Que la Ruta de la Sal es la regata 'social' de altura más importante del Mediterráneo lo demuestran experiencias como las del francés Jean Claude Petit, ganador de la versión Barcelona con el 'barquito' familiar 'Gilolo'; Seppo Sjoroos, el debutante finlandés que ha conquistado la ruta de Denia con el ingenioso 'Dktegoria'; o la tripulación catalana del 'Gymir', que ayer agradeció a Dios que sus mujeres no vieran cómo llevaban a varias de sus hijas a 23 nudos de velocidad -más de 40 km/hora- para cubrir en primera posición y en algo menos de 15 horas las 140 millas que separan el puerto de la Ciudad Condal respecto a Sant Antoni de Portmany. «Si no, no volvemos a casa», apuntaron entre bromas durante la rueda de prensa ofrecida por el director y los ganadores de la Ruta de La Sal 2019.

Según el máximo responsable del evento, Enrique Curt, «ha sido la edición más emocionante y difícil» de la regata de altura porque las condiciones de navegación «eran bastante duras y ha ido todo bien», sin incidencias entre los tripulantes aunque sí con multitud de averías en las embarcaciones. «Ha habido muchos golpes, pero ningún accidente que haya requerido atención médica. El movimiento de los barcos hace que todos se lleven algún golpetón, pero luego lo enseñan y dicen, 'me lo hice en la Ruta de La Sal', y es como una medalla», bromeó.

La regata de altura representó un auténtico reto para los participantes, que tuvieron que lidiar con vientos de levante de fuerza 5/6 que, en ocasiones alcanzaron puntas de 28 a 30 nudos, y con la mar, en general muy marcada con áreas de marejada y olas de varios metros. Estas condiciones obligaron a una navegación muy táctica y exigente que puso a prueba a las flotas en competición. Sobre la posibilidad de haber cancelado la prueba por las inclemencias del tiempo, Curt aclaró que «todo estaba controlado». «Las regatas se redujeron en millas pero la ruta de Barcelona tenía el viento y el mar a favor. El comité de seguridad lo estudió en profundidad pero había una ventana de 24 horas. No se podía aplazar porque el viento iba a ir a peor, pero en esas 24 horas las condiciones eran constantes y la prueba la tenemos en la gran rapidez que han tenido los barcos que han llegado», argumentó el director de la regata.

El galo Petit, el gran triunfador de La Sal 2019, narró con mucho desparpajo cómo su familia y él lograron la victoria con «un barquito pequeño de 10 metros». «Cuando lanzamos el spinaker para bajar teníamos que tener un poco de locura, pero con este viento si no lo hiciéramos no haríamos regatas. Bajamos muy rápidamente y lo pasamos bastante bien. La segunda parte fue más complicada por el viento en contra y en un momento pensamos que acabaríamos en Denia. No tengo nada en contra de Denia, pero 10 horas en el mar para acabar en Denia...», explicó con retranca el patrón del 'Gilolo'. «Tuvimos suerte al final porque uno de nosotros iba enfermo y durmiendo toda la regata; pero al final, cuando llegábamos, se despertó mientras el resto dormía, tomó el timón y nos llevó a la isla como un avión», concluyó.

Para el 'Dktegoria', vencedor de la versión Denia, «lo difícil no fue el viento, sino las olas». El finlandés Seppo Sjoroos reconoció que con las condiciones de navegación tan complejas la regata «suponía un reto», sobre todo cuando el viento cambió a dirección sur. «Solemos navegar con un Grand Soleil 45 en Finlandia, no teníamos mucha práctica con este barco -un DK46- pero gracias a una muy buena tripulación hemos aprovechado todo su potencial», destacó Sjoroos, antes de explicar que tuvo conocimiento de la regata gracias a los adhesivos de La Sal que vio pegados en los mástiles de algunos barcos en el puerto de Valencia, donde tenía amarrada su embarcación.