Deportes de contacto con un importante arraigo en las islas como el kick boxing, cuya sede federativa se encuentra en Ibiza, reiniciaron ayer la actividad en gimnasios como el Budoka de Vila con tantas dosis de ilusión como de intranquilidad por las restricciones sanitarias impuestas a causa del Covid-19.

Siguiendo el protocolo establecido para los centros deportivos en la fase 2 del desconfinamiento, ayer entre las seis y las nueve de la tarde se llevaron a cabo los primeros entrenamientos de kick boxing después de más de dos meses de aislamiento e incertidumbre. Solo un puñado de alumnos federados acudieron a la jornada inaugural por precaución, y es que el presidente ibicenco de la Federación balear de esta disciplina marcial, Joan Roig, sostiene que es «absurda» la situación que están viviendo respecto a otros deportes: «Nosotros como disciplina de combate y desde la unión que se ha hecho a nivel nacional tenemos muchísimos menos partes de accidentes y mucho menos contacto que el baloncesto, por ejemplo, y lo que nos están exigiendo en cuanto a distancia de seguridad va a hacer que muchos clubes tengan que desaparecer».

Roig, que lleva más de dos décadas al frente de la Balear, espera de las administraciones «una solución» para los profesionales «que viven de dar clases». «Aunque la dirección general de Deportes se está reuniendo con los presidentes de las federaciones cada semana, solo nos va dando la información de lo que hay. Muchas veces dices, ¿cómo vamos a salir de esta? No por el coronavirus, pero, ¿cómo se entiende que tengamos que entrenar a cuatro metros, con mascarilla y que en una gran instalación solo pueda haber dos personas con un entrenador y sin contacto en la fase dos?», se pregunta Roig.

Evitar una fuga de talentos

Evitar una fuga de talentos

En sintonía con la preocupación que reflejaron en Diario de Ibiza otros deportes de contacto como la lucha olímpica, el judo o el kárate, el máximo responsable del kick boxing balear reconoce que están viviendo «algo surrealista» y espera que «se imponga el sentido común» ya que, de lo contrario, habrá padres que dejarán de llevar a sus hijos pequeños a las clases «por miedo».

Con el fin de evitar esta fuga de alumnos y de jóvenes talentos como la múltiple campeona de España Desirée Planells, Joan Roig explica que desde la Federación balear han buscado dar respuesta a los clubes «que están pagando un alquiler, una hipoteca o que dependen para todo del sueldo de dar clases». «Lo que se nos ocurrió desde la junta ejecutiva fue generar un gabinete de salida a esta crisis y de fortalecimiento post coronavirus. Para ello hemos creado un equipo en el que hay una psicóloga especializada para que cualquier problema que surja en un club ayudemos para que salga adelante», expone.

Asimismo, la respuesta ha sido poner a disposición de sus asociados, de manera gratuita, un apoyo psicológico «para salir de esto de una manera holística, integral». También cuentan con asesoramiento financiero y fiscal para cualquier problema económico que tengan los presidentes o directores de clubes. El apoyo de redes sociales y online también es otra de las patas que cubre el equipo federativo, para «enseñar a dar clases a través de diferentes plataformas como Zoom». «Con esto estamos dando una ayuda individual y real, en especies, porque creemos que es un momento para ser generoso. Lo que podemos dar es una estructura que ayude de forma individual para cada caso. Echamos de menos desde la dirección general y desde los consells insulares que hubieran hecho lo mismo con nosotros. Hay muy buenas intenciones, pero no sabemos qué nos darán en ayuda o especies. Es todo una incertidumbre. En el caso del Consell de Ibiza, echamos de menos un gabinete para salir de la crisis a nivel económico y emocional para cada deporte. Si no hay una ayuda económica, la caída en los deportes de combate va a ser brutal. Ya hay tres centros cerrados», concluye Roig.