LA GRAN NOCHE DEL FRANCÉS

El Camp Nou invocó a Messi, pero Benzema resucitó a Puskas

El francés culminó una actuación colosal frente al Barça, convirtiéndose en el segundo futbolista del Real Madrid que marca tres goles en el campo azulgrana, 60 años después de que lo hiciera el mítico delantero húngaro

Benzema celebra uno de los tres goles que le marcó al Barça en la semifinal de Copa, en el Camp Nou.

Benzema celebra uno de los tres goles que le marcó al Barça en la semifinal de Copa, en el Camp Nou. / EFE

Sergio R. Viñas

A los 10 minutos del partido, el Camp Nou se irguió en ceremoniosa fiesta e invocó a su lustroso pasado, salivando con la idea de que también sea su futuro. "¡Messi, Messi!", coreaba la iglesia azulgrana, espoleada por el deseo de un regreso del mejor futbolista de su historia. No hay narcótico con una efectividad comparable al que segrega la nostalgia. Benzema se lo iba a recordar más tarde con una descarnada crueldad.

Carlo Ancelotti bien lo sabe también, todavía agarrado en las noches de gala a Kroos y Modric, pese a que entre ambos ya no parecen capaces abrochar la americana con la holgura de antaño. No parece importarle al técnico del Real Madrid que el traje le tire de la sisa, porque muere con sus ideas, antes muerto que sencillo, igual que sabe que Florentino Pérez morirá con la suya: o gana un título este curso o puede ir sacando un billete a Río de Janeiro para este verano. Y no está claro que la Copa le vaya a servir como visado para permanecer en Madrid.

El delantero del Real Madrid Rodrygo Goes (d) trata de superar al portero Ter Stegen, del Barcelona.

El delantero del Real Madrid Rodrygo Goes (d) trata de superar al portero Ter Stegen, del Barcelona. / EFE

El Madrid golea pensando en la Champions

Pero resulta que Carletto ya ha dicho que no hablará de su futuro en al menos dos meses y que el Barça, por boca de Mateu Alemany, despeja el humo que él mismo ha generado para decir que de Messi no hay nada que decir. Y todo esto ocurría en el contexto del quinto clásico del año, que parecía poca cosa, porque el Real Madrid ya piensa en la Champions y el Barça no puede pensar en nada que no se apellide Negreira. O Messi, claro. Hoy más que ayer.

Solo un resultado contundente, un marcador que soportara el lapso festivo de la Semana Santa y todavía sirviera el lunes para vacilar a los compañeros de oficina, parecía capaz de darle al duelo el celofán que honrara a su jerarquía, una semifinal de la Copa del Rey. Y fue Benzema quien se esmeró en cumplir la misión, rey en el Camp Nou, catapulta madridista hacia una final inédita contra Osasuna, el 6 de mayo en Sevilla.

Busquets y Vinicius durante el Barcelona - Real Madrid.

Busquets y Vinicius durante el Barcelona - Real Madrid. / EFE

Tres goles y una asistencia de Benzema

Se apuntó el francés tres goles y medio. El primero lo anotó en realidad Vinicius, pero suya fue la asistencia y también el último toque, con el esférico ligeramente dentro de la portería. El segundo y el tercero, este de penalti (Kessie fue un juvenil ante Vinicius), fueron enteramente suyos, en un contexto de furia blanca concentrada en 15 minutos, el último de la primera mitad y los primeros de la segunda. El cuarto solo sirvió para convertir la herida azulgrana en socavón. Solo Puskas había marcado tres goles en el Camp Nou con la camiseta del Real Madrid.

Había cerrado marzo con un solo gol en su cuenta (ante el Liverpool, eso sí), insinuando un principio de decadencia que resultó no ser tal. Ensayó su resurrección goleadora ante un destartalado Valladolid, con un triplete en siete minutos, y la consumó en el Camp Nou, reduciendo a cenizas a un Barça que presumía de haber ganado los tres últimos clásicos.

La visión de Ancelotti

"Karim es demasiado importante para nosotros. Ha vuelto. Tanto en el partido contra el Valladolid como en el de hoy ha sido determinante como tantas veces lo es", le piropeó su entrenador, que ni en tan apoteósica noche alteró su gesto solemne. Se había citado con Jagoba Arrasate, técnico de Osasuna, para la final de Copa y ambos han cumplido. Benzema tiene gran parte de la culpa.