25 años. Conforme pasaban los días se fueron conociendo datos del asesinato del taxista José Clapés que consternaron a la población. Por ejemplo, que José Bufí y Francisco Planells, los autores materiales, le mataron pese a saber que no era la víctima que buscaban. El encargo de José Roig era acabar con la vida del anterior conductor del taxi 38, que era la nueva pareja de su exmujer.

Se supo, además, que ambos, ebrios y en un bar de Sant Miquel, se jactaron horas después del crimen de la facilidad con la que habían pegado un par de tiros a una persona y lo bien que había ardido el taxi. El 16 de marzo de 1995, el juez ordenó el ingreso en prisión de los tres, así como la libertad provisional de la hija de Roig.

Un día antes, el 16 de marzo, se celebró el juicio contra Ull Prats por la violación y asesinato de Patricia Marí: «La maté con mis propias manos», confesó. Según la crónica de este periódico, Prats relató aquel crimen «con bastante sangre fría», y dijo que no se acordaba de qué hacía con ella y por qué había salido de una discoteca con la joven. Incluso negó haberla desnudado y violado. Justificó su amnesia por las drogas (porros y éxtasis) y alcohol ingeridos aquella noche. Dijo, eso sí, que cuando se dio cuenta de que la había matado tuvo miedo y arrastró el cuerpo hasta unos matorrales. Su periplo nocturno no acabó ahí: fue corriendo a su casa, se cambió, peregrinó de bar en bar, participó en una pelea y acabó en su casa a la una de la madrugada del día siguiente.

50 años.

Un ‘Ciudad de Ibiza’ volante. Es Diari anunció que, en los primeros días de abril de 1970, el ministro de Información y Turismo, Alfredo Sánchez Bella, visitaría la isla para, entre otras cosas, asistir a la bendición de un nuevo avión de Iberia, que sería bautizado como ‘Ciudad de Ibiza’, así como a la bendición de una nueva lancha entre las Pitiusas.

75 años. Tres epidemias. Luchaba Ibizaen marzo de 1945 contra tres

epidemias. La primera, el paludismo. La Delegación del Gobierno ordenó la limpieza de las albecas, estanques y acequias, así como los terrenos con aguas estancadas. Los alcaldes debían cuidar de que se procediera a esa labor en sus respecytivos municipios, así como de «denunciar a los negligentes» propietarios que no lo hicieran. Los dueños y aparceros de fincas debían «solicitar gambusias [pez mosquito] en sus respectivas alcaldías o directamente a la Jefatura de Sanidad Militar» para acabar con «los focos palúdicos».

Otra epidemia era la del juego. La Delegación del Gobierno publicó aquellas semanas dos amplios listados con los nombres, apellidos, malnoms y dirección de 60 ibicencos a los que la Guardia Civil había sorprendido jugando «a los prohibidos», así como la sanción impuesta a cada uno de ellos, que oscilaba entre las 100 y las 500 pesetas. La tercera epidemia iba sobre dos ruedas: la bicicleta, tal como la calificaba Es Diari en un artículo publicado el 17 de marzo. Lo era porque afectaba «a un mismo tiempo a muchas personas», amén de afligir «temporalmente a una población». Le molestaba que sirviera «para atropellar al transeúnte». Lo que entonces era traumático , ya se desearía hoy en día: «El asfalto de los Andenes, la pista más concurrida de la ciudad, hase [sic] convertido en un auténtico parque ciclista. Imposible resulta transitar por ahí sin un ring ring a cada minuto».

100 años.

Morales abre su farmacia. Aquella semana del año 1920, Diario de Ibiza volvía a recordar la vida de Juan Larrouquere, hombre que tras «sufrir algunos reveses de fortuna se embarcó a los 50 años en un vapor que partía para la China como maquinista». Pero en esta ocasión lo hizo a través de un artículo publicado en La Gazette de Biarritz Bayone. Larrouquere fue empleado como capataz de una cuadrilla de obreros de ferrocarril y, tras «duras privaciones», montó en Pekín «una casa de objetos chinescos, de adorno». Reunió en pocos años «una fortuna suficiente para sus aspiraciones». Durante la guerra envió naranjas y otras frutas a Francia «proporcionadas por Sóller y Ibiza» para los heridos.

Y el 19 de marzo de 1920, Juan Morales Cirer abría una farmacia en la calle Antonio Palau, en Vila. Morales desempeñaría un papel muy importante en Ibiza, tanto en la política como en la creación de la primera logia masónica de estas islas.

Además, se supo que Francisco Medina había decidido sembrar algodón en una de sus fincas con semillas procedentes de Egipto y de Ibiza. El resultado fue «un algodón fino, fuerte, de larga fibra». El periódico proponía que se sembrase en la isla, donde «tan bien se da», dado su alto precio tras «la perturbación ocasionada por la guerra en el mercado de ese artículo».