Dieciséis años después ahí volvían a estar. Nadal y Djokovic, protagonistas de la mayor rivalidad en la historia del tenis. Roland Garros, que les citó por vez primera en 2006, les reunió otra vez en 2022. A este nivel no es descartable que se sigan viendo las caras en 2038. Español y serbio brindaron la enésima batalla (4:16h) para archivar en la videoteca. La última, la 59ª. se la llevó Nadal por 2-6, 6-4, 2-6, 6-7(4). Un partido que empezó en mayo y terminó en junio. Cosas del horario nocturno. Juzguen ustedes mismos.

Las condiciones ‘after hours’ beneficiaban teóricamente a Djokovic aunque la primera hora de encuentro de Nadal fue impecable. Lo visto hoy fue un recital. Diez minutos de lucha invirtió en el primer juego, suficientes –¡qué menos!- para quebrar el servicio de Novak. Ese inicio fue sintomático de lo que se iba a presenciar en la Philippe Chatrier. Tres opciones de break había necesitado el balear, menos que la única que tuvo en el quinto para colocar después el 1-5. Como si hubiera sido fácil, Nadal cerró la manga por 2-6. Clave fue el 15-40 que el de Manacor salvó con 1-2 en el luminoso.

Un tercio del trabajo estaba hecho y Rafa calcó en plan en los albores del segundo parcial. Apenas sumó errores forzados y la derecha le corría como si fuera pista dura. Tras siete opciones de break Nadal logró iniciar de nuevo la manga por delante. Lo confirmó a renglón seguido con un juego en blanco –escasearon- y volvió a quebrar de nuevo aprovechando su única ocasión para que en el luminoso brillara un 0-3. No encontraba la manera de sacar la cabeza Djokovic, pero cuando lo hizo salió con todo.

Resurge Novak

Se cambiaron las tornas en ese momento. Pese a que el revés es su golpe por excelencia, empezó a mandar con la derecha el de Belgrado. No había perdido ningún set en lo que iba de torneo y no estaba dispuesto a ceder dos de golpe. Quebró primero y repitió de nuevo en un juego de más de 20 minutos. Fue el momento más peliagudo de Nadal, que pudo frenar la sangría momentáneamente pero sucumbió otra vez en el décimo juego y ‘Nole’ se adjudicó el set.

Lo de Rafa, inexplicable

Cualquier mortal habría seguido con la cabeza gacha, pero Rafael Nadal Parera tiene la mente de cemento armado. Olvidó todo lo acaecido y rompió en blanco el primer saque de Djokovic. Salvó una opción de rotura en el cuarto y quebró nuevamente en el quinto. Esta vez sí mantuvo la renta el manacorí y se aseguró, al menos, un quinto set.

Por lo pronto llegó el cuarto, que fue un parcial más ‘terrenal’. Tras tres horas de encuentro era imposible mantener esa finura y precisión en los golpeos, si bien el nivel continuaba siendo excelente. Una perogrullada siendo Nadal y Djokovic. El de Belgrado se adjudicó la primera bola de break que hubo pero con 5-2 arriba, Nadal lo levantó. Con 5-3 malogró dos bolas de set y vio cómo Rafa se lo volteó hasta llegar al tie break. Ahí, lejos de lo esperado, el balear consiguió cinco opciones de partido. Costó pero lo cerró en la cuarta. Sabe a poco que el único premio sean, por ahora, unas semis.