La Sociedad Deportiva Formentera cayó derrotada ayer en su segundo partido de la temporada en Tercera (0-1), por no aprovechar alguna de las múltiples y claras ocasiones que creó y que tuvo en la primera y también en la segunda parte. Todo lo contrario que su rival, el Constància, que tuvo una, marcó y se llevó los tres puntos.

Es la ley del fútbol: si perdonas de cara a puerta das opciones a tu rival. Es lo que ocurrió ayer, que los formenterenses lo intentaron de todas las maneras posibles, pero una vez porque los remates se marcharon fuera y en otras ocasiones porque el meta visitante, Toni Torrandell, tuvo unas intervenciones soberbias, la cuestión es que los de Inca se fueron felices y contentos por la victoria.

El partido fue entretenido. Los dos equipos apostaron por rasear el balón y jugarlo con criterio. Pero el peso del choque lo llevó siempre el Formentera, que sabe a lo que quiere jugar con los buenos futbolistas que tiene.

La idea de este Formentera es contar con un portero solvente, estar bien plantado en el centro de la defensa con hombres experimentados como Samuel y Bonilla; activo en las bandas con Cifre y Javi González; creativo y trabajador en el centro del campo con Maikel, Adri Gimeno, Javi Muñoz; con Agus y Víctor Ruiz jugando por los extremos y replegándose cuando es necesario y en punta Javi Boix.

Es el planteamiento básico que ha hecho el entrenador Iván Gómez y todo su equipo técnico, un grupo que destaca por su fortaleza mental y entendimiento.

El Constància no salió a encerrarse en su área, quiso jugar y tocar el esférico con criterio desde el principio, pero poco a poco fue superado por el mejor juego de los pitiusos, que ya en el minuto 21 intentaron abrir el marcador con un remate que se marchó fuera.

A partir de la media hora, con el equipo bien plantado en todo el campo, el Formentera empezó a llegar por las bandas y Agus dispuso de dos clarísimas ocasiones para marcar en los minutos 33 y 40, pero aquí empezó la exhibición de meta visitante, que evitó dos goles cantados.

En la segunda parte hubo más de lo mismo: posible penalti a Boix y dos nuevas oportunidades para abrir el marcador, pero el que marcó fue el equipo mallorquín en el minuto 61, cuando su delantero centro recuperó un balón , se adelantó unos metros y marcó el 0-1 ante la desesperación de la afición formenterense, que no esperaba este desenlace, especialmente por lo injusto que era.

Tras el inesperado gol, se activaron más recursos ofensivos y Gorriz y Mario Mourelo entraron en acción para buscar el empate y la victoria, pero tuvieron la misma mala suerte y puntería que sus compañeros y el gol no llegó, a pesar de que hubo ocasiones de todos los colores y desde todas las distancias. Hasta cinco se contabilizaron, pero el 0-1 fue inamovible. Lo mismo que el partido, que entró en una fase paralizante porque los jugadores del club inquense se dedicaron a perder tiempo simulando lesiones, lo que desesperó al entrenador local, que fue expulsado por las protestas hacia la labor arbitral.