DEPORTE Y POLÍTICA
¿Por qué Rusia está expulsada del deporte mundial e Israel no?
"El COI mantiene su neutralidad política. La ONU reconoce 55 conflictos armados en el mundo. Si ese fuera el motivo de la exclusión, podría haber un centenar de comités sancionados", argumenta el presidente del COI, Thomas Bach, que defiende que la exclusión rusa no es política

Oscar Gloukh, jugador de la selección de Israel, durante un partido contra Rumanía. / Robert Ghement

"Nadie se llevó las manos a la cabeza cuando se exigió la salida de Rusia de competiciones internacionales, incluida Eurovisión. Tampoco debería hacerlo Israel". El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, apelaba el lunes a un doble rasero entre Rusia e Israel, a cuenta de lo ocurrido con el festival, del que España defiende la exclusión israelí. Un debate que este martes se trasladó al mundo del deporte, del que Rusia está excluido desde febrero de 2022 y en el que Israel sigue compitiendo con naturalidad.
La ministra de Deportes y portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, pasaba la pelota de una posible exclusión de Israel al tejado de las autoridades deportivas internacionales. Fuentes del Gobierno inciden en que, si el Comité Olímpico Español decidiera promover una iniciativa de ese calibre en el ámbito olímpico, encontraría el apoyo del Gobierno. Pero desde el COE apelan a la Carta Olímpica y señalan que ese asunto no está a día de hoy sobre la mesa y que, en todo caso, habría de ser el COI quien lanzara el debate si lo entendiera conveniente, cosa que, por el momento, no ha sucedido. Un COI, por cierto, en transición, en el que Thomas Bach apura sus últimos días de mandato antes de ser relevado el 23 de junio por la nueva presidenta ya electa, Kirsty Coventry.
El deporte, en estos años de reactivación de la guerra en Oriente Próximo, ha esquivado cualquier iniciativa relativa a excluir a Israel de las competiciones internacionales, a diferencia de lo que hizo con Rusia. "El COI mantiene su neutralidad política. La ONU reconoce 55 conflictos armados en el mundo. Si ese fuera el motivo de la exclusión, podría haber un centenar de comités sancionados", argumentaba hace unos meses el aún presidente Bach, durante un encuentro con periodistas en Madrid. Una verdad que solo lo es a medias, pues la diferente presión internacional sobre los casos de Rusia e Israel explica en buena medida por qué la primera ha sido borrada del deporte y la segunda no.

Thomas Bach y Vladimir Putin, juntos de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi 2014. / HOW HWEE YOUNG / EFE
La expulsión de Rusia del deporte
El 28 de febrero de 2022, cuatro días después de que Rusia iniciara su invasión militar a Ucrania, el COI tomó una decisión inédita. La comunidad internacional reaccionó a la ofensiva militar aplicando sanciones a empresas y ciudadanos rusos a todos los niveles y el deporte quedó en el punto de mira, rodeado de presiones para que también vetara a Rusia. El COI, que amparándose en la Carta Olímpica tiende a quedarse al margen de cualquier conflicto de cariz político, decidió salir del entuerto en forma de "recomendación" a las federaciones internacionales de que excluyeran de sus competiciones a equipos y selecciones rusas y bielorrusas, permitiendo la participación de sus atletas como deportistas neutrales. Todas las federaciones internacionales, con más o menos entusiasmo, se agarraron a aquella "recomendación" para aplicar el veto.
Ese fue el punto de partida de una situación que se alarga hasta la actualidad, más de tres años ya. Rusia no ha participado en los últimos Juegos Olímpicos ni en Mundiales o Europeos de fútbol, baloncesto o cualquier otro deporte. Sus clubes están excluidos de competiciones como la Champions de fútbol y la Euroliga de baloncesto, mientras que sus tenistas o ciclistas siguen participando en sus respectivas competiciones sin bandera, como deportistas neutrales.
El veto al Comité Olímpico Ruso
El deporte respondió de manera contundente a la invasión rusa a Ucrania y encontró después los argumentos necesarios, dentro de su propio ecosistema, para mantener e institucionalizar la exclusión. Lo que comenzó con un veto "recomendado" eminentemente político se acabó transformando, el 12 de septiembre de 2023, en una expulsión del Comité Olímpico Ruso por contravenir la Carta Olímpica. Bach lo explicaba hace unos meses en su encuentro con medios en Madrid: "El Comité Olímpico Ruso se anexionó organismos de zonas como Luhansk o Donetsk, que pertenecen al Comité Olímpico Ucraniano. Esas son las razones de su sanción".

Las tenistas rusas Mirra Andreeva y Diana Shnaider, a la izquierda, ganaron la medalla de plata en París 2024 compitiendo bajo bandera neutral. / CAROLINE BLUMBERG / EFE
El Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) avaló en febrero de 2024 la decisión de expulsar al Comité Olímpico Ruso, lo que provocó que Rusia no tuviera representación en los Juegos Olímpicos, al igual que Bielorrusia, en su caso por "no proteger adecuadamente a los atletas bielorrusos frente a la discriminación política dentro de su comité olímpico nacional".
La diferencia con Israel
Si Israel no ha seguido los pasos de Rusia es, según el COI, porque no ha contravenido la Carta Olímpica. Hace menos de un año, cuando Bach fue preguntado por una hipotética exclusión israelí de los Juegos Olímpicos de París, el dirigente alemán remarcó que los comités nacionales de Palestina e Israel "han dejado claro que están comprometidos con el espíritu olímpico".

El presidente del COI, Thomas Bach, con un deportista israelí antes de los Juegos de París. / COI
El Comité Olímpico de Palestina, no obstante, reclamó que Israel no compitiera en París, bajo el argumento de que "miembros de la delegación olímpica israelí han participado en campañas racistas antipalestinas, antiárabes e islamófobas, además de fomentar los crímenes de guerra, los crímenes contra la humanidad y el genocidio". Lo hizo dos días antes de que empezara la cita olímpica.
"La posición del COI es clara. Tenemos dos comités olímpicos (el palestino y el israelí), esa es la diferencia con el mundo de la política, y en ese clima de respeto ambos conviven en paz", respondió Bach, sobre una moción que no encontró respaldo internacional y que no se ha llegado a poner verdaderamente sobre la mesa del COI.
Y no parece que con la llegada de la zimbabuense Kirsty Coventry a la presidencia del COI vaya a cambiar el estatus israelí. Al contrario, lo que parece ganar fuerza en el movimiento olímpico es la necesidad de terminar, de forma paulatina, con el veto a Rusia para su futura reinstauración en del deporte mundial. Salvo que giren las tornas y se despierte una presión internacional insoportable, cosa que no tiene ninguna pinta de suceder, Israel puede estar bastante tranquilo al respecto de su representación deportiva internacional.
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