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ACTUALIDAD AZULGRANA

La gran crisis reputacional del FC Barcelona

La controversia por los pagos al que fuera vicepresidente de los árbitros Enríquez Negreira ha dañado la marca Barça y algunas voces creen que puede repercutir negativamente en la búsqueda de financiadores para el nuevo Camp Nou

Oficinas del Barça en el Camp nou.

Un grupo de empresarios, socios del Barça, suelen reunirse en un elegante club privado de encima de la Diagonal, cerca de donde Joan Laporta tiene su despacho profesional, para, entre otras cosas, comer, ver algunos partidos y debatir sobre la economía del club. Comparten excels extraídos de la memoria anual colgada en la web y desde hace tiempo han concluido que la supervivencia del FC Barcelona tal y como lo conocemos está en serio peligro.

No tienen voluntad de formar un grupo de oposición, pero sí sienten la necesidad de transmitir de algún modo a la masa barcelonista la delicada situación de las cuentas a la vista del tamaño de la deuda, el desequilibrio entre ingresos y gastos y la aventura financiera del Espai Barça. Solo ha faltado ahora el escándalo de los pagos al que fuera vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), José María Enríquez Negreira, para ratificarse en que el FC Barcelona necesita una profesionalización en su gestión. «La reputación del Barça ha quedado muy tocada», admite uno de sus miembros. 

Siempre han existido en la periferia del FC Barcelona grupos que vigilan la dinámica de la entidad con su mirada particular. «Las pequeñas capillas de toda la vida», que dice un ejecutivo del club. Ahora mismo se comenta que se está forjando un grupo de oposición a la actual junta. En cualquier caso, el sentimiento de decepción y enojo con los mandatarios del siglo XXI se ha hecho transversal. Prende la sensación de que ha habido una gestión frívola del dinero que es de todos y de nadie, que ha habido dejadez, ausencia de transparencia y actuaciones manirrotas que no han hecho más que acentuar la desconfianza tradicional hacia las juntas directivas, desde Gaspart a Laporta pasando por Rosell y Bartomeu.

Depurar responsabilidades

«Este escándalo termina por constatar el fracaso de la generación del 2003. Llegaron e hicieron una revolución necesaria, pero luego sucumbieron en guerras intestinas, la judicialización del club, acciones de responsabilidad, el forensic, el Barçagate y ahora esto», afirma Marc Ciria, financiero y experto en las cuentas del Barça. «El club debe hacer un reset, regenerar el modelo de gobierno, profesionalizarse y depurar responsabilidades ante una situación de claro conflicto de intereses que nunca debió permitirse y en la que los más altos representantes de esas generación de directivos del 2003 han estado implicados». 

La llamada marca Barça, que se precia de transmitir unos valores ejemplares, se ha visto manchada gravemente. La noticia ha aparecido en medios de todo el mundo, desde L’Equipe, al Daily Mail o The Athletic. Pero es evidente que en ningún lugar se alienta la hoguera con el fervor de Madrid. Desde sus medios se ejerce una brutal presión sobre todos los organismos y hasta el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha terciado en el asunto. 

En ocasiones se confunde deliberadamente, pues si la contratación de Enríquez Negreira es sumamente bochornosa para el Barça (y para el fútbol español), también resulta innegable que no tuvo impacto en la competición, pese a que a veces se intente proyectar la imagen de una ayuda sistémica al club azulgrana. Sirva de botón cómo el director de un importante rotativo madrileño espoleó a su redacción esta semana: «¡Quiero ver al Barça en Segunda!», dijo a voces.

Pero el daño a su prestigio se lo ha causado sobre todo el club a sí mismo y tiene el potencial de afectar al Espai Barça. Ya se verá si existen repercusiones en la vía judicial. Algunos barcelonistas con conocimientos financieros a los que este diario ha consultado explican que no les extrañaría que la junta se vea ya con la obligación de encarecer las garantías a los interesados en invertir en la reforma del Camp Nou. 

¿Financiación más cara?

«El dinero es miedoso y los inversores miran mucho cómo se hacen las cosas allí donde ponen su capital. Igual hemos perdido ya algunos inversores o tenemos que emitir bonos a intereses muy altos. Imagino que en el club confían a que dentro de tres o cuatro semanas el suflé baje y se olvide el escándalo a nivel financiero. Ya se verá», explica un miembro del club descrito al principio del texto. 

Ciria, que fue asesor de Laporta, cree que vienen curvas. «Si yo representará a un posible inversor, pediría una explicación exhaustiva y la depuración de responsabilidades. Este daño reputacional puede afectar también a la propia renovación de financiación actual». La operación del Camp Nou, estiman, puede irse del 8% al 10%, o incluso más. «Será una operación cara», añade. 

Son voces que aconsejan echar el freno con el Espai Barça: esperar un par de años mientras cambia la situación macroeconómica (menos inflación, más bajos tipos de interés), acondicionar el Camp Nou con el dinero que se invertirá en Montjuïc y sanear entretanto las cuentas del club para acometer la reforma desde una mejor posición, de mayor control. No tiene pinta de que vaya a suceder eso. El Barça, con su gran crisis reputacional a cuestas, sale al mercado. El futuro del club pasa por aquí.

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