Un desdibujado Sevilla cayó por 1-0 ante un vertiginoso Salzburgo y se despide de la Liga de Campeones. Los "toros rojos" se convierten en el primer equipo austríaco en llegar a los octavos de la máxima competición continental y gran parte del mérito es de sus dos delanteros: Karim Adeyemi y Noah Okafor.

El Sevilla -con las bajas de Acuña, Suso, En-Nesyri, Jesús Navas y Lamela- fue una sombra del equipo fiable que suele ser y pagó su falta de pegada arriba -especialmente una oportunidad crucial de Munir en el 47- y sus errores atrás.

El Salzburgo entró al partido con mucha intensidad, presionando muy arriba la salida del Sevilla y tratando de no dejar jugar cómodos a los de Julen Lopetegui.

Los andaluces respondieron buscando los espacios que dejaba atrás los anfitriones con unos activos Lucas Ocampos y Papu Gómez, pero la primera oportunidad llegó a los diez minutos con un córner que Koundé cabeceó fuera.

El gélido ambiente del Red Bull Arena, con las gradas vacías y -2 grados, una temperatura invernal que favorecía a los austríacos, deslució algo un partido de alto voltaje sobre el campo.

El Sevilla fue creciendo desde la solidez de la defensa de Koundé y Diego Carlos, con el apoyó de Fernando desde el pivote, que abortaron sin muchos problemas los primeros acercamientos de los veloces Adeyemi y Okafor.

El Sevilla, que necesitaba la victoria, tampoco creó grandes oportunidades en la primera mitad. Ivan Rakitic fue el primer jugador del equipo andaluz en disparar entre los tres palos en el minuto 34, aunque Philipp Köhn atajó sin problemas un disparo muy centrado desde la frontal.

Cuando ya moría el primer tiempo, en el 44, Koundé volvió a imponerse en un saque de esquina y su testarazo salió por encima de la cruceta de Köhn.

El segundo tiempo empezó con un cabezazo al travesaño de Munir. Después de un mal despeje de Onguene, Rakitic asistió con la cabeza un centro de Montiel pero el delantero sevillista no logra marcar.

Y a la siguiente jugada el mazazo: tras una recuperación del Salzburgo por la derecha, Aaronson filtró un pase a Adeyemi, que asistió dentro del área a Okafor para mandarla cruzada al fondo de la red. El partido dio un vuelco en apenas tres minutos. De un posible 0-1 al 1-0 final.

El Sevilla se volcó en ataque dado que tenía que marcar dos goles y Lopetegui dio entrada a Rafa Mir. La situación no le incomodó al Salzburgo, un equipo que cuenta con jugadores muy verticales y que tiene en el contragolpe una de sus grandes bazas.

Y justo para parar una contra del incombustible Adeyemi vio Joan Jordan la segunda amarilla. El Sevilla se quedaba con diez en el 64. Una remontada con diez jugadores contra un equipo entonado como el Salzburgo empezaba a ser ya casi un milagro.

Aunque el Sevilla no bajó los brazos y buscó su oportunidad, el partido se fue apagando y en el tramo final estuvo más cerca el segundo tanto del Salzburgo que el inicio de la remontada sevillista. El Sevilla se fue de la competición con diez jugadores y con cierta sensación de impotencia, muy alejado de su mejor versión como equipo fiable y competitivo.

Por el lado contrario, el Salzburgo se clasifica para octavos con el equipo más joven de todos los que compiten en la Liga de Campeones, con una media de 22 años y con sus dos grandes estrellas Adeyemi, con 19, y Okafor con 21.

Ficha técnica:

1 - Salzburgo: Kohn; Kristensen, Onguéné, Solet, Ulmer; Sucic (Capaldo, m. 75), Camara, Aaronson, Seiwald; Adeyemi (Sesko, m. 66), Okafor (Adamu, m. 84).

0 - Sevilla: Bono; Montiel (Rekik, m. 68), Koundé, Diego Carlos, Agustinsson (Rafa Mir, m. 53); Joan Jordán, Fernando, Rakitic (Torres, m. 68); Ocampos, Munir, Papu Gómez (Oscar Rodríguez, m. 68).

Goles: 1-0, M.50: Okafor.

Árbitro: Slavko Vincic (Eslovenia). Expulsó por doble amarilla al sevillista Joan Jordán, amonestado en los minutos 56 y 64. Mostró también tarjeta amarilla a Augustinsson (m. 18) y Ocampos (m. 83) del Sevilla, y a los locales Oguéné (m. 37) y Ulmer (m. 69).

Incidencias: Último partido del grupo G de la Liga de Campeones, jugado en el Red Bull Arena de Wals-Siezenheim, en Salzburgo, sin espectadores debido a las restricciones por la pandemia de la covid-19. Temperatura de dos grados bajo cero.