El Real Murcia asestó ayer una bofetada de realidad a la Unión Deportiva Ibiza, que en apenas cinco jornadas ha bajado de la nube para comprender a golpes la dureza de una competición como la Segunda División B. El equipo de Ñoño Méndez no sólo volvió a poner de manifiesto su alarmante falta de gol en la Nueva Condomina, también evidenció enormes carencias para generar ocasiones y un preocupante déficit en el aspecto físico. Las piezas del puzzle no terminan de encajar y los rivales, como ayer demostró el potente Real Murcia, no esperan por nadie.

A pesar del enorme dominio del conjunto murciano, de principio a fin, su victoria llegó en el último minuto y gracias a un polémico penalti por manos de Núñez que frustró las esperanzas isleñas de regresar con un punto de la Nueva Condomina.

Ñoño Méndez llevó a cabo una revolución en el once titular, con cuatro cambios respecto a la última derrota ante el Badajoz, dando entrada a Ángel Rodado, Sergio Cirio y Kingsley Fobi en la punta de ataque, junto a Riverola en la zona de creación. La apuesta quedó desvirtuada pronto con el gran arranque de partido que protagonizó el conjunto local.

A los 8 minutos llegó la primera gran ocasión de los murcianos, tras una internada de Héber Pena cuyo centro al área intentó rematar sin éxito Dani Aquino, quien reclamó airadamente la pena máxima por un supuesto agarrón.

El Murcia apretaba en los primeros minutos de juego con un fútbol vertical cimentado en la presión ofensiva. Manel puso a prueba los reflejos de Álex con un disparo seco y raso junto a la cepa del poste, tras otra gran cabalgada del extremo zurdo Héber. La zaga celeste trataba de achicar balones ante un conjunto grana dispuesto a conseguir la primera victoria como local.

Los problemas se le acumularon a los visitantes cuando Sergio Cirio se retiró del campo a los 13 minutos aquejado del hombro. Intentó seguir, pero diez minutos después tuvo que dejar su puesto a Cristian Herrera, lo cual trastocó el plan inicial del técnico celeste.

Álex salvó a su equipo antes de cumplirse el minuto 20, tras repeler un remate a bocajarro de Manel. El saque de esquina posterior a punto estuvo de rematarlo a la red el central Maestre.

Apenas conseguía desplegarse en ataque el Ibiza, aunque Fobi tuvo su opción tras ganar la espalda de un defensor y alcanzar la línea de fondo. Su centro no halló rematador.

Los extremos del Murcia entraban como puñales por sus costados, volviendo locos a Candelas y Grima. El conjunto isleño era un juguete en manos del cuadro grana, tan peligroso en ataque como firme y sólido en tareas defensivas.

El desenlace

La UD Ibiza consiguió preservar su portería a cero hasta el descanso, jugando así con la ansiedad de un equipo obligado a ganar ante su afición después de dos jornadas sin hacerlo.

Aquino protagonizó el primer remate a puerta en la segunda mitad, con un libre directo lejano que blocó en dos tiempos Álex Sánchez. Los celestes no lograban sacudirse la presión ni generar fútbol, alimentando las dudas existentes hacia un equipo-puzzle confeccionado a marchas forzadas y que no termina de arrancar.

No salía de su campo el cuadro isleño, mientras Ñoño Méndez se dejaba la voz desde su área técnica. El Murcia lo intentaba de todas las maneras ante un Ibiza replegado en su campo, sin ambición ni propuestas ofensivas. En el último cuarto de hora se desplegó el cuadro pitiuso aprovechando la velocidad de Javi Serra y la presencia de Borriello en ataque. Sin embargo, el cansancio físico y el guión del partido, con un Murcia obligado a ganar, cercenaron sus posibilidades.

En el 88' cayó un jarro de agua fría sobre el colectivo ibicenco cuando el colegiado apreció manos en un rechace de Núñez al disparo de un futbolista local desde fuera del área. El central celeste se protegió el cuerpo con los brazos y en uno de ellos golpeó el balón tras rebotar primero en su rostro. No hubo clemencia y Víctor Curto transformó la pena máxima para dar la primera victoria de los murcianos ante su afición.

En el descuento tuvo la ocasión más clara del partido la UD Ibiza, en una internada de Javi Serra cuyo centro cabeceó fuera Cristian Herrera tras no alcanzar el remate Borriello. A buenas horas mangas verdes.