Rara avis es una popular expresión latina con la que se hace referencia a cualquier persona, animal o cosa que sea una excepción a la norma, una rareza o una singularidad. Procede de un verso del poeta romano Juvenal, « rara avis in terris nigroque simillima cygno», que alude a un cisne negro que se creía inexistente y que, literalmente, significa «rara ave en tierra muy parecida a un cisne negro». Así que nada mejor que usar la fórmula para referirse a un ave rara que, además, es de color negro. El ave excepcional es, en esta ocasión, una cigüeña negra ( Ciconia nigra), en concreto un joven ejemplar solitario que este invierno ha podido verse en ses Salines y que, según destacan ornitólogos de las islas, es una especie muy poco habitual entre el grupo de las invernantes en Balears. Una rara avis.

Las cigüeñas, de hecho, y sean blancas o negras, son raras en las islas debido a su forma de volar, a su método de vuelo. Lo explica Manolo Suárez, coordinador de ornitología del Grup d'Ornitologia Balear (GOB), que señala que la cigüeña negra que ha pasado el invierno en ses Salines es una cita «muy curiosa» y que, aunque las blancas también son poco habituales, a veces llegan en pequeños grupos a territorio insular; se han visto al menos tres invernando este año en Mallorca. Por su parte, el ornitólogo Oliver Martínez, miembro del Grup d'Estudis de la Naturalesa (GEN), asegura que sólo ha podido ver cigüeñas negras en las islas un par de veces y que no es corriente ni su llegada ni que permaneciera en la isla tanto tiempo como lo ha hecho, ya que el ejemplar de la fotografía ha podido verse hasta entrado el año 2020 (la imagen es del 8 de enero) y ya había sido avistada, tanto en ses Salines de Eivissa como en Formentera, en el mes de octubre.

Estas aves son grandes planeadoras, y eso significa que no llevan bien cruzar mares y océanos. Y es que las aves que planean -a diferencia de las que baten continuamente sus alas y también de las aves marinas que viajan en el viento-, usan las corrientes térmicas, las masas de aire caliente, para elevarse y volar. «Una vez entran en una térmica, ascienden y después se dejan llevar para desplazarse hasta que encuentran una nueva térmica». Esas corrientes no se forman sobre el mar, «y, por tanto, estas grandes planeadoras tienen muchos problemas para llegar hasta las islas volando sin caer al agua».

Grandes planeadoras

Por ello las grandes planeadoras que realizan migraciones, como las propias cigüeñas, que se desplazan a África en invierno, usan estrechos como el de Gibraltar para acortar los vuelos sobre el mar. Pocas se atreven a arriesgarse hasta las islas. Igual les ocurre a los buitres, pero como, a veces, las cosas improbables ocurren, un grupo de leonados colonizó Balears en 2008 y hoy existe una colonia en la Serra de Tramuntana; los primeros pollos nacieron en 2012. El de los buitres es un buen ejemplo porque estas aves llegaron a las islas no sin dificultades, tras una fuerte borrasca que los empujó hacia el Mediterráneo, y algunos ejemplares cayeron exhaustos y murieron.

No ha ocurrido lo mismo con las cigüeñas, que nunca han llegado a nidificar en las islas, aunque hay quienes recuerdan que, décadas atrás, algunos grupos llegaban a Eivissa cada invierno y podían verse en los campos de Talamanca. Eran cigüeñas blancas; la negra que ha podido verse este invierno en ses Salines es aún una especie más rara en las Pittiüses. También es más esquiva y está menos acostumbrada a la presencia del ser humano.

Precisamente, SEO/Birdlife ha dedicado una de sus últimas monografías a la cigüeña blanca ( Ciconia ciconia), y en ella queda patente que es una especie de la que se dispone de mucha información, ya que se han realizado diversos y numerosos estudios y ha sido anillada en España desde el año 1957, lo que ha permitido conocer al detalle sus migraciones y los cambios que se han sucedido a lo largo de los años. En las últimas décadas está cambiando sus patrones migratorios de forma que un importante número de aves ya no usan España sólo como zona de paso hasta África sino que muchos ejemplares centroeuropeos se unen a las aves nativas e invernan en territorio español.

«Ejemplo típico de ave migradora de muy larga distancia, su condición de planeadora le obliga a minimizar el cruce de amplios brazos de mar, por lo que los viajes de ida y vuelta entre Europa (reproducción) y África (invernada) los realiza concentrándose en los dos extremos del Mediterráneo: los estrechos de Gibraltar (ruta occidental) y del Bósforo-Asia anterior (ruta oriental)». Así, las islas quedan fuera de su rutas habituales. Y ya en el interior de África, la migración de las cigüeñas de Centroeuropa continúa a través del desierto del Sáhara hasta el cinturón del Sahel, donde se halla la principal área de invernada de la población occidental. Algunos individuos, posiblemente, proseguirán ruta hacia el Valle del Nilo y la fosa del Rift para unirse al grueso de la migración de cigüeñas procedentes de Rusia, Rumanía y repúblicas bálticas, que llegarán hasta Sudáfrica, aunque algunas se quedarán en países intermedios como Tanzania. Se han llegado a observar ejemplares anillados en España en Zambia o Sudáfrica.