Los aficionados al fútbol en las Pitiusas que no hayan alcanzado la treintena probablemente no habrán vivido un ambiente como el que se respiró ayer en el estadio de Can Misses. Hay que remontarse a 2007, con el ascenso de la SE Eivissa de Luis Elcacho a Segunda B; a los mejores años de Sa Deportiva el pasado siglo o, más atrás, al antiguo campo de la calle Canarias para recordar a miles de aficionados pitiusos en torno a equipos de la isla.

Los más de 3.000 espectadores que asistieron al derbi balear se hicieron sentir ya desde primera hora de la mañana, cuando comenzaron a reunirse las peñas de animación de ambos equipos. Si el Atlético Baleares estuvo acompañado por más de 300 seguidores balearicos, la UD Ibiza sintió el aliento de Pageses y Corsarios, cuyos cánticos y aplausos contagiaron al resto del estadio para vivir con pasión la bonita lucha por el liderato en el grupo I.

Que el partido era probablemente el más especial y atractivo de la última década quedó demostrado en las inmediaciones de Can Misses, donde hubo que habilitar un segundo acceso para facilitar el ingreso al campo de los aficionados, y en el palco de autoridades, con la presencia de numerosos responsables políticos y federativos, como el presidente de la FFIB, Miquel Bestard.

La plantilla y el cuerpo técnico celestes también se impregnaron de ese fervor que exhalaba la grada, formando un corrillo para conjurarse tras el calentamiento. Sobre el césped, los 22 futbolistas se dejaron la piel y en la grada, salvo un pequeño rifirrafe entre aficiones al filo del descanso, se vivió una auténtica fiesta del fútbol balear.