Ana Boned (Ibiza, 28 años) es una de las voces más autorizadas para hablar del pasado y del presente del HC Puig d'en Valls, un club en el que ingresó a la temprana edad de seis años. La eterna capitana del Puchi repasa la actualidad de un equipo que se ha instalado en la segunda posición del grupo C de División de Honor Plata tras la renuncia del club a la máxima categoría del balonmano femenino nacional, una decisión que coincidió con la marcha del técnico Noel Cardona y de la jugadora 'franquicia' Ana Ferrer.

Siempre ha sido una de las capitanas del equipo, pero este año su rol es incluso más importante tras la marcha de jugadoras importantes. ¿Cuál es su papel ahora en el vestuario?

Este año me siento más capitana que otros. Me lo hacen sentir más las compañeras y estamos en un equipo donde Noel llevaba toda la vida con nosotras. Recurríamos a él para todo y ahora la gente que es de casa recurre a mi antes que al entrenador. Incluso Sergio al ser nuevo consulta conmigo. Entre todas opinamos, no me siento más importante que nadie, somos todas iguales pero igual ahora en mi papel me siento más capitana.

¿Cómo es el nuevo Puchi?

La esencia del equipo es la misma de siempre. Las nuevas creo que están muy contentas de estar aquí, las hemos acogido súper bien. Es verdad que el ambiente es increíblemente bueno este año, nos ayudamos y aprendemos de todas. La idea que tiene Sergio del balonmano es muy diferente a la que tenía Noel. Nos ha costado un poquito arrancar pero vamos mejorando.

¿Cuáles son las principales diferencias entre Noel Cardona y Sergio Sevilla?

Hay muchísimas diferencias, desde la forma de entrenar, de preparar partidos, de llevar un entrenamiento... Todo es diferente, pero no es que sea ni mejor ni peor, es otra forma de ver el balonmano. A veces Sergio nos dice una cosa y nos quedamos con cara de extrañadas, pero nos lo explica y lo acabamos entendiendo. A lo mejor son cosas que hacíamos de forma diferente y nos cuesta a veces cambiar el chip, pero él también se adapta a nosotras. Nos pregunta de todo y al final le tenemos que decir que hagamos las cosas como él dice porque si no hacemos un poco lo que dice cada una y no nos aclaramos. Todo el mundo colabora y participa y podemos decirnos las cosas sin que haya reproches ni malas caras.

¿Qué es lo que más echa de menos respecto a la pasada temporada en División de Honor?

Echo de menos sobre todo a las compañeras. A veces hablo con casi todas ellas y les digo que ojalá estuvieran aquí, aunque las que hay ahora tampoco las cambiaría. La competición era muy exigente y no echo de menos tanta exigencia, tengo mi trabajo y mi vida aquí y el año pasado fui bastante agobiada en cuanto a entrenos, viajes, estudios, trabajo... Este año los viajes son un poco más cortos aunque solo entrenamos un día menos y a un nivel muy alto. Pero el nivel de la Liga se nota; hay bastante diferencia y lo estamos disfrutando de otra manera.

¿Era necesaria una 'revolución' en el vestuario para cambiar ciertas rutinas o el desgaste de jugar juntas durante tantas temporadas?

El ambiente sigue siendo el mismo y la gente de casa estamos unidas como siempre. Con las que se han ido fuera hablamos y nos deseamos suerte cada partido. No es que se necesitara cambiar; fue un año raro, de transición, de mucha exigencia y de estar en un nivel muy alto y eso puede provocar roces, pero yo no cambiaría nada.

¿En qué medida ha cambiado el estilo de juego del equipo?

Sergio nos pide también ser muy guerreras, defender muy agresivo, y el estilo de juego ha cambiado un poco también por el perfil de jugadoras, pero el estilo del Puchi sigue siendo el mismo. Somos guerreras y tiramos de casta, de garra y de ganas porque no somos un equipo de chicas muy grandes. El Puchi se siente y luchamos por el equipo. La gente que viene acaba asumiendo este papel. Aunque las de casa se supone que tiran más de corazón, las que vienen acaban sintiéndolo también.

Comenzaron la temporada con algunos reveses pero ya han cogido la directa.

Yo ni me imaginaba que llegaríamos a estar a este nivel. Empezamos la temporada pensando en mantenernos, en ver qué tal la categoría, en ver cómo nos compenetrábamos entre nosotras. De ahí los resultados del principio. Era un puzzle que no sabes qué pieza encaja con cuál, y ahora parece que encaja y estamos haciendo partidos muy buenos. Nos queda mucho por hacer pero los resultados van saliendo.

Si se da la opción, ¿cree que el equipo debería volver a División de Honor?

El objetivo principal era mantenerse y tener un equipo para que la gente de abajo pueda tener minutos y que pueda sentirse parte. El objetivo de subir para mí no creo que sea viable porque estaríamos en lo mismo, para mantener un equipo arriba habría que gastarse mucho dinero, traer muchas jugadoras de fuera, invertir mucho tiempo y dinero. Si nos lo ganamos por méritos propios el objetivo de subir no es el que teníamos planeado. Al final somos competitivas y queremos estar arriba, pero habría que pensarlo llegado el momento porque mantener un equipo a base de fichajes y sacrificar la base no vale la pena.

A nivel deportivo, ¿cómo se encuentra?

Personalmente llevo una temporada muy buena, estoy contenta con mi trabajo, estoy dando todo lo que tengo y todo lo que puedo aportar y por ahora me está saliendo bien, pero somos un equipo y mis goles son para todas.