañen a casa o ceder por miedo o por culpa.

«Nosotros todo esto lo trabajamos siempre en las sesiones del Sextima que hacemos en los institutos, pero se debería trabajar mucho más», insiste Alvite, que agrega que hay centros que también lo hacen por ellos mismos. «Y esta campaña se mantiene dentro de esa misma línea: para que aprendan a decir que no y para que aprendan a recibir los noes», asevera.

A este respecto, menciona especialmente a los chicos y subraya que hay que incidir mucho en ellos para que aprendan «a leer los mensajes bien leídos y a aceptar los noes de la vida, en este tema y en otros muchos» y para que entiendan que cuando esas negativas no se respetan «hay un Código Penal que cae con todo su peso».

Pero en la sociedad actual, donde la baja tolerancia a la frustración se ha convertido en una característica habitual, a veces parece que cuesta aceptar esos noes. «Al final esto es una especie de pescadilla que se muerde la cola: Los chicos y las chicas que tienen un desarrollo emocional más estable, que han vivido en el entorno de una familia con una comunicación más o menos aceptable, con unas normas, unos límites y entendiendo las consecuencias de sus actos, son personas que ese aprendizaje lo aplican a todo, a su forma de salir, a su forma de consumir sustancias si las consumen, a su forma de relacionarse con los demás y a su manera de gestionar su propio deseo sexual», resalta.

Dar habilidades para la vida

«Por eso siempre hablamos de darles habilidades para la vida, de darles herramientas, porque les van a servir», apunta y agrega que, en cambio, «el problema» está en aquellos chicos y aquellas chicas «que de esas herramientas van justitos o escasos».

En relación a todo esto, Alvite pone también el acento en otra cuestión: el consumo de pornografía. «El consumo tan rápido y tan temprano está haciendo que ellos empiecen a interiorizar unos comportamientos tremendamente violentos, porque la pornografía que se ve está totalmente invadida de violencia. No hay una pornografía que se base en otra cosa que no sea el sometimiento y la agresividad, y además siempre hacia la mujer», advierte la experta.

Con todo, destaca que hay seguir trabajando para educar en igualdad, pues ésa es la única manera de cambiar las «muchísimas cosas» que aún deben ser cambiadas. Y esa educación en igualdad tiene que tener en cuenta «a todos y a todas» y tiene que ofrecerles a ellos en concreto «unos nuevos códigos de conducta». «Tienen que entender que en la sociedad que estamos construyendo hoy ser hombre es otra cosa», apunta y resalta, recordando a Ritxar Bacete, autor del libro 'Nuevos hombres buenos' y que estuvo en Ibiza hace unos meses, que «hay que hacer sexy al hombre bueno».

Respecto a la campaña, Alvite indica que la acogida que estaba teniendo era muy buena. Antes de declarar el estado de alarma, se repartió el material a unos 150 de los 300 locales de ocio que participaban, se entregaron los carteles en los centros de Secundaria y se empezó a distribuir el resto del material en las charlas del Sextima. Cuando pase, este trabajo de sensibilización deberá continuar.