Lo ves acercarse a lo lejos y patrullar sobre los estanques de ses Salines, asustando a los grupos de fochas y alborotando a las cigüeñuelas. Está buscando su oportunidad. Baja a pocos metros del agua, la sobrevuela, y, de pronto, observa una focha sola, que se ha alejado de la bandada. El aguilucho desciende, con las garras abiertas y preparadas, pero la focha se ha sumergido. La rapaz hunde sus patas amarillas en el agua, sin éxito, y se eleva para volver a intentarlo segundos después. Se queda acechando a media altura hasta que la focha aparece para intentar sumergirse de nuevo. El aguilucho se lanza al estanque, atrapa a su presa y la mantiene bajo el agua mientras mantiene el equilibrio extendiendo sus alas. La focha pesa demasiado para un aguilucho de poco más de medio kilo así que, una vez muerta, incapaz de elevarse con la presa, la arrastra fuera de la laguna para dar cuenta de ella entre los matorrales. Y así es el día a día de un aguilucho. Y quizás también de una focha.

El aguilucho lagunero «es un ave rapaz muy asociada a las zonas húmedas -como bien indica su nombre-, aunque también puede verse sobre los campos de cultivo, especialmente de cereales, y en zonas abiertas, pero no en los bosques ni en las montañas». Así lo explica Manolo Suárez, coordinador de ornitología del GOB (Grup d'Ornitologia Balear). En Eivissa y Formentera suele denominarse pilot d'àdenes, en Mallorca lo conocen como arpella y su nombre científico es Circus aeruginosus. Y aunque es relativamente fácil observar su vuelo sobre los estanques de ses Salines de Eivissa y Formentera, se trata de un visitante de invierno, de paso también en las migraciones prenupcial y postnupcial, pero no nidifica en las Pitiusas. El ornitólogo del GOB añade que la especie sí cría en s'Albufera de Mallorca, y, «desde hace pocos años, también lo hace en Salobrar de Campos». El año pasado, en s'Albufera, el humedal más grande del archipiélago, criaron quince parejas.

Para concretar más, los aguiluchos laguneros que migran de los países nórdicos y Centroeuropa en septiembre y octubre, pasan por las islas camino de África y algunos se quedan en ellas a pasar todo el invierno. En marzo, aproximadamente y teniendo en cuenta que el cambio climático obligará a los ornitólogos a reajustar lo que se conoce de las migraciones, las aves regresan hacia sus lugares de cría.

La población de aguilucho lagunero, también llamado aguilucho lagunero occidental, se encuentra en proceso de recuperación en España; la desaparición de humedales, muchos de ellos arrasados para la construcción de urbanizaciones o el uso de sus aguas, y la persecución directa a la que han sido sometidas ésta y otras aves rapaces, redujeron el número de parejas a poco más de 200 en los años 80, según los datos de SEO/Birdlife. La población europea de esta rapaz diurna, de amplia distribución, se estima entre 93.000 y 140.000 parejas.

«Machos y hembras son diferentes. Los jóvenes de los dos sexos son muy similares a las hembras adultas, oscuros pero sin las manchas blancas de cabeza y alas. Y si tienen manchas son muy pocas. Su color es más uniforme». Además, Manolo Suárez destaca, como característica de los aguiluchos, que «cuando mantienen las alas en forma de V, y no planas como la mayor parte de las aves rapaces, y de esta manera se pueden distinguir a lo lejos». Hay que añadir a la descripción de la especie que es una rapaz de tamaño medio, de unos 50 centímetros y 140 de envergadura, y que al observar su silueta en el cielo también contribuye a su identificación su larga cola.

De aguiluchos y panteras

El colorido del plumaje es una combinación de diversos tonos de marrón, rojizo, blanco y gris que varía en machos y hembras, también en los juveniles e incluso entre ejemplares del mismo sexo y edad, que pueden mostrar patrones diferentes, por lo que la identificación no siempre es sencilla. Y el asunto puede complicarse porque en esta especie no son raros los casos de melanismo, es decir, ejemplares con una pigmentación más oscura, una variación genética de la que la pantera negra es el ejemplo más conocido. A menudo, el aguilucho lagunero es confundido con el águila calzada, especie también presente en ses Salines pitiusas, a pesar de que la segunda presenta la zona inferior del cuerpo de color blanco.