Francisco, Paco, Quirós Torres (Ibiza, 4 de marzo de 1948) es uno de los atletas pioneros del atletismo pitiuso. A sus 70 años, Quirós todavía conserva la silueta del deportista que fue y allá por donde va siente el cariño y el respeto de la gente. Sin embargo, el veterano corredor confiesa vivir frustrado desde que en 2013 le pusieron un marcapasos que le impidió continuar con sus retos de larga distancia. Su mayor ilusión sería correr su maratón número 42 y dedicárselo a sus dos hijos Patri y Pau, dos jóvenes de 11 años a quienes ya ha inculcado la pasión por el atletismo.

¿Cómo se inició en el mundo del deporte?

Mi trabajo de niño en la feria era correr empujando los caballitos para que giraran. Gracias a ello acabé desarrollando velocidad y fuerza en las piernas. Poco después me introduje en el fútbol ya que por aquel entonces era lo único que había.

Luego le dedicó muchos años al fútbol.

Llegué a jugar en Tercera División con el Ibiza Atlético e incluso me saqué el carnet de entrenador, pero acabé muy decepcionado con todo lo que envuelve a ese deporte. Hasta los 35 años fui un fanático del fútbol pero acabé muy decepcionado con todo. Lo dejé y no quise saber nada más. A partir de ahí me dediqué en cuerpo y alma al atletismo.

¿El atletismo es diferente?

Totalmente. El atletismo me dio las alegrías más grandes de mi vida. Siempre le estaré agradecido. Y no sólo por las satisfacciones personales y las sensaciones que me ha aportado, sino por el cariño y respeto que siento de la gente allá donde voy, y eso es lo único que me voy llevar de este mundo.

¿Se arrepiente de su faceta de futbolista?

No es que me arrepienta, pero como te digo acabé muy desencantado con todo. Tengo muy claro que si pudiera volver a empezar de cero me iniciaría directamente en el mundo del atletismo y jamás volvería a tocar un balón.

Cuando usted cuelga las botas y comienza en las carreras populares, ¿cuáles son las principales diferencias que percibe entre uno y otro deporte?

Encontré dos ambientes completamente distintos. En el atletismo había gente sana, noble y bondadosa con un gran espíritu de compañerismo. Por el contrario, en el fútbol solo encontré rencillas, envidias y problemas.

¿En qué se diferencia el atletismo de su época al actual?

En todo. Son completamente distintos. Hoy en día es mucho más fácil, los deportistas tienen un abanico impresionante de accesorios, información y ayudas que nosotros no teníamos. Ahora los aficionados disfrutan de una pista de atletismo y lo tienen todo programado. Nosotros entrenábamos sobre tierra con líneas de cal. Corríamos por instinto y aprendíamos a base de grandes errores. Por ejemplo, tres días antes de mi primer maratón corrí 30 kilómetros con una mochila de 20 kilos a las espaldas, y lógicamente eso liquidó mis aspiraciones el día de la carrera.

¿Recuerda cuál fue su primera competición?

Mi primera carrera fue en los años 70. Un buen amigo me invitó a participar en los 30 kilómetros de Palma a Inca y no me lo pensé ni un momento. Recuerdo que hice sobre una hora y cincuenta minutos y a partir de ahí fue un no parar hasta completar 135 triatlones, 41 maratones y 10 Iron Man. De carreras, crosses y demás campeonatos perdí la cuenta, aunque todo lo llevo anotado en una libreta.

¿Tiene un diario deportivo?

Sí. Desde mediados de los 70 he ido anotando en libretas todos los entrenamientos que he hecho: recorridos, kilómetros, ritmos, sensaciones, lo que he comido? No me dejaba nada. Siempre fui muy meticuloso en este sentido, me gustaba llevar un control de todo lo que hacía. Todavía lo sigo haciendo [enseña sus anotaciones].

Cuando empezó, ¿quiénes eran sus principales compañeros de fatigas?

En aquella época estaba Toni Vico, una bellísima persona al que le tengo mucho aprecio; Vicente Planells, Toni Suñer, Pep Ribas, Binevenido Parrilla y de mujeres solo estaba Nieves Tur. Por aquel entonces a las mujeres les daba vergüenza ponerse un pantalón corto y correr. Ahora. afortunadamente hemos avanzado mucho en ese sentido.

¿Cuál cree que fue su mejor virtud como atleta?

La lucha y la perseverancia. Piensa que yo vengo de una familia muy pobre. Mis padres eran feriantes y nos pasamos 20 años viviendo en una chabola de sa Penya donde no había baño. De pequeño pasé muchas calamidades. Sin embargo, creo que todo eso me hizo muy fuerte para después superar muchas barreras en todos los ámbitos de la vida.

A la hora de competir, ¿en qué modalidad disfrutaba más?

Yo disfrutaba mucho con la dureza del cross. Como habitualmente entrenaba por la montaña, era una modalidad a la que me adaptaba muy bien. Además, con el cross me creaba una buena base para luego correr en asfalto y afrontar todo tipo de pruebas. Aunque yo siempre he sido un corredor popular de resistencia, podían echarme los kilómetros que quisieran en bici, corriendo o nadando, que yo los terminaba.

¿Tiene alguna espina clavada en el deporte?

Pues sí. En 1972 estando en Nueva York dejé pasar la oportunidad de participar en el maratón, y eso es algo que nunca podré perdonarme. Ahora hubiera dado hasta el anillo de casado por correr esa carrera. Con el paso del tiempo llegué a inscribirme pero ese año me atropelló un coche mientras corría y tampoco pude ir, pasé un año en blanco.

¿Y ahora cuál es ahora su mayor ilusión?

Correr un maratón y dedicárselo a mis hijos Pau y Patri, que también son atletas. Sería un sueño poder completar mi 42 maratón, uno por cada kilómetro que tiene la distancia de la prueba reina del atletismo. Si algún día mejora mi salud lo intentaré, pero ahora mismo estoy fatal. Ya no valgo para nada, no estoy bien ni mental ni físicamente. Ya no puedo correr porque enseguida me ahogo y se me dispara el pulso.

¿Lo dice por el marcapasos que lleva desde hace seis años?

Sí. Los médicos acabaron con mi vida deportiva. Se empeñaron en ponerme un marcapasos porque yo tenía 39 pulsaciones en reposo con 64 años y eso les alarmó, cuando lo normal es que cualquier atleta tenga un pulso así de bajo. Al final me obligaron a ponérmelo y a partir de ahí vino mi declive como atleta, vivo una frustración.

¿Y cómo ha llevado la transición de correrlo todo a tener que dejar de competir, bajar el volumen de kilómetros y los ritmos?

Fatal, porque el cuerpo se acostumbra enseguida a no hacer nada. Parar después de 50 años corriendo y luego intentar arrancar está siendo imposible. Me hubiera gustado estar hasta los 80 años corriendo y meterme con la gente de mi categoría, pero lo veo muy complicado. Ahora solo puedo andar deprisa tres horas al día y hacer bicicleta estática en casa para tratar de mantenerme un poco.

¿ Cuándo fue el día en que peor lo pasó en una competición ?

En los 100 kilómetros de Vallecas, donde perdí ocho uñas de los pies y acabé lleno de calambres. Pero aun así crucé la meta, jamás me retiré de una carrera. Eso sí, en aquella ocasión acabé tan perjudicado que tuve que subir las escaleras del avión andando hacia atrás porque los cuádriceps y los abductores los tenía destrozados.

¿Cuál ha sido la mayor locura que ha hecho?

Precisamente preparando los 100 kilómetros de Vallecas hice una tirada larga de 70 kilómetros corriendo, algo totalmente innecesario que aprendí poco después. Pero he cometido muchas locuras: dar vueltas a la pista de Can Misses hasta completar 42 kilómetros, correr una carrera de 15 kilómetros con botas de militar, hacer 200 kilómetros de rodillo o pasar varias horas corriendo en casa, del pasillo al salón mientras cuidaba a mis hijos.

Si volviera a empezar como atleta, ¿cambiaría algo de lo que ha hecho?

Sí, entrenaría mucho más. Y correría día, tarde y noche. Soy consciente de las barbaridades que he cometido entrenando pero eso me ha gustado.

¿Por qué le ha inculcado a sus hijos la pasión por el deporte?

Porque ante todo, quiero que sean buenas personas. Como te dije antes, el atletismo está lleno de personas maravillosas con un espíritu de superación increíble que luego también llevan a cualquier terreno de la vida. Crecer con los valores de este deporte me parece algo muy positivo para cualquier niño.

Su hija Patricia, de 11 años, lleva unos años despuntando en su categoría como corredora. ¿Qué futuro le augura en el atletismo?

Aún es muy joven, pero es cierto que tiene muchísima calidad. Patri es una niña muy disciplinada, con mucha cabeza que vive el deporte con una tremenda pasión. Además, también es muy buena nadadora y en un futuro podría destacar en el triatlón. Ojalá en un futuro consiga alguna beca para poder salir fuera y probar fortuna.

¿Qué consejos le da a sus hijos?

Yo siempre les digo que cuando corran sonrían, que piensen en positivo, que miren la naturaleza, que se olviden de que están corriendo. Atraer el pensamiento positivo es algo muy importante que también se tiene que entrenar.

¿Y a la gente que se está iniciando en la carrera a pie?

Que se olviden del reloj GPS. A menudo la gente se obsesiona con el tiempo y los ritmos, cuando en realidad, se debería salir a disfrutar y correr por sensaciones. Otro buen consejo sería tener paciencia y estar bien asesorados, con trabajo y sacrificio siempre llegan los resultados.

¿Cómo le gustaría ser recordado en el deporte pitiuso?

Como una persona que que simplemente trató de ayudar a los demás.