Quizá Varna pase a la historia como el lugar en el que todo cambió. Porque en la ciudad búlgara, sede en los últimos días del Campeonato de Europa de balonmano playa, la selección noruega femenina se ha atrevido a desafiar la normativa que exige que las mujeres compitan con bikini, algo que consideran discriminatorio, anticuado, que sexualiza gratuitamente a la deportista y que incluso puede resultar negativo para el desarrollo de este deporte. El equipo nórdico disputó el partido por el bronce (que se colgó la selección española) con mallas, poniendo sobre la mesa el debate sobre esta norma que el voley playa, por ejemplo, abolió en los Juegos Olímpicos de Londres (tras estar vigente en Sídney, Atenas y Pekín). En ese 2012 la Asociación Internacional de Boxeo también intentó que las púgiles pelearan con falda y poco antes la FIBA trató de imponer a las baloncestistas jugar con trajes ajustados, por poner otros ejemplos.

"Pensaba que estas cosas ya no pasaban", señalaba la exjugadora noruega de voleibol Merita Berntsen Mol. Noruega, con el apoyo de Suecia, ya protestó antes de la disputa de este Europeo de balonmano playa (un deporte espectacular que optó a ser olímpico en el 2024) y pidió que quien así lo quisiera pudiera jugar con mallas, pero la Federación Europea de Balonmano (EHF) se mantuvo firme esgrimiendo el reglamento. A los hombres se les exige que vistan "camisetas sin mangas y ajustadas". En la parte inferior, la norma habla para ellos de "pantalones cortos", y, "siempre que no sean muy holgados", añade el texto, "pueden ser más largos, pero deben quedar 10 centímetros por encima de la rótula".

Las normas para el uniforme masculino de balonmano playa. RFEBM

Con todo, las jugadoras noruegas estaban dispuestas a desafiar la normativa y comenzar el Europeo sin ajustarse al código de vestimenta, pero las presiones fueron muy fuertes. "Primero nos dijeron que recibiríamos una multa de 50 euros por persona y partido, lo que supondría una sanción de 5.000 euros. Y respondimos que de acuerdo", explicó su capitana, Katinka Haltvik, a la radiotelevisión pública noruega (NRK). "Pero luego nos dijeron que la cantidad podría aumentar en cada partido y nos amenazaron con otras penalizaciones sin especificar. Justo antes del primer partido nos advirtieron de que seríamos descalificadas, así que nos vimos forzadas a jugar con bikini", narró desolada. La EHF confirmó lo relativo a las multas, pero niega que amenazara con expulsar al equipo del Europeo.

El presidente de la federación noruega, Kåre Geir Lio, calificó de "embarazosa y descorazonadora" la reacción de la EHF. "Pagaríamos felices la multa si es que se trata de eso. En esto el equipo tiene todo nuestro apoyo". Lio explicó que una comisión lleva años tratando de que se modifique la normativa, que se ha llevado a varios congresos de la EHF y que incluso han tenido la promesa de que se resolvería el problema, pero "todavía no ha pasado nada". "Es muy triste por las jugadoras que tienen que lidiar con todo esto", lamenta. Noruega enviará una carta de protesta a la federación europea con el apoyo de Suecia, Dinamarca y Francia.

"Hemos perdido a jugadoras por el bikini"

El propio seleccionador galo, Valérie Nicolas, asegura que "si nada ha cambiado antes del próximo campeonato", él mismo presionará para que sus jugadoras vistan como quieran. "Y aceptaremos las consecuencias que ello acarree". Lejos de ser un capricho, Nicolas esgrime motivos inapelables para cambiar esa normativa. "Hemos perdido jugadoras por culpa de la vestimenta. Las jugadores me dicen que no se sienten a gusto, que se sienten desnudas y observadas. Este es un deporte con mucho movimiento y el bikini entorpece", narra el técnico, que añade: "También supone un problema en relación con la menstruación, por no hablar de la religión".

Tras acatar la norma hasta semifinales, donde cayeron eliminadas por Dinamarca, las jugadoras noruegas optaron por disputar la final de consolación con mallas. Ganó España por dos sets a cero y se quedaron sin medalla, pero lograron una victoria mucho más importante.