Dos jóvenes aficionados franceses lucen con orgullo las nuevas camisetas Puma de la UD Ibiza. Se han gastado 100 euros cada uno entre la zamarra celeste y la entrada al partido durante su breve estancia en la isla, pero dado que no han parado de animar y disfrutar del espectáculo, les ha merecido la pena el dispendio. En las gradas del estadio Palladium Can Misses se da una bella estampa multicultural. Al azul cielo del sector de forofos locales se suman las elásticas rojiblancas del Granada, pero también banderas británicas y camisetas de equipos italianos. El acento nazarí es mayoritario en muchos sectores del coliseo ibicenco, pues la amplia comunidad granadina en la isla y varias decenas de aficionados desplazados se dejan sentir con la fuerza y el arte que les caracteriza.
El primer partido de la temporada estuvo marcado por el agobiante bochorno que ofrece esta histórica ola de calor y por la variedad de visitantes que no quisieron perderse el estreno de la UD Ibiza ante uno de los ‘cocos’ de la categoría, un recién descendido Granada CF que tuvo algo de fortuna para plasmar su superioridad en la segunda mitad.
La afición celeste respondió a pesar de las dudas iniciales que desprende el nuevo proyecto liderado por Javi Baraja sobre el césped y Miguel Ángel Gómez en los despachos. Los refuerzos son jóvenes e inexpertos en la categoría, pero también irreverentes y descarados. Los nuevos como Fuzato, Morante, Armando o Suli rindieron a buen nivel, aunque en algunas posiciones del medio campo y el ataque se precisan refuerzos que sumen en competitividad. Lo sabe la parroquia ibicenca, que parece consciente de que la paciencia y la confianza serán determinantes en la segunda aventura pitiusa en LaLiga SmartBank.
