Remco Evenepoel le da igual el dibujo que tenga la etapa. Estaba enrabietado porque se precipitó atacando a Primoz Roglic en la cumbre de Lo Port donde, encima, se lío con el cambio. Por si fuera poco, en Bélgica, su país, Wout van Aert le quitó titulares y portadas tras una victoria en una clásica llamada E3, ensayo de Flandes, que fue un espectáculo. Por eso, salió desbocado camino de Molins de Rei donde sacó la estaca, el martillo, el bate y lo que hiciera falta. Y donde volvió a anunciar como si llevase un megáfono encima que este domingo la liará en las cuestas de Montjuïc, en la despedida de la Volta -horario diferente, llegada a las 14 horas-.

Esta ronda catalana es una carrera donde luchan dos y el resto parece mirarlos, con algún fogonazo de Marc Soler. Y si los miran no es porque se conformen, sino porque ninguno está suficientemente preparado para seguir a Roglic y Evenepoel. Llegan puertos, camino de Molins, como la Creu d’Aragall, que no son ni fieros ni famosos. Y ahí aparece el campeón del mundo pedaleando a ritmo de turbo. Allí responde Roglic. Se quedan solos. Todos atrás, salvo Soler que había atacado antes con la propuesta conseguida de desplazar a Mikel Landa de la cuarta plaza de la general.

Evenepoel ¡viva el espectáculo! azota una y otra vez a Roglic, que parece, solo parece, porque el casco impide verlo, que no se despeina. Van cayendo los segundos. Por detrás nadie reacciona, en parte, porque no es su guerra y porque salvo a los compañeros de uno y otro a todos les da igual si gana un campeón del mundo o un triple vencedor de la Vuelta. Que se peleen y se desgasten que el resto ni está ni se le espera en semejante batalla.

El duelo entra en fase de dibujos animados. Evenepoel lleva una cara de cabreo elevada a la máxima expresión. No hace otra cosa que pedirle relevos a Roglic, que mira para otro lado. Grita el belga, pero a Roglic le entra por una oreja y le sale por la otra. Hasta que llega el divorcio total. ¡A tomar aire la escapada! Evenepoel deja de pedalear y se va al lado contrario de la carretera por donde circula Roglic, que ni se inmuta…hasta que el pelotón los captura.

¿La fiesta ha terminado? Qué va. A 8 kilómetros de la meta de Molins llega el esprint bonificado de Pallejà, y otra vez Evenepoel, como si no se le acabase la gasolina, va y lo gana para contrarrestar el segundo de bonificación le había sacado Roglic en otra meta volante con premio. Todo queda igual para Barcelona que antes de empezar. Roglic aventaja a Evenepoel con 10 segundos en la víspera del último duelo, donde la lógica indica que muy mal se le tienen que poner las cosas al corredor esloveno para que pierda la Volta.

Gana al esprint el australiano Kaden Groves, el mismo que venció en Sabadell, a pesar de haber pinchado a tres kilómetros de meta. Y colorín colorado se acaba una etapa sin respiro donde la única mala noticia fue el abandono de Egan Bernal por caída. No levanta cabeza.