Margarita 'Tita' Llorens Bagur (Ciutadella, 11-08-1968) se ha convertido en una de las mujeres más idolatradas de las islas, y con razón. El pasado viernes cumplió el reto más importante de su vida tras completar, a la tercera tentativa, el canal a nado que separa Jávea y Ibiza. 'Perseguir tus sueños y no tirar la toalla' es el mensaje que quiere trasladar esta intrépida nadadora que, para colmo, trabaja de cara al público en una constructora de piscinas. Una mujer «siempre a remojo», como ella misma reconoce, que gracias a un físico privilegiado ha logrado recorrer 100 kilómetros en poco más de 36 horas de brutal travesía.

Cuatro días después de su histórica hazaña, ¿qué valoración hace?

Me ha costado tanto conseguirlo que creo que aún no sé cómo valorarlo. Tenía tantas ganas de que llegara este momento que me cuesta bajar de la nube, pero con las entrevistas que he realizado me voy dando cuenta de lo que ha pasado. Con los mensajes de la gente veo que sí [ha sido una hazaña], pero yo más que darle importancia era algo que tenía que hacer. Sabía que de una manera u otra lo podía conseguir. Cuando había parado en las anteriores ocasiones había sido por las corrientes o las medusas, pero tenía claro que lo iba a conseguir.

¿Es consciente de que ha hecho historia y que es un ejemplo a seguir para muchas mujeres?

Soy consciente de que no hay que tirar la toalla y quiero transmitir eso. Tanto esta travesía como la de Ibiza-Mallorca [84,300 kilómetros] me han costado dos intentos y siempre ha sido por factores con los que me podía volver a encontrar si repetía, pero tenía la esperanza y creía en mí. Sabía que podía conseguirlo y quería demostrarme a mí misma que lo conseguiría. De lo que más satisfecha estoy es de no haberme rendido y de no desfallecer, que había que trabajar y poner ganas para conseguir estos dos retos, que son igual de importantes.

¿Cuáles han sido las felicitaciones más sorprendentes y emotivas que ha recibido?

Pues las de gente que no me conoce y que me dice que soy un ejemplo a seguir. Gente que estaba en el equipo y que no hace más que decirme que es la experiencia más bonita que han hecho. La gente que viene a mi trabajo y me da la enhorabuena y me dice se han emocionado conmigo.

¿Cómo se inició en este tipo de retos en aguas abiertas?

Empecé con 30 años a nadar en aguas abiertas. Siempre me ha gustado el agua y el mar y siempre estaba en remojo en la piscina del club. De risas con los amigos me apunté a un triatlón, donde sólo hacía la parte de nado. Eran 600 metros, vi que iba a adelantando a gente y que nadaba a gusto. Luego hice el primer campeonato de aguas abiertas de la federación, en categoría máster porque tenía casi 40 años, y luego vinieron 3.000 metros, 5.000, 10.000. Después crucé el estrecho de Gibraltar y el canal de Mallorca y entonces decidí que podía unir las islas.

¿Se ha recuperado ya físicamente del esfuerzo?

El año pasado cuando después de 37 horas no pude terminar acabé más hecha polvo, pero es más anímicamente porque yo recupero muy bien. No necesité asistencia ni nada; cuando me subí al barco de vuelta ya me estaban sacando una cerveza: ¡Cómo no iba a celebrar esto con mis compañeros! Tengo la gran suerte de que puedo hacer estas locuras porque gasto muy poco. Salgo muy hinchada pero luego ya estoy normal. Mi cuerpo tienen una defensa contra estas travesías [risas].

El hecho de no llevar neopreno, ¿en qué medida le afectó?

De ninguna porque siempre las hago sin neopreno. Recuerdo que en la del estrecho de Gibraltar el agua estaba más fría y no estaba acostumbrada, pero siempre las hago así.

¿Cómo fueron los días previos al desafío; entrenamientos, alimentación, descanso?

La alimentación, igual. Nos fuimos a Jávea el día antes de meterme al agua y pasamos un día muy tranquilo. Incluso nadé un poquito. Por la noche no pegué ojo, pero descansé. Estuve más de 48 horas sin dormir y son travesías muy complejas. Lo peor era tener que organizar todo y algún contratiempo de última hora. Tuve que buscar un médico porque el que iba a venir al final no pudo; luego en el barco no cabían 12 personas... Fueron cosas que me agobiaron un poco.

¿Cuál es el mejor consejo que ha recibido para afrontar este reto tan extremo?

La clave ha sido trabajar con el Centro de Investigación Oceanográfica de Baleares ya que me han ayudado con el tema de las corrientes. Aunque yo quería hacer la travesía a la inversa y llegar a la Península, un estudio indicaba que lo más fácil era unir Jávea con Ibiza.

A nivel físico, ¿cómo es posible poder aguantar más de 30 horas nadando en mar abierto?

Es la pregunta del millón y no sé si la sé contestar [risas]. Como ya he dicho, me desgasto muy poco. He trabajado mucho mentalmente, sabiendo lo duro que iba a ser nadar durante más de 30 horas. Hay que visualizar la travesía, la noche, y saber que no vas a parar hasta que superes esas 30 horas.

Y a nivel mental, ¿cómo se afronta este reto?

Llegas a pensar en tantas cosas... Si me viene algún pensamiento negativo empiezo a contar, 1, 2, 3, 4, 5... Hasta que me olvido y pienso en otra cosa. Los momentos malos fueron cuando en los otros dos intentos tuve que tomar la decisión de subirme al barco. Pero esta vez, una vez superé la noche y vi que tampoco venían momentos muy duros, realmente lo pasé bien.

¿Cuáles fueron los momentos más duros y qué le dio fuerzas para continuar?

Cuando a pocos kilómetros de llegar las corrientes no me dejaban avanzar. Pensé, 'bueno tendré que estar alguna hora más en el agua...' Hubo un poco de crisis porque unos me decían que tirarse para un lado y otros para otro. ¿No os dais cuenta de que llevo 30 horas nadando? El cansancio no me dejaba ir para el lado que a lo mejor quería ir.

¿En algún momento pensó en abandonar?

La verdad es que no. Me dio mucha alegría cuando se acercó Juanjo Serra con la zódiac, me dio un subidón. En ningún momento se me pasó por la cabeza abandonar. Sí que piensas que qué pintas ahí pudiendo estar en casa tranquila, pero había que seguir.

Dijo que no sufrió picaduras de medusas? Pero se cruzaría con algún animalito... ¿Algún susto en el mar?

Desde el barco vieron calderón, peces lunas, algún banco de atunes, delfines... Lo único que vi fue una manta muy grande. Ya vimos tres el año pasado y creo que estaban a la misma altura, llegando a Ibiza.