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FC Barcelona

Los nervios de Laporta

El presidente culé ve cómo el paisaje idílico que imaginó una vez activadas las palancas se ha desmoronado en una semana trágica

Laporta, en la comida previa de directivas del Madrid y Barça al duelo del Bernabéu. EFE

En apenas una semana Joan Laporta, el presidente del Barcelona, ha transitado de la euforia por obtener el masivo apoyo de la asamblea de compromisarios a todos sus planes económicos a la inquietud y nerviosismo que le provoca la caída del equipo de Xavi, sumergido en un bache de juego y de resultados.

Anda preocupado y tenso el dirigente azulgrana, como se reveló nada más acabar el clásico con una derrota que sitúa al Madrid al frente de la Liga con tres puntos de renta sobre los azulgranas. Laporta bajó enfadado al vestuario del colegiado Sánchez Martínez, indignado con su actuación porque no pitó un penalti de Lewandowski y sí recurrió, en cambio, al VAR para señalar pena máxima en el pisotón de Eric García sobre Rodrygo, prólogo del 3-1 definitivo.

"Una vez finalizado el partido y encontrándonos el equipo arbitral dentro del vestuario, accede a él el presidente del FC Barcelona D. Joan Laporta Estruch solicitando explicaciones de forma reiterada sobre algunas situaciones del partido", escribió el colegiado murciano en el acta del árbitral.

Un documento donde se revela la inesperada visita de Laporta con momentos de tensión. "Ante estos acontecimientos, fue invitado a abandonar el vestuario arbitral, sin más incidencia", añade en el documento arbitral donde se recoge esa visita al recinto donde estaba Sánchez Martínez acompañado de sus ayudantes.

Días turbulentos

Son días turbulentos para el presidente del Barça porque tras un verano agitado, donde ha necesitado activar hasta cuatro palancas económicas recolectando con la venta de activos hasta 800 millones de euros para darle a Xavi un equipo competitivo, ha comprobado cómo está a punto de quedarse fuera de la Champions, tras el 3-3 con el Inter.

El octubre negro del Barça se ha completado con la derrota en el clásico que le ha privado del liderato, recién conquistado. Laporta, además, ha visto como uno de sus hijos era detenido en Madrid, poco antes de que se disputara el partido en el Bernabéu, acusado de un presunto delito de malos tratos a su pareja.

Acabado el mercado veraniego, y después de invertir 153 millones de euros en la llegada de ocho refuerzos, con Lewandowski, convertido en la nueva bandera del proyecto, el presidente creía que el Barça estaba en condiciones de competir con los grandes de Europa. Pero a la cuarta jornada de la Champions, el equipo está virtualmente eliminado, con la consiguiente erosión que eso genera en la figura de Xavi.

Tuvo que salir de manera inusual Laporta a lanzar un mensaje de institucional de apoyo al técnico poco antes del viaje a Madrid. "Mi confianza en él sigue intacta, por descontado", proclamó el presidente en una entrevista con Barça TV. Era consciente el club de la necesidad de divulgar palabras conciliadoras tanto para Xavi como los capitanes, que habían sido criticados previamente por Laporta en la asamblea de compromisarios por negarse a bajar el sueldo y colaborar en encajar el 'fair play' que reclamaba la Liga.

De camino a París

Al presidente, que vuela hoy a París para la gala del Balón de Oro, se le amontonan los problemas en esta última semana. Tuvo que descolgar el teléfono para llamar a la UEFA quejándose del arbitraje recibido en Milán (gol anulado a Pedri) en la derrota con el Inter (1-0). "Ha sido algo vergonzoso", denunció el presidente elevando con energía su malestar.

Y del teléfono pasó directamente ya el dirigente a abrir la puerta del vestuario de Sánchez Martínez, el colegiado que sí fue a ver el VAR en el penalti del Madrid. Algo que no hizo en la acción polémica sobre Lewandowski, como denunció Jordi Cruyff. “Sin que sirva de excusa lo normal es que se mire la jugada de Lewandowski”, argumentó el director deportivo del club azulgrana.

Recién cumplido el tercer mes de competición, Laporta ve cómo el paisaje idílico que imaginó una vez activadas las palancas se ha desmoronado en una semana trágica porque la imagen de marca del Barça queda dañada en lo deportivo (lejos de los mejores de la Champions) y en lo económico, con el traumático descenso a la segunda división de la Europa League, además de ver cómo el Madrid abre un pequeño hueco en la Liga.

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