­La figura espigada de Carles Tur Carbonell (Ibiza, 1982) no oculta ni por un momento que en su interior todavía permanece latente el talentoso ciclista que compartió kilómetros y sueños en su etapa como júnior junto a corredores tan ilustres como Alberto Contador o Fran Ventoso. «Me defendía, pero me quedé en el camino», recuerda con un punto de nostalgia este ibicenco de mirada franca y palabras tremendamente meditadas. Sin embargo, su papel como preparador ha adelantado por la derecha al deportista que estuvo becado por la Escola Balear de l´Esport y que se quedó a un paso de recalar en un conjunto de primer nivel nacional. La pasión por cada detalle que rodea a su profesión y la aplicación de lo último en estudios sobre fisiología y nutrición son sus señas de identidad.

En su envidiable currículo figuran varias temporadas en el primer equipo de fútbol sala del FC Barcelona y el Centro de Alto Rendimiento de Barcelona, además de ser preparador de la nadadora Érika Villaécija, los pilotos Dani Juncadella y Miquel Molina, los triatletas Miquel Blanchart, Carlos López, Ivet Farriols y Ana Rovira, el equipo formenterense de windsurf y entre 30 y 40 aficionados.

Pese a que todavía no ha colgado el dorsal -en el último nacional de triatlón de larga distancia celebrado en Ibiza logró la medalla de bronce en su grupo de edad-, su historia profesional arrancó en el año 2000 cuando vio truncado su sueño de ser ciclista. El camino de un joven e inocente ibicenco de 20 años fue incompatible con la época más turbia del deporte.

«En una vuelta nacional de la categoría júnior gané la primera etapa y quedé segundo de la general. Después hice un top-5 en una prueba amateur-profesional en Mallorca y algunos de los mejores equipos del país -entre los que estaba el actual Burgos BH- quisieron ficharme», relata Tur. La historia no tuvo un final feliz.

«No estaba dispuesto a aceptar algunas prácticas que exigían los directores de equipo. Yo era muy inocente y no había querido ver la realidad hasta aquel momento. En mi familia el deporte nunca había sido la prioridad, ya que querían que estudiara. Por lo que tomé la decisión de centrarme en el ámbito académico», explica el pitiuso, que únicamente corrió un año y tres meses en el pelotón amateur.

Nuevo mundo: el triatlón

Una opción que no le impidió seguir ligado con el deporte tras su retorno a la isla, donde comenzó en el mundo del triatlón. A los pocos meses se proclamó subcampeón insular y comenzó a entrenar junto a Javi Bonet. Bajo sus órdenes logró el bronce sub-23 en el nacional del año 2004. Pero otro vuelco en su vida truncó la progresión. «En marzo de 2005, cuando estaba cursando INEF en Barcelona, murió Vicent Yern. Era mi mejor amigo y me dejó destrozado. Dejé de competir durante 20 meses», confiesa Carles Tur. Después del parón y varios Home de Ferro, un trabajo de becario en un laboratorio de fisiología, donde coincidió con un doctor del Barça, le catapultó, en enero de 2008, a la primera plantilla azulgrana de fútbol sala que entrena Marc Carmona.

«Al principio trabajé con una beca, pero Carmona me contrató como preparador físico y recuperador de lesiones. Yo ayudaba más en el tema de fisiología, midiendo los datos del test de salto, potencia y el pulsómetro. Hacía recuperaciones funcionales de los jugadores después del tratamiento médico. Yo había estudiado INEF, pero era un trabajo que tenía aspectos más cercanos a la fisioterapia, por lo que decidí cursar la carrera también», apunta Tur.

La principal revolución que aportó el joven ibicenco a la metodología de trabajo fue el análisis diario de los datos de frecuencia cardíaca que tenían los futbolistas durante los entrenamientos y los partidos amistosos. «Fue algo que gustó mucho al entrenador, que podía analizar la situaciones para hacer medias de rotaciones cortas, de diferente intensidad€», añade.

Durante su participación en el equipo, en las temporadas 2008-09 y 2009-10, los datos de la plantilla mejoraron hasta un 40% y las lesiones se redujeron en un 84%. El preparador ibicenco resopla al recordar una época «emocionante» que concluyó por sus divergencias con Marc Carmona.

Su buen hacer en el club no pasó desapercibido y el futbolista Jeffren Suárez le contrató cuando fue traspasado de la entidad blaugrana al Sporting de Lisboa en 2011. «Trabajamos juntos dos años y medio. Se lesionaba mucho y mi trabajo era tratar de reducir esta situación, algo que conseguimos de forma considerable. Después estuve un año en el CAR de Barcelona, donde estuve con el equipo nacional de sincronizada, Villaécija o la gimnasta Natalia García», afirma Tur, que en la actualidad cursa una nueva carrera, la de Nutrición Humana y Dietética.

La nutrición, el tercer pilar

Algo que considera «vital» por la demanda de los propios deportistas y para afinar todavía más en su trabajo como preparador. «Tanto el profesional como el amateur te pide asesoramiento en nutrición», asevera Carles Tur, que se transforma cada vez que recibe una pregunta técnica. Su actitud varía y comienza a dictar datos con una facilidad asombrosa.

«Hoy en día hay muchos estudios a nivel molecular donde la manipulación que hagas antes, durante y después de los macronutrientes (carbohidratos, proteínas y lípidos) modifica la respuesta molecular. Es algo muy fuerte, porque las moléculas mejoran de forma diferente. Es lo que hace el Team Sky, por ejemplo. La lucha contra el dopaje ha hecho que los equipos tengan que sacar el máximo rendimiento de cualquier sitio», apunta Tur, que ha rechazado una de las ofertas de su vida para no detener en seco su formación en este campo. No en vano, el conjunto UCI sudafricano Team Dimension Data le ofreció, el pasado mes de noviembre, un puesto en su escuadra. «Tenia que ir a vivir a Italia y no podía. Ha sido muy difícil porque era lo que más ilusión me hubiera hecho. Es una apuesta arriesgada, pero no puedo dejarlo todo ahora», confirma el pitiuso, que asegura que su mayor virtud es la de «sentar el culo y leer mucho»: «Estas vacaciones puedo estar cinco o seis horas cada día con artículos científicos».

En este sentido, Tur explica que algunas de las principales creencias sobre la preparación deportiva de la sociedad son auténticas leyendas urbanas o, simplemente, teorías que han quedado desfasadas. Entre ellas, la que demoniza el entreno en ayunas.

«En un entreno regenerativo de entre dos y cuatro horas a baja intensidad es diferente la respuesta del cuerpo según si se hace en ayuno o con hidratos de carbono. Sin carbohidratos, se consigue mejorar la biogénesis mitocondrial, la captación de glucosa por parte de la célula, así como más fibras de tipo 1, las más resistentes, y la expresión de la lipólisis, que es el consumo de grasa para transformarlo en energía. La expresión genética puede variar entre tres y cuatro veces más en ayunas», relata con pasión.

Asimismo, también descarta las teorías que apuntan que en estas situaciones el cuerpo destruye el músculo para conseguir alimento. «Lo que se está viendo en fisiología es que lo que más le gusta al cuerpo para mejorar es que lo pongan en situaciones extremas. Para decirlo de alguna manera, si haces un esfuerzo físico y no tienes reservas, el músculo se queja. Esto provoca una respuesta de defensa que conlleva un aumento de mitocondrias para producir esta energía. Lo mismo sucede en el cerebro. Los estudios contemporáneos han demostrado que la destrucción de músculo para crear energía es una falacia, es algo que está desterrado. Se ha comprobado que los deportistas en fase de Ramadán no experimentan ningún tipo de catabolismo pese a comer una vez al día», sentencia.

Por lo que respecta al futuro próximo, asegura que una de sus mayores ilusiones sería retornar a la isla y poder abrir un centro donde aplicar todo lo aprendido. «Soy una persona muy inquieta. Creo que un buen profesional se tiene que renovar constantemente y por eso sigo estudiando. Trabajar en sitios como el Barça me ha satisfecho mucho en algunos aspectos, pero quiero ser el patrón de mi propio barco. En ciertos círculos hay mucha mafia y no me gusta. Me he planteado alguna vez volver y me haría mucha ilusión un centro que lo tenga todo integrado. Los deportistas demandan información de todos los pilares, no únicamente del entrenamiento. Además, los estudios se pueden seguir por Internet. Volver no sería estancarme», concluye Carles Tur.