De leyenda. Así podría calificarse la histórica campaña que ha bordado con su esfuerzo y calidad la plantilla de la Peña Deportiva, con un comprometido grupo de futbolistas que han encandilado a todos con su fútbol durante toda esta temporada. (Mira aquí las imágenes de la celebración)

Y es que ayer, el conjunto entrenado por el técnico Raúl Casañ culminó brillantemente su tarea con la consecución del anhelado ascenso a Segunda División B, tras un agónico partido de vuelta de la eliminatoria ante la UD Tamaraceite, cuyo resultado final se resolvió en la prórroga, gracias a un providencial tanto de Nacho (2-1), después de que los locales consiguieran igualar el marcador (1-1) con un gol de penalti transformado por Cristeto en el último suspiro del añadido a los 90 minutos reglamentarios. Un oportuno tanto que hizo vibrar las gradas y enloquecer a la afición de Santa Eulària, después de ver prácticamente perdida la primera opción de ascender, tras el 0-1 conseguido poco antes del descanso por el visitante David González, de pena máxima, con el que se llegó al tiempo de descuento del partido.

No obstante, pese a todas las dificultades y el sufrimiento por el que tuvieron que pasar los locales, el equipo peñista se hizo merecedor de una hazaña que les permite retornar a la Segunda B justo un año después de haber perdido su sitio en la división de bronce. Un salto de categoría que supone la guinda y la mejor recompensa posible para un elenco de jugadores que ya se ha hecho un hueco imborrable en los anales de la historia del club de la Villa del Río, al convertirse los de Raúl Casañ en la primera plantilla que logra por primera vez y de una sola tacada el título de Liga y el ascenso directo de categoría en la eliminatoria de los campeones.

Sin perder la fe ni tirar la toalla

Y eso que no fue el de ayer el mejor de los partidos de la Peña Deportiva esta temporada en casa, sino más bien al contrario, dado que el cuadro santaeulaliense se vio superado casi siempre este domingo por un modesto Tamaraceite que se mostró en el Municipal de Santa Eulària como un rival muy digno y que acarició por méritos propios el ascenso a la Segunda B durante más de 70 minutos.

El cuadro balear empezó bastante atenazado por los nervios y sin poder hacerse con el dominio de la pelota, lo que se tradujo en una primera mitad sin apenas llegadas de peligro. Sin embargo, el Tamaraceite se mostró algo más ambicioso sobrepasada la media hora de encuentro, y fruto de ese pequeño dominio territorial, acabó colocándose por delante en el marcador, tras un penalti de Borja Navarro a Alberto, que transformó David González (0-1) en el tramo final del primer periodo.

Con ese momentáneo 0-1 se llegó al descanso y se jugó toda la segunda mitad, con una Peña en busca de un empate a la desesperada que no llegaba, pero sin perder la fe ni arrojar la toalla. Hasta que en el tiempo de descuento, entre un mar de piernas que pugnaban en el área visitante por hacerse con el cuero, apareció como una centella Pipo, que se llevó el balón y fue zancadilleado por un defensor. El colegiado no lo dudó, expulsó por doble amarilla al visitante Samuel y señaló la pena máxima, que Cristeto, con un temple y una frialdad digna de alabanza, materializó desde los once metros en el 1-1 para desatar la locura entre la hinchada santaeulaliense.

Ahí se consumió el tiempo reglamentario y entonces el encuentro se fue a la prórroga para determinar el vencedor de la eliminatoria entre los campeones de Balears y Canarias, después del 1-1 cosechado también en la ida.

En el tiempo extra, Nacho, en el minuto 104, certificó la remontada peñista, tras remachar en boca de gol (2-1) un tiro raso de Fran Núñez. Así, con ventaja ya en el global de la eliminatoria y con un futbolista más sobre el terreno, la Peña se dedicó a conservar su renta y a dejar pasar los minutos. Aunque pudo haber cambiado ese marcador, ya que Figueroa estrelló un lanzamiento de falta directa en el larguero y Nacho estuvo a punto de marcar de nuevo pero su remate de cabeza lo sacó un defensa visitante bajo palos.

Poco después, arrancó ya de forma imparable la gran fiesta peñista.