Con una puntualidad casi británica y acompañado del 21º grande de su carrera, el trofeo del Open de Australia conquistado el pasado domingo en una final épica ante el ruso Daniil Medvedev, Rafa Nadal, pocas horas después de llegar a Mallorca, ha reflexionado sobre lo sucedido en las Antípodas, su situación personal tras el exigente torneo disputado, lesiones y futuro. Y, por supuesto, de su 21 título de Grand Slam que le convierte en el primer en alcanzar esa cifra.

El tenista de Manacor, en la pista indoor de su academia, desconoce dónde está su techo, pero tiene claro que los títulos grandes que suma ahora no le serán suficientes para acabar como el más grande de la historia de su deporte. “No sé dónde está mi techo, no tengo ni idea. Hace poco firmaba solo poder seguir jugando a tenis. Mi forma de verlo no cambia. Si quiero ser el que más títulos grandes tenga sí, me gusta pensar en ello; pero no me obsesiona no serlo. No creo que 21 sean suficientes para terminar siendo el que más tiene, el futuro lo dirá, pero me siento un superafortunado de la vida. El debate de quién es el mejor lo entiendo porque genera afición, pero yo lo vivo de una manera distinta. Yo hago mi camino. Sigo con mi hoja de ruta y si eso me permite seguir, perfecto. No pienso en ganar el título 21, me preparo para poder competir. Mi vida no cambiará si gano 21 o más, soy un afortunado de la vida, lo que quiero es disfrutar de la competición.”.

Nadal fue claro a la hora de valorar con qué perspectivas afrontaba el torneo: “No pensaba en ganar, esa es la verdad. Llevaba seis meses sin jugar. Gano el primer torneo, en Melbourne, la final la juego más o menos bien y es un paso adelante. A partir de ahí hay varios momentos clave, con entrenamientos con los mejores jugadores del mundo, les juego de tú a tú, y en el tercer partido ante Khachanov doy un paso importante. Es un primer gran reto y lo supero con muy buenas sensaciones. Me planto en octavos y empiezas a respirar un poquito de otra manera. Luego sabes que está todo muy difícil, pero mis sensaciones eran muy buenas”, ha comentado.

Sobre qué sintió cuando Medvedev no llegó a la última pelota del partido, ha señalado: “No piensas, estás en un momento de concentración, tensión, nervios y agotamiento. Pero al mismo tiempo, estar en la situación que estaba era un regalo increíble. Estaba nervioso antes de la final porque te jugabas algo importante. Otros años he llegado preparado, pero este año no, he tenido muchos problemas, la lesión, tuve la Covid. Y si diez días antes de jugar un torneo como este he de estar encerrado diez días en casa, pues la situación se convierte en dramática. Es la vez más inesperada, he jugado con desparpajo, con máxima ilusión y con alegría. He jugado infinitamente mejor de lo que pensaba yo y cualquiera de mi equipo”, ha confesado.

“Me llevo el trofeo, un apoyo incondicional de la gente, ha sido impresionante, y a nivel personal una experiencia inolvidable. He podido disfrutar del deporte de máximo nivel, y hace pocas semanas era inimaginable. He vuelto a competir al máximo contra los mejores jugadores. Es muy importante de cara al futuro y sobre todo para pasármelo bien. Las cuatro semanas en Australia entrenando me he encontrado sorprendentemente bien y competitivo. Tiene un especial valor el entrenamiento y cuando ves que no estoy tan lejos. Cogí confianza para conseguir los objetivos”.

¿Ha sido Australia la vez que ha acudido a un gran torneo con menos presión? “No sé qué decir, depende del momento”, ha dicho. “En semifinales y la final tienes presión. Me veía preparado para competir porque me veía bien. Pero es una presión diferente a la de otros momentos, la presión era si podía aguantar físicamente y tenísticamente. A medida que el torneo va avanzando la presión avanza porque ves posibilidades de éxito”.

El tenista ha realizado a continuación una radiografía minuciosa del partido. “Durante el partido lo viví con la ilusión previa, con nervios, con momentos duros porque el partido va por muy mal camino. En el primer set Medvedev fue mejor, en el segundo no me sentí inferior a él, pero físicamente no iba nada sobrado. El segundo set era importantísimo, tanto a nivel físico como mental. Cuando pierdo es un mazazo muy duro porque perdí muchas oportunidades. Al final seguí, pero las circunstancias me permitieron meterme en el partido. Lo que quieres es no dejarte ir y no perder la concentración porque al más mínimo error te vas fuera. Australia tiene un significado especial porque en mi carrera es el torneo donde he sufrido más. A mi edad haber conseguido mi segundo título allí es muy importante”.

De su lesión de escafoides no ha querido profundizar, pero sí ha dejado claro que se ve jugando “con muchas más opciones de jugar que hace cuatro semanas. He jugado partidos a cinco sets de máxima exigencia y el físico ha aguantado. Es una inyección de confianza muy importante”.

Respecto a cuál ha sido el proceso para su regreso a las pistas tras seis meses alejado de ellas, ha señalado: “Al final omos personas antes que deportistas, pasamos por momentos mejores, por otros peores. Cada uno tiene sus objetivos, sus ambiciones, pero no estaba apto para pelear por mis objetivos. Son momentos que no sabes lo que va a pasar, pero sigues, unos días podía entrenar veinte minutos, otro dos horas, pero he venido a entrenar con una actitud positiva, he trabajado bien en el gimnasio, que no es que me guste especialmente. Se trataba de sumar y no restar, aceptar cada situación y teniendo claro que podía ir mal”.

Si la salud le respeta, se ve jugando y compitiendo una larga temporada: “Lo que me motiva es que me gusta hacer lo que hago, me gusta entrenar y competir, disfruto de lo que hago aunque sé que tiene una fecha de caducidad. Sé que no es para siempre, pero mientras tenga la capacidad de seguir disfrutando, esa es mi ilusión. Ganar y perder es parte de nuestra vida, pero seguir compitiendo a mi edad en los mejores estadios del mundo es lo que me ilusiona y me motiva”.

Ensalzó una vez más a su equipo de trabajo: “Tengo a las personas adecuadas a mi lado y eso te cambia la vida. Siempre he tenido el apoyo de toda la gente que he tenido al lado. Y el hecho de tener el mismo equipo toda la vida me ayuda, porque son amigos, compañeros, y a veces necesitas más a estos que a un equipo de trabajo”.

Respecto al futuro y a su calendario de la temporada, dijo que no se puede dosificar más: “Si juego menos dejo de ser tenista. Menos no puedo jugar. En los últimos dos años he jugado muy poco. Debo analizar cómo estoy. Han sido muchos meces sin competir y tengo que ver cómo responde mi cuerpo. Ahora tengo Acapulco y después Indian Wells. Estoy con la máxima determinación de ir a Indian Wells, a Acapulco no lo sé, la perspectiva ha cambiado”.

No se ha atrevido a confirmar si los últimos seis meses han sido los peores de su carrera en cuanto a contratiempos en forma de lesiones y el coronavirus, pero si no lo han sido, se ha quedado cerca: “En 2005 tuve la lesión, la misma que he tenido ahora. También he tenido problemas en las muñecas, pero es diferente porque las lesiones que tienen un calendario son más fáciles de arreglar. Tienes un plan de acción y sabes que te recuperas. Después tuve las lesiones en las rodillas, entre Wimbledon 2012 a Viña del Mar. Son tiempos de muchas dudas, y después de esto, mis problemas no son de hace seis meses, sino desde que acabó el primer confinamiento. Tomo decisiones que no te gustan, no voy a US Open 2020, en 2021 dejé de jugar después de Roland Garros. Jugué lo justo. Las lesiones son como son, con momentos increíbles y momentos malos, pero no me han impedido tener la ilusión por jugar”.

El nombre del aeropuerto de Palma

Por último, se ha referido a la iniciativa que se ha puesto en marcha para que el aeropuerto de Palma pase a denominarse Rafa Nadal: “No tengo ni idea, si la gente que tiene que decidir eso cree que es lo adecuado para el aeropuerto, quién soy yo para negarme. No me ha llegado ni una noticia de esto, pero si se cree que es positivo para la isla, adelante, ha concluido.