Muchas cosas empezaron a cambiar en la Sociedad Deportiva Portmany desde que, el pasado verano, y a pesar de la difícil situación sanitaria por la que atravesamos, la directiva, encabezada por Nacho Andrés, decidiera dar un paso adelante para profesionalizarse y volver a ser un referente en el fútbol balear. Que el año anterior consiguiera regresar a Tercera División 14 años después de su última participación, y que en 2023 conmemore su centenario también han tenido mucho que ver en la amplia reforma que está ejecutando la respetada entidad de Sant Antoni.

El club abrió las ventanas y dejó salir el polvo y el aire contaminado de etapas anteriores. La plantilla resultante ha sufrido una notable transformación y apenas media docena de jugadores sobreviven respecto al anterior equipo que pasó mil y una penurias para salvar la categoría.

La dirección comenzó a reestructurar las áreas del club más desaprovechadas, dio un importante impulso a sus canales de comunicación y recuperó caché con el regreso al club del veterano exfutbolista Toni Arabí para acompañar en su crecimiento a los más pequeños. El acuerdo de filialidad con el Luchador, el otro club de la localidad, ha sido otro de los proyectos más ambiciosos de un Portmany que también ha reforzado la coordinación de la cantera y que ha depositado toda la confianza para la dirección del primer equipo en el entrenador valenciano Carlos Luque.

Este último ha introducido una revolucionaria novedad a los entrenamientos del conjunto de Tercera División, cuyo horario habitual para esta temporada es las cinco de la tarde. Con el objetivo añadido de despejar franjas horarias para los entrenamientos de la cantera, el técnico ha establecido la sesión matinal de los miércoles a las 7.30 de la mañana, lo que convierte al Portmany de Tercera División en el equipo más madrugador de la isla y, muy posiblemente, del planeta.

Al CD Ibiza, rival en su grupo -y al que el Portmany derrotó en el debut liguero disputado en Can Misses-, tampoco se le pegan las sábanas y normalmente entrena a partir de las 9 de la mañana. Desde las 10,30 horas se ejercita la UD Ibiza de Segunda B, y también entrena a media mañana la SD Formentera. En horario vespertino lo hacen la Peña Deportiva (18.15 horas), el Sant Rafel (20 horas) y el Sant Jordi (20.30).

Un proceso de mejora

Un proceso de mejora

Pero hay más razones para que el Portmany quiera arañarle horas al día. Con esta decisión también se pretende disponer de todo el campo, algo difícil en un club con una veintena de plantillas, y dar un salto de calidad en el rendimiento del conjunto de Tercera. Y aunque no ha sido fácil inocular el virus de la profesionalidad, poco a poco lo están consiguiendo. El fútbol es su pasión y ese sentimiento pesa más que un madrugón semanal.

«Muchos jugadores estudian o trabajan y no se puede poner más tarde. Con el esfuerzo de los jugadores y la comprensión de muchos jefes de sus trabajos se ha conseguido que a las 9 haya terminado el entrenamiento. Se empieza a las 7.30, pero todo el mundo llega a las 7.10. Es un proceso de mejora de la calidad de los entrenamientos y es muy bonito entrenar con el amanecer», explican en el seno de la plantilla rojilla.

Con el sol aupándose lentamente sobre el horizonte arranca los miércoles la jornada de trabajo del Portmany, una plantilla que ha decidido remangarse y pelear por hacerse un hueco entre los mejores. Toca madrugar para soñar en grande en un ejercicio tan distópico como ilusionante para el club de Sant Antoni.