El CD Ibiza ofreció ayer su peor imagen y despidió el año con una dolorosa derrota (2-3) que no hace sino ahondar en el extraño clima que vive el club tras las críticas del entrenador a su plantilla por falta de actitud, indolencia y exceso de individualismos.

No se equivocaba demasiado Antonio Racero Puma, pues el equipo desnudó ayer en Can Misses frente al Constància sus peores vicios después de avanzarse por 2-0 en el marcador, a los 10 minutos de partido, por medio de un penalti transformado por Cristian Terán a lo Panenka y de un latigazo raso y cruzado de Ortiz desde el balcón del área.

Con todo a su favor para despedir el año con una victoria que le situase a las puertas del play-off, el conjunto rojillo dilapidó su ventaja despreciando el balón y el trabajo colectivo. Las bajas por sanción de Adrián Ramos, De las Heras y Melo mermaron el potencial del conjunto local, que no supo matar el partido ni hacerse dueño del esférico.

Sólo tres minutos después del 2-0 recortó diferencias el bloque de Inca, por mediación de Biel Coll, que contó con la inestimable ayuda de la barrera para hacer inútil la estirada de Marcos en una falta desde la frontal del área.

Terán desperdició una clara ocasión antes de que el Constància estrellase dos balones en el poste cumplida la primera media hora de juego, con Carles y Gurri como protagonistas.

Avanzada la segunda mitad niveló la contienda Gurri tras un balón en profundidad que se tragó la zaga ibicenca. Marcos Contreras tampoco puso demasiada oposición en el mano a mano (min. 56).

Pudo avanzarse de nuevo el CD Ibiza, pero Ortiz cabeceó con desgana un balón franco en el segundo palo con el portero batido. Ramiro, ya en el 70, pudo anotar el gol de la jornada en un centro-chut que sorprendió al meta Toni.

Quien no falló fue Carles, en el minuto 81, al batir por bajo a Marcos tras aprovechar un fallo defensivo de la zaga local. Un testarazo al palo de Pomar en el último minuto cerró la gris actuación de los hombres de Puma.