A 10 muerto, 10 puesto. El Barça da por cerrado el duelo del dorsal ausente otorgando el emblemático número de Lionel Messi al jugador más carismático que puede hacer olvidar la sensible pérdida del mejor futbolista de la historia del Barça. Si eso fuera posible.

Nadie mejor que Ansu Fati, pese a que tiene solo 18 años. Es quien reúne más características para apropiarse de la codiciada camiseta y empezó a lucirla desde ayer en unas fotografías difundidas por el Barça. De momento, para transmitir que es el nuevo propietario de la camiseta. Aunque todavía le falta tiempo para lucirla en los terrenos de juego.

Lesionado desde el pasado mes de noviembre con una rotura de menisco que se ha complicado, la reaparición del delantero no tiene fecha. “No vamos a correr ningún riesgo con él, queremos que nos dure mucho años”, explicó Koeman el sábado. 

Nadie tan valiente

Nadie más valiente, tampoco, que Fati para asumir el mayúsculo reto. En la elección de dorsales, normalmente gestionada por el vestuario y según criterios de antigüedad, ha intervenido esta vez el club.

El 10 era una camiseta caliente y se pensó en algún futbolista representativo para que lo retomara. Sergio Kun Agüero y Philippe Coutinho no mostraron ningún entusiasmo y la cúpula dirigente dirigió su mirada a jóvenes como Fati o Pedri. El canario llegó la temporada pasada al Barça. Fati inicia la tercera campaña y su historial de récords ha asentado su posición en el club.  

El 10 del Barça ha sido de Messi desde el 2008. Durante 13 temporadas ha llevado la camiseta en todas las versiones y colores. Ansu hereda el 10 sin vértigo, como tampoco debió sentirlo Messi cuando le entregaron el dorsal de Ronaldinho.

La sucesión se estaba fraguando con el brasileño, entre las paredes del vestuario. Luego intervino el club. Con Laporta de presidente, y Txiki Begiristain de director técnico y Pep Guardiola de entrenador. Entre ambos edificaron el nuevo Barça sobre Messi.

Cuéllar fue el primero

Ha pasado por muy pocas manos el 10. Ángel Cuéllar fue el primer propietario del número cuando se establecieron dorsales nominales y fijos en la campaña 1995-96. En la era Cruyff lo vistieron con mayor frecuencia Michael Laudrup y Romario. Guardiola lo lució en la final de Wembley de 1992.

Cuéllar solo lo disfrutó una temporada. El siguiente propietario fue el brasileño Giovanni (96-99), le sucedió el finlandés Jari Litmanen (99-2000) y pasó a Rivaldo (00-02). A Juan Román Riquelme le duró un año; hasta la llegada de Ronaldinho (2003), distinguido como el icono a partir del cual empezaba a rodar el círculo virtuoso con Joan Laporta. Hasta la eclosión de Messi. El presidente establece ahora la frontera de una nueva etapa. No solo por su regreso a la jefatura del club, sino por el emblemático relevo que se produce en el terreno de juego y el coraje de Ansu. 

Las bajas de última hora del mercado han generado una nueva distribución de dorsales. Ousmane Dembélé ha heredado el 7 que lucía Griezmann hasta que ha regresado al Atlético y Luuk de Jong recoge el 17 que se otorgó en el último partido a Rey Manaj antes de ser cedido al Spezia. El 22 de Emerson, traspasado al Tottenham, ha pasado a manos de Òscar Mingueza, que ha sido inscrito como miembro del primer equipo. Igual que Yusuf Demir, que ha cambiado el 27 por el 11 que llevaba Dembélé.