Los clubs de LaLiga esta temporada no solo deben preocuparse en mantener a flote las cuentas para conseguir unas plantillas de futbolistas suficientemente competitivas. Desde mediados de año, el aumento de las tarifas eléctricas está suponiendo un contratiempo para las economías de todos los clubs de Primera y Segunda División que, en algunos casos, buscan alternativas imaginativas para reducir gastos: lámparas de bajo coste, paneles solares o compañías eléctricas como patrocinadores.
Por término medio, a lo largo de este 2022, cada club ha visto aumentado en un 40% el presupuesto energético, ya que al coste de la luz hay que añadir el del gas, en el funcionamiento de las calefacciones de los estadios, el agua caliente de los vestuarios o la puesta en marcha de las cocinas en la zona de invitados, sobre todo en recintos como el Camp Nou o el Santiago Bernabéu.
Instalaciones sostenibles
Muchos clubs, sobre todo en sus ciudades deportivas, apuestan por instalaciones más o menos sostenibles, donde el gasto energético resulta menor. Pionero en este aspecto ha sido el Celta, con la creación del complejo Afouteza, en las montañas de Vigo. Inaugurada en noviembre de 2020, se trata de una edificación totalmente innovadora y que apuesta por la sostenibilidad. Otros equipos ya están trabajando en la transformación energética por cuestiones económicas, ecológicas y también pensando en la lucha contra el cambio climático. “Nuestro club ya tiene presupuestada la instalación de energía solar en Tajonar donde está la ciudad deportiva en un plazo máximo de 24 meses”, explica Santi Zuza, director de comunicación de Osasuna. “Nosotros hemos incorporado a la empresa Enhol entre nuestros patrocinadores. Asume parte del gasto energético que generan nuestras instalaciones”, añade.
Un estadio gasta unos 25.000 kilowatios por partido. No hay un gran ahorro por jugar en horario diurno pues, al retransmitirse todos los partidos en alta definición, la televisión obliga a encender los focos, aunque el encuentro se dispute a las dos de la tarde y con mucho sol.
Las lámparas de LED
La mayoría de clubs apuesta por colocar lámparas de LED en los focos con lo que han logrado un 65% de ahorro en la factura. Pero los gastos siguen aumentado debido a los carteles, el marcador, las cocinas, las cámaras, los ordenadores, incluso los sistemas del VAR.
El Barça está pagando ahora casi un millón de euros más en concepto de gasto energético que antes de la pandemia
Otro desembolso importante, que afecta sobre todo a los equipos del norte de la península, viene dado por la utilización de lámparas de calentamiento del césped, que se utilizan normalmente por la noche, para evitar que la hierba se hiele. Estas lámparas, que distribuye en exclusiva una marca neerlandesa, se usan cuando ya ha oscurecido. “Lo que nos ahorramos en el recibo de la luz con los focos de LED lo pagamos con estas lámparas”, cuentan en Osasuna. Tal es el coste de este tipo calentamiento que algunos clubs, que necesitan del sistema, sobre todo cuando llegue el frío -si es que llega-, optan por alquilarlas. “Nosotros las usamos solo para calentar las áreas por la noche y las tenemos de alquiler”, explican desde el FC Andorra.
El gasto azulgrana
El Barça estaría pagando ahora casi un millón de euros más en concepto energético que antes de la pandemia. Muchos clubs son poco receptivos a la hora de ofrecer datos sobre este tema y se escudan en cuestiones de confidencialidad. LaLiga entiende que los horarios de los partidos vienen marcados por las televisiones y que la calidad de las imágenes “obliga a tener siempre los focos de los estadios encendidos porque en horas de máxima luminosidad hay que impedir que se produzcan sombras en algunas zonas del césped". La Federación Española, presume de tener “la única ciudad deportiva (en la localidad madrileña de Las Rozas) totalmente sostenible”.
¿Hasta dónde llega la sostenibilidad en los estadios y ciudades deportivas? “En España no hay ningún estadio sostenible en base a los criterios actuales. Plantar unos árboles en las cubiertas o mejorar el aislamiento no quiere decir que un recinto deportivo sea sostenible”, indica el arquitecto Mauro Manca, especialista en sostenibilidad deportiva y que ahora colabora con el Betis, club que está intentando que sus instalaciones produzcan cero emisiones en la atmósfera.
Nadie se libra del incremento del recibo de la luz. “A nosotros nos habrá subido el gasto del orden del 40 por ciento”, añaden desde el Girona, mientras que el Espanyol también está apostando por la energía solar.
