En tiempos convulsos en los que empiezan a calar los discursos más reaccionarios y excluyentes, proyectos integradores como el que ha puesto en marcha el Club Bàsquet Sant Antoni permiten pensar que no todo está perdido y que aún queda mucha gente llena de humanidad.

Hace prácticamente un año, los responsables deportivos del club portmanyí, Lino González y Marcos Páez, le propusieron al presidente, Vicente Costa, que se embarcaran en una iniciativa no exenta de complejidades, pero tremendamente enriquecedora y solidaria con jóvenes amantes del baloncesto que por su origen no tienen opciones de progresar.

«Les dije que si estaban fumados, que eso aquí era inviable», admitió ayer Costa durante la presentación de un proyecto que han denominado 'Sant Antoni Apadrina Basquet' y que para alegría de todos los intervinientes ha visto finalmente la luz.

Tras una ardua tramitación administrativa, en la que ha resultado determinante la mediación de todas las administraciones públicas así como de la cooperadora Lucía Morales, quien pasó tres meses en Senegal junto a los chicos para agilizar su traslado, desde el pasado mes de febrero cuatro jóvenes de Dakar han aterrizado en Sant Antoni para emprender una ilusionante experiencia vital.

Seny Ciss (15 años), Maguette Thiam (15), Jules Ndoye (16) y Babacar Gaye (14) se han ganado ya el cariño de toda la familia del Bàsquet Sant Antoni y de sus compañeros en el IES Quartó de Portmany, donde ya se encuentran escolarizados gracias al apoyo institucional.

Como explicaron los representantes del club durante la presentación, el acuerdo con diversos patrocinadores hará posible que los cuatro jóvenes puedan permanecer en la isla durante los cuatro próximos años -siempre que así lo deseen y mientras vayan superando los cursos escolares-.

De esta forma, el alojamiento corre a cargo del esponsor principal del club, Ibiza Feeling Hotels & Apartaments, y otros colaboradores como Supermercado Musunet, Spar, Perfumerías África, Autorecambios Isla, La Villa Portmany o el Instituto de Idiomas Ibiza aportarán el resto de necesidades básicas para el día a día de los muchachos africanos.

«Lo que hemos hecho es legal al 200 por cien. Lo primero que dejé claro es que si se hacía tenía que ser estrictamente legal y que el club no tuviera que poner dinero», precisó Vicente Costa, quien recordó que la intención del proyecto es «ofrecer una experiencia bonita para ellos y una formación académica y deportiva».

Apartado deportivo

Apartado deportivo

Marcos Páez puntualizó que la idea es que «cuando acaben estos cuatro años algún club de élite se fije en ellos y así puedan darle continuidad a las becas». «Nosotros no queremos un duro, solo que tengan un futuro y que ayuden a nuestros propios jugadores a aumentar el nivel», señaló el coordinador de la entidad sanantoniense, quien puntualizó que los cuatro jóvenes «ya están echando una mano con las categorías inferiores del club», algo que ha hecho que los padres de los jugadores «les vean muy accesibles».

Los cuatro proceden de academias deportivas de Dakar y su envergadura -todos superan el 1,90 de altura- no pasa desapercibida en una categoría como la cadete o la júnior. Sin embargo, necesitan mucho trabajo técnico y táctico. «Tienen unas condiciones físicas extraordinarias, ojalá los nuestros tuvieran ese hambre de jugar porque nunca dan nada por perdido. Si consigues formarlos a nivel táctico y técnico, son jugadores de nivel 'top' en varios años. En eso estamos. Y son chicos magníficos, con una voluntad muy grande de aprender nuestro idioma y nuestra cultura», subrayó Páez.

La integración de los jóvenes senegaleses «ha sido súper fácil» ya que, como apuntó el coordinador, «había unas expectativas muy grandes». «Los chicos del club estaban al tanto y el mundo del baloncesto en la isla también lo sabía, había unas expectativas terribles hasta el punto de llegar a pensar que no iban a venir, que era irreal. Cuando han llegado, la acogida ha sido tremenda», señaló.

Por su parte, el concejal de deportes de Sant Antoni, Antonio Lorenzo, reconoció que se trata de «un proyecto educativo, deportivo, humano y social» en el que el club «ha generado oportunidades para que estos chicos puedan mejorar su vida y jugar a baloncesto». «Me paraba a pensar y es que solo tiene cosas positivas este proyecto», señaló el edil socialista.

Ciss, Thiam, Ndoye y Gaye, que ya chapurrean algo de español, se mostraron muy felices e ilusionados con esta oportunidad.