El deportista madrileño, que vive desde hace muchos años en la isla, culminó su gesta a las 3:50 horas de la madrugada del domingo, después de haber iniciado las ascensiones a las 6.05 horas del sábado. Casi 22 horas de esfuerzo para completar así una distancia de unos 330 kilómetros con un desnivel positivo de 8.851 metros, emulando con este último registro la altura del Everest.

Stihl estuvo siempre acompañado por amigos y familiares. Tampoco faltó Juanjo Serra, el que ha sido su entrenador para preparar este descomunal reto deportivo. Durante el mismo recibió numerosos apoyos y asistencia en cada una de las paradas que realizó. Además, al menos en una de sus ascensiones se cruzó con una comitiva de coches clásicos que participaban en un encuentro de este tipo de vehículos, y también con un nutrido grupo de motociclistas que conducían sus Vespas, en otra jornada para propietarios de este tipo de vehículos.

«Ha sido increíble. Me encuentro bien, aunque lógicamente un poco cansado», comentó el ciclista, que dijo también que todo fue «mejor» de lo que esperaba pero reconoció que «hubo dos momentos de bajón».

Sin embargo, Stihl sacó «fuerzas» y siguió adelante hasta poder completar el reto. «Me acordé de los nenes y continué», comentó.

Stihl también se alegró por el buen ritmo de la recaudación, que cree que puede superar los 3.000 euros, con los que pretende hacer más acogedoras las salas de los enfermos infantiles del hospital Can Misses, explicó el ciclista, que reconoció estar emocionado por todas las felicitaciones que estaba recibiendo.