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Fútbol | Primera RFEF

El segundo peor arranque de la historia de la UD Ibiza

El equipo celeste, con ocho puntos tras siete jornadas, sólo mejora el inicio de la temporada 18/19, en la que consiguió un punto menos en los mismos partidos

Imagen de Paco Jémez en la rueda de prensa posterior al partido ante el Torremolinos. | UD IBIZA

Imagen de Paco Jémez en la rueda de prensa posterior al partido ante el Torremolinos. | UD IBIZA

Jesús Rodríguez

Jesús Rodríguez

Ibiza

Una crisis sin precedentes. Un equipo sin identidad. Un inicio catastrófico. Una afición desencantada y desilusionada. Unos jugadores sin alma, intensidad e ideas y un entrenador que no da con la tecla. La liga solo acaba de empezar, pero la UD Ibiza es un polvorín. El equipo de Paco Jémez, que este año no tiene la excusa de no haber conformado la plantilla que él deseaba o no poder realizar una pretemporada a su gusto, va cuesta abajo y sin frenos. El técnico canario, que en poco menos de un mes (si nada salta por los aires) cumplirá un año en su segunda etapa en el banquillo celeste, no consigue tapar la hemorragia de una UD Ibiza que, tras siete jornadas, ocupa la decimoquinta posición del Grupo 2 de Primera RFEF con ocho puntos, uno por encima del descenso y a seis del liderato.

Ni el aficionado más pesimista podía imaginar hace apenas un mes y medio un inicio tan trágico de competición. La dirección deportiva encabezada por Javi Lara (también señalado por la afición con los fichajes realizados) conformó un equipo llamado a estar arriba, pero con matices. Jugadores veteranos y de categoría superior, pero con una ambición por demostrar y a los que había que ver su adaptación a la categoría como Fede Vico o Señé complementaron una plantilla a la que también llegaron futbolistas contrastados de la categoría como Sofiane, Nacho, Del Pozo, Sergio Díez, Ernesto, David García, Fersura o Mounir. José Albert volvió a la que fue su casa la pasada temporada y el equipo apostó a última hora por nombres como el de Manu Pedre, central procedente del Olimpija Ljubljana, campeón esloveno, o Santi Müller, delantero que en 29 minutos con la elástica celeste lo único que ha conseguido ha sido borrarse del partido ante el Torremolinos con una innecesaria expulsión.

Pese a comenzar la temporada con dos victorias, la UD Ibiza ha sufrido un derrumbe que le ha provocado encadenar cinco partidos consecutivos sin sumar ningún triunfo. Además, las tres últimas jornadas de los pitiusos se contabilizan con derrota, sin anotar un solo gol y encajando siete. Datos que han disparado todas las alarmas.

Y lo peor no son los números, sino las sensaciones. Si bien es cierto que en el partido ante el Nàstic el equipo mereció más, las visitas al Atlético de Madrid B y la de este fin de semana al Juventud Torremolinos señalan a jugadores y cuerpo técnico. En ambos encuentros se vio una plantilla sin alma, que no sabe a lo que juega, que no gana un duelo y sin la intensidad necesaria para lo que requiere esta categoría. Este domingo, un recién ascendido como es el Torremolinos, que además lleva varios meses sin cobrar, dejó en evidencia y sonrojó a una UD Ibiza que, en el minuto 20, ya perdía por 3-0. En la anterior salida de los insulares, que fue hace tres semanas para medirse al filial colchonero, el equipo de Paco Jémez en el minuto 17 ya estaba abajo en el marcador por 2-0.

Unos números que deberían avergonzar a la cuarta plantilla más valiosa del Grupo 2 de Primera RFEF, cuyos jugadores y cuerpo técnico cobran en un mes lo que muchos de sus rivales perciben en un año.

Para encontrar un peor inicio de la UD Ibiza en Primera RFEF o Segunda División B, tenemos que remontarnos a la temporada 2018/2019, en la que los ibicencos, tras siete jornadas, ocupaban la decimosexta posición con siete puntos. Desde entonces, todos los inicios en esta categoría han sido mejores que el de esta campaña. En la 19/20, a estas alturas de competición, los pitiusos sumaban 19 puntos con seis partidos ganados y uno empatado, idénticos números que en la 20/21, aquella añorada campaña que supuso el histórico ascenso a Segunda División.

El primer año en la categoría de plata del fútbol profesional, los celestes, unos debutantes, consiguieron once puntos en los siete primeros partidos, en los que fue el único equipo imbatido (dos victorias y cinco empates). En la 22/23, el año del descenso, la escuadra pitiusa firmó un pobre arranque con siete puntos tras siete jornadas. Pero, desde entonces, el de este año es el peor inicio con mucha diferencia. En la campaña 23/24, con Romo al mando, los ibicencos firmaron un arranque espectacular con 17 puntos tras siete jornadas que le auparon hasta la segunda posición, nueve más de los que lleva ahora; mientras que la pasada campaña, bajo la tutela de Martí, la UD Ibiza era tercera en la clasificación con doce puntos, cuatro más de los que atesora el equipo de Paco Jémez. Parece que la situación no es idílica dentro del vestuario, con varios jugadores que no están cómodos y no tienen buena relación con el entrenador, quien tampoco parece tener un vínculo demasiado afectivo con Javi Lara y está perdiendo el crédito del ‘jefe’, Amadeo Salvo.

Según publicó este domingo Ángel García, periodista especializado en fichajes, UD Ibiza, Eldense y Hércules han sondeado la posibilidad de contratar los servicios de Beto Company, entrenador que consiguió la pasada temporada el ascenso con el FC Andorra. Estos equipos también tienen en la recámara los nombres de Javi Rozada, ex de Racing de Santander, Oviedo y Avilés, entre otros, o de Pablo Alfaro, que ya ocupó el banquillo celeste entre febrero de 2019 y junio de 2020 y que está libre tras desvincularse del Real Murcia, el último club que dirigió.

Parece que tanto Amadeo Salvo como Javi Lara comienzan a plantearse la posibilidad de buscar un nuevo impulso al equipo que llegase desde el banquillo, por lo que Jémez podría tener su primer match-ball este domingo ante un Real Murcia que se encuentra en idéntica situación que la UD Ibiza, decimoséptimo en la tabla con seis puntos y su entrenador, Joseba Etxeberria, en la cuerda floja.

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