Sa Pedrera se renueva y el Class Sant Antoni sueña en grande
El conjunto dirigido por Josep Maria Berrocal estrena pabellón con la mirada puesta en Primera FEB y una afición que crece al ritmo de su enorme ambición

Dani de la Rúa, en el último partido del Class en Sa Pedrera. | J.A. RIERA

Han pasado meses desde que el último balón botó en Sa Pedrera el pasado 31 de mayo, el histórico pabellón de Sant Antoni que ha sido testigo de tantas noches mágicas de baloncesto. Desde junio, el recinto ha estado en plena metamorfosis, preparándose para ofrecer una versión renovada y moderna de sí mismo. Y este fin de semana, por fin, la espera llega a su fin: el Class Bàsquet Sant Antoni vuelve a casa, y lo hace con un auténtico partidazo ante el Lliria, rival directo en la clasificación del Grupo Este de Segunda FEB con el mismo balance de victorias y derrotas que los portmanyins (4-1).
El regreso a Sa Pedrera no es un simple cambio de escenario. Es el reencuentro de un equipo con su gente, con sus raíces, con esa energía que solo se siente cuando las gradas se tiñen de azul y negro. En estos meses lejos de su fortín, el conjunto dirigido por Josep Maria Berrocal ha demostrado una fortaleza admirable. De los nueve partidos disputados fuera de casa, el Class ha ganado ocho, un registro que habla de carácter y la resiliencia y de un equipo que se crece ante las adversidades.
En la Copa de España, los ibicencos firmaron un pleno de victorias: 65-90 en Benicarló, 88-90 en la prórroga ante Amics del Bàsquet Castelló, 62-98 frente al Mataró y una joya de partido en Es Viver ante el Grupo Alega Cantabria, conjunto de categoría superior al que doblegaron por 94-92 tras una gran remontada, asegurando así su billete a los octavos de final. En liga, la historia no ha sido distinta: triunfos ante Mataró (63-66), Spanish Basketball Academy (78-93), Albacete (98-99 en prórroga) y Benicarló (75-78) tras remontar un 72-61 adverso en el tramo final del partido. Solo el Peñas Huesca logró frenar su impulso, con un ajustado 87-83.
Esa capacidad para competir, sufrir y levantarse ha sido la seña de identidad del Class Sant Antoni en estos meses de exilio deportivo. Pero ahora, el equipo volverá a sentir el aliento de su afición desde las renovadas gradas de Sa Pedrera, que estrena una profunda reforma destinada a transformar la experiencia de jugadores y espectadores.
El proyecto ha supuesto una inversión de 1.665.514,43 euros (de los cuales 849.000 euros han sido subvencionados por el Consell de Eivissa) , contó en su inicio con un plazo de ejecución de cinco meses que se ha cumplido según lo previsto. Las obras han incluido la instalación de cuatro gradas telescópicas motorizadas —dos en el lateral este y dos en el oeste— que permitirán aumentar el aforo para grandes eventos. Estas estructuras retráctiles se pueden plegar y almacenar con facilidad, optimizando el uso diario de las instalaciones. Además, se ha añadido una fila de gradas móviles almacenables en el lateral norte. Con ello, Sa Pedrera pasa a contar con 2.000 asientos, 1.046 más que antes para dar cabida a una afición que no para de crecer.
Pero la remodelación va mucho más allá de la ampliación del aforo. El pabellón estrenará un pavimento reforzado, un nuevo sistema de megafonía, una sala de prensa, un espacio para cámaras y una moderna Unidad Televisiva (UT) que permitirá mostrar publicidad dinámica sincronizada con los videomarcadores, adaptando el recinto a las exigencias de la Federación Española de Baloncesto (FEB). También se ha trabajado en la accesibilidad y sostenibilidad: más asientos para personas con movilidad reducida, nuevos aseos exteriores, ampliación de los baños de vestuarios, energía solar térmica y la actualización de los sistemas de ventilación, iluminación, electricidad y protección contra incendios. Sa Pedrera no solo ha rejuvenecido: se ha preparado para el futuro.
Y es que esta reforma no solo busca modernizar unas instalaciones históricas, sino también reflejar la ambición de una entidad que no tiene techo. El club mira ya hacia Primera FEB, una categoría que cada vez parece menos lejana, y lo hace construyendo un pabellón a la altura de sus aspiraciones. Un recinto preparado para acoger un baloncesto de nivel superior y, al mismo tiempo, pensado para ofrecer todas las comodidades a una afición que vibra, sueña y se ilusiona con el rumbo del equipo.
Este sábado, cuando los jugadores del Class Sant Antoni salten de nuevo al parqué de su casa, no será un partido más. Será una celebración del esfuerzo, de la paciencia y del compromiso de todo un club que ha sabido crecer incluso lejos de su hogar. Sa Pedrera abrirá sus puertas como un pabellón nuevo, pero con el mismo espíritu de siempre. Y allí estará su gente, esperando que la primera canasta del regreso suene como un abrazo largamente esperado.
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