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Champions League

El Barcelona cae en Milán ante el Inter y se mete en un lío en la Champions

El conjunto de Xavi Hernández cae en Giusseppe Meazza un partido marcado por la polémica en la anulación del gol de Pedri y en la decisión del colegiado y del VAR de no señalar penalti por mano de Dumfries en el descuento

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Champions League | Inter de Milán - FC Barcelona, en imágenes Agencias

Se metió en un lío el Barça en Milán. Un endeble Barça que salió aturdido tras encajar otra derrota en Europa. Una más. El problema es que al equipo de Xavi le faltó juego y jerarquía, sintiéndose tan vulnerable que se marchó deprimido. No le vale la coartada de los penaltis que el VAR no vio ni tampoco quiso pitar ya en el tiempo añadido de una noche triste, otra más. Tenía razón el Barça porque la mano de Dumfries existió y el empujón luego a Lewandowski también. Pero no es suficiente argumento para explicar ese doloroso tropiezo que debe remediar en el Camp Nou dentro de una semana si no quiere verse confinado al exilio de la Europa League.

Y eso que estaba avisado el Barça. Avisado porque su control inicial en la primera parte se iba difuminando. Avisado porque el Inter no quería tener la pelota. Tampoco la necesitaba. Aguardaba paciente alrededor del área de Onana, quien vivió unos apacibles 45 minutos iniciales. Avisado seguía el Barça hasta que una jugada, ya en el tiempo añadido, retrató la indolencia, castigada con el gol de Çalhanoglu. Un francotirador, dueño de un potente y lejano tiempo, a quien le concedió todo el tiempo del mundo para que ajustara sus coordenadas con un derechazo que liquidó al equipo de Xavi. A ese tiro no llegó Busquets para cruzarse en su línea, tampoco lo rechazó Eric García, parapetado en el área, y Ter Stegen, por mucho que se estirara, no llegaría nunca a ese ajustadísimo disparo que lamió el palo derecho con tal precisión que se acurrucó la pelota junto a la red lateral.

El viejo Meazza, un estadio con alma, que parece succionar a los jugadores de lo vertical e imponente que es se puso a temblar con ese tanto interista. Y Xavi, entretanto, se marchaba enfadado al vestuario porque la personalidad del Barça le duró apenas un cuarto de hora. Además, el ‘Ousmane sistema’ no funcionó. Balones a Dembélé, pinchado en la cal, junto a la banda derecha, y a cruzar los dedos para que alguna vez, solo alguna vez, eligiera bien. Hasta 20, sí, ¡¡20!!, posesiones perdió el delantero azulgrana. Inzaghi, que eligió a dos delanteros ligeros (Lautaro y Correa) para mover a la extraña defensa del Barça, estaba feliz porque el plan le salió bien. Al menos, en la primera mitad. Xavi; no.

Innovación con zaga de tres

Innovó con una zaga de tres que era, en realidad, de cuatro, ubicado Sergi Roberto como lateral derecho, conteniéndose, sin apenas asomarse al ataque porque ese flanco le correspondía a Dembélé. Suya era la responsabilidad. Y la asumió Ousmane hasta ser casi un irresponsable porque dañó táctica y emocionalmente al Barça -perdía el balón y luego no ayudaba solidariamente atrás-, mientras Raphinha, en una extraña función de interior zurdo, no tenía influencia alguna en el partido.

A Marcos Alonso ese doble rol (lateral que se desdoblaba más como extremo izquierdo) tampoco le ayudaba demasiado. El partido entró entonces en un enloquecido correcalle, los “bandazos” que diría Xavi, donde el Inter era el tipo más feliz del antiguo Meazza, un estadio con caducidad (debería ser demolido en 2026 para dar paso a la nueva ‘Catedrale’), poniendo bajo sospecha al Barça. Al viejo y también antiguo Barça, un equipo que cada vez que cruza los Pirineos se reencuentra con esa eterna melancolía que le devuelve a las noches funestas. No hace falta casi ni recordarlos porque se saben de memoria: Roma, Liverpool, Lisboa…

Antes del tanto del Inter se vivió una jugada que alteró el paisaje del partido. Se asustó el Barça cuando el VAR le libro de un penalti que había cometido Eric García con la mano. Se libró porque había fuera de juego previo de Lautaro. No fue gol, pero tuvo un impacto similar porque se le esfumó el partido de las manos al equipo de Xavi. Si es que lo llegó a tener alguna vez. La foto de la defensa se completó en la segunda parte con la lesión de Christensen, que se vio obligado a pedir el cambio. Entró Piqué, quien en apenas dos semanas ha pasado de ser el quinto y marginal central de la plantilla a ser el segundo, convertido en solución de emergencia en Milán.

Lewandowski, desconectado

Mientras, el técnico azulgrana modificaba el papel de los extremos. Desplazó a Dembélé al flanco izquierdo y situó a Raphinha, ya como extremo puro, abandonando el invento de interior, en la derecha. Perdió dos balones el francés y a la tercera opción soltó un zurdazo que repelió el palo de Onana. A la hora de partido, primera gran ocasión del Barça. Y única hasta entonces. Luego, con la entrada de Ansu Fati por el delantero brasileño, retornó Ousmane a su hogar en el costado diestro. Y lo que el VAR te salvó en el penalti de Eric, el VAR te lo quitó al anular el gol de Pedri por mano previa, o así lo entendió la tecnología, de Ansu.

Con los cambios, el Barça logró empujar al Inter a la casa de Onana empujando, ahora sí, con el criterio de Pedri y la energía de Gavi, aunque, y ese era el gran problema, seguía Lewandowski desconectado. Muy desconectado del partido y, lo más preocupante, del juego azulgrana. Pero el VAR, en cambio, no vio la mano de Dumfries en el tiempo añadido, protestado sin éxito por el Barça. El colegiado ni tan siquiera se acercó a la pantalla, además de que tampoco detectó otro penalti en un empujón a Lewandowski.

Con esas jugadas polémicas resueltas en su contra no basta para explicar el pobre fútbol del equipo de Xavi, atascado ante el Inter de los tres centrales. Se quedó a oscuras.

La ficha técnica

Inter: Onana (6), Skriniar (6), De Vrij (6), Bastoni (6), Darmian (5), Mkhitaryan (5), Barella (6), Çalhanoglu (8), Di Marco (7), Correa (6) y Lautaro (6).

Entrenador: Simone Inzaghi (6)

Cambios: Dzeko (6) por Correa (m. 56); Dumfries (5) por Di Marco (m. 76); Acerbi (5) por De Vrij (m, 76); Gosens (5) por Darmian (m. 76); Asllani (s.c.) por Çalhanoglu (m. 84)


Barcelona: Ter Stegen (5), Christensen (5), Eric García (5), Marcos Alonso (4), Sergi Roberto (4), Busquets (5), Gavi (4), Pedri (6), Raphinha (4), Lewandowski (4) y Dembélé (5).

Entrenador: Xavi Hernández (4)

Cambios: Piqué (4) por Christensen (m. 57); Balde (5) por Marcos Alonso (m. 64); Ansu Fati (5) por Raphinha (m. 64); Kessié (s.c.) por Gavi (m. 83)

Goles: 1-0, Çalhanoglu (m. 45+2);

Árbitro: Slavko Vincic (5), esloveno.


Tarjetas amarillas: Barella (m. 22); Busquets (m. 59); Xavi (m. 68); Çalhanoglu (m. 69); Gavi (m. 76); Lautaro (m. 76); Inzaghi (m. 80); Bastoni (m. 87); Onana (m. 90 + 4)

Estadio: San Siro.

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