La leyenda de Luka Romero comenzó a forjarse mucho antes de que el pasado mes de junio se convirtiera en el futbolista más joven en debutar en Primera División, con 15 años y 219 días, vistiendo la elástica del RCD Mallorca y nada menos que frente al Real Madrid; o de que anotara su primer gol oficial con el equipo bermellón en Segunda este domingo (4-0 ante el Logroñés), estrenando a lo grande los 16.

En las Pitiusas muchos eran conscientes antes de 2015 de que el pequeño Luka tendría un capítulo propio en la historia del fútbol nacional. El chaval nacido en México (Victoria de Durango, 18 de noviembre de 2004), con ascendencia argentina y formación española —dio sus primeras patadas en la Escuela Municipal de Estepona, antes de embarcarse con su familia a Formentera— reunía todas las condiciones para convertirse en una figura.

Siguiendo los pasos de su padre Diego Romero, Luka se alistó en el equipo prebenjamín de la SD Formentera en la temporada 2011-12, que dirigía el portero del CD Ibiza Marcos Contreras. Y no tardó en llamar la atención de todos en la isla. «Era un niño al que le apasionaba el fútbol. Le echaba más horas que nadie y marcaba diferencias. Tenía una intensidad diferente. Espero que cuando se instale en la élite vuelva a marcar diferencias», relata el portero andaluz.

Otro de los que cayó rendido a los pies de aquel renacuajo con melena era su entonces presidente Felip Portas. «Luka destacaba, sin duda. Siempre solía jugar en una categoría superior y seguía marcando diferencias. Era el típico niño que se pasaba la vida con el balón. Entrenaba y luego se quedaba viendo a su padre», recuerda el directivo formenterense.

Su destreza con el balón enamoró también a los rectores de La Masía pero, como recuerda Portas, «era demasiado pequeño y fichar por el FC Barcelona implicaba que los padres se trasladaran allí». El dirigente de la SD Formentera cree que el zurdo «todavía es muy joven». «Tienen que dejarle ser Luka Romero, ni Messi ni Maradona. Lo positivo es que tiene un entorno favorable, porque la familia le apoya siempre pero tienen los pies en el suelo», argumenta Portas, quien desea que a Luka «le respeten las lesiones y tenga suerte y continuidad con el primer equipo» del Mallorca.

Tras cerrar su etapa benjamín con más de 80 goles sobre sus pequeñas espaldas, la familia Romero Bezzana se trasladó a Ibiza tras la incorporación de Diego a la Penya Esportiva Sant Jordi. Pero fue su hijo Luka quien acaparó todas las miradas en el conjunto alevín, dirigido por el brasileño Nino de Andrade. «Nunca había tenido un jugador así. Luka es uno de esos talentos diferentes, con detalles de gran jugador.

Teníamos un equipo muy competitivo, pero él llamaba la atención», relata el exjugador de fútbol sala y entrenador que, a sus 50 años y tras una dilatada experiencia en los terrenos de juego, concluye que el mediapunta zurdo «tiene un don que le ha dado Dios» para esto del fútbol.

Nino vive muy de cerca las hazañas de Luka con el Mallorca. Guarda una estrecha relación con la familia y cuenta que durante el confinamiento compartieron vídeos haciendo truquitos en casa con el balón. «Son muy humildes y buenas personas. Yo siempre estoy pendiente de él», explica el de Sao Paolo, que vivió con «emoción» el primer gol de su exfutbolista en LaLiga Smartbank. «Antes de que llegase el balón a sus pies, ya sabía que iba a marcar un golazo», asegura. Nino, además, recuerda al pequeño Luka de 11 años como un jugador «muy callado, que lloraba cuando perdía y que era súper competitivo». «En el calentamiento hacía cositas con el balón y daba toques con la cabeza, de cachondeo, para reírnos», subraya.

Un orgullo para las Pitiusas

Un orgullo para las Pitiusas

El presidente de la entidad verdinegra, José Riera, también rememora con cariño la etapa de la familia Romero en Sant Jordi, que acabó con el galardón a mejor futbolista alevín para Luka en la Fiesta del Fútbol organizada por Diario de Ibiza. «Despuntaba sobre los demás. Sobresalía y era la atención», confiesa Riera, que «intuía» que el futbolista latino «llegaría lejos». «Con 11 años tenía detalles de cadete o juvenil pero claro, ¿cuántos niños con talento se han quedado por el camino?», se pregunta, en una reflexión idéntica a las manifestadas por Nino y Felip Portas.

Para Riera «es un orgullo» que Luka haya pasado por el Sant Jordi porque, además, la familia dejó huella en el club. «Todavía nos siguen y cuando jugamos el play-off en Mallorca pudieron venir a vernos un partido. Esperemos que Luka sea un jugador que proyecte, que sea un buen referente porque el chaval es maravilloso, le deseamos toda la suerte del mundo», concluye sobre un enorme diamante del fútbol pulido en las Pitiusas.

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