El narcotráfico en Argentina

Messi volverá a Rosario a pesar de las amenazas

El fiscal Federico Rébola, a cargo de la investigación, estima que "por ahora nada indica” que los dos jóvenes que atentaron contra el supermercado "querían amenazar a la familia"

Leo Messi.

Leo Messi.

Abel Gilbert

Las amenazas mafiosas perpetradas contra Leo Messi, así como los 14 balazos contra el supermercado de la familia de su mujer, Antonela Roccuzzo, le dieron al problema de la violencia en la ciudad de Rosario, la cuna del mejor futbolista del mundo, en la provincia de Santa Fe, una dimensión global inusitada. A su vez, la esquela y los impactos de los proyectiles se incrustaron en la disputa política entre el Gobierno y la oposición, a ocho meses de las elecciones generales.

El ataque contra Messi, convertido en emblema nacional tras el mundial de Qatar, le ha dotado de una vertiente política que lo obligará a calcular bien sus palabras. Por lo pronto, su padre, Jorge Messi, aseguró que el vínculo de la familia con Rosario no se modificará y prescindirán de custodia policial. El capitán del seleccionado argentino suele pasar la Navidad y las fiestas de fin de año en una urbanización, lejos de los barrios donde silban las balas y se cuentan las muertes entre bandas de narcos con pasmosa naturalidad.

Los Messi hicieron saber su sorpresa por lo ocurrido. Nada se compara con el azoramiento colectivo. El fiscal Federico Rébola, a cargo de la investigación, estima que "por ahora nada indica” que los dos jóvenes que atentaron contra el supermercado "querían amenazar a la familia". El "primer objetivo” de la acción "fue que se entere todo el mundo". Y lo lograron, porque "todo el mundo" ya no solo se circunscribe a los rosarinos o los argentinos.

Los disparos sonaron a unos cuatro kilómetros del centro de la ciudad, donde se levantan modernas torres frente al río Paraná y abundan restaurantes sofisticados. José Roccuzzo, el padre de Antonela, se enteró durante la mañana del jueves acerca de lo sucedido en uno de los locales de su cadena de supermercados. "Esto no es para nosotros", aseguran que dijo, en un intento de transmitir tranquilidad no solo a los empleados sino a su entorno más cercano. Fuentes de inteligencia citadas por el diario La Nación no descartan que el episodio estuviera relacionado "con una interna de las barras de Newells", nada menos que el club donde se formó el exjugador del Barcelona. "No es un mensaje contra Messi, es un mensaje contra (Pablo) Javkin", añadieron las fuentes citadas por esa publicación, en alusión al alcalde rosarino.

Un atentado que involucra a Messi en un país donde hace seis meses tuvo lugar un intento de magnicidio contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, y cuya investigación se encuentra empantanada, encuentra al Gobierno sin palabras convincentes. El presidente Alberto Fernández no estuvo a la altura de las circunstancias. “Estamos haciendo mucho, pero evidentemente algo más habrá que hacer. El problema de la violencia y del crimen organizado en Rosario es muy serio", dijo.

La discusión política

Como era de esperar, la oposición de derechas, que espera volver al poder en diciembre, no solo intentó capitalizar el efecto de las 14 balas sino los tropezones retóricos de Fernández. La precandidata Patricia Bullrich, defensora de la mano dura, dijo que, de llegar la presidencia, involucrará a los militares en el combate contra las bandas de narcotraficantes. "Pensar que algunos todavía se niegan a hacerlo", añadió, sobre los especialistas que advierten sobre los peligros de que Argentina repita los errores que tan caros le han salido a México. "No hay lugar para soluciones a medias y respuestas graduales. La lucha contra el narcotráfico tiene que ser de frente y sin cuartel. Debemos usar todos los medios del Estado para derrotarlos, incluyendo a las Fuerzas Armadas". Asesores de Horacio Rodríguez Larreta, el alcalde de la ciudad de Buenos Aires y principal favorito a ganar la primaria de la derecha, se inclina por una solución intermedia que excluya a las instituciones castrenses.

Fuera de control

Más allá de ese debate, el reciente episodio puso en escena la dimensión de un problema mirado de soslayo. "La policía rosarina perdió por completo el control, tanto legal como ilegal, de la circulación de personas y mercancías en la calle", dijo el exministro de Seguridad de Santa Fe, Marcelo Saín. Señaló al respecto que, en los juicios contra Los Monos y Alvarado, las dos bandas que dominan el territorio a sangre y fuego, "se mostró cómo ellos empleaban estructuras policiales” al punto de dar órdenes a los uniformados.

Los conocedores del tema de las drogas sostienen que, por el momento, Argentina se mantiene como un país de tránsito para la cocaína producida en Bolivia, Perú y Colombia que viaja hacia Europa y Asia. Y Rosario tiene el principal puerto del país. Los estupefacientes viajan a través del río Paraná. Solo entre las ciudades de Rosario y Santa Fe, separadas por 173 kilómetros, existen 28 puertos privados y estatales.