La Copa del Rey es otra historia. Bien lo sabe Brea, que el pasado miércoles vivió una de las jornadas más especiales desde hace mucho tiempo gracias al fútbol. La localidad zaragozana se vistió de gala para acoger una eliminatoria de Copa del Rey y recibir al Ibiza, un equipo de Segunda División al que el Brea hizo frente con gallardía aunque fue el equipo balear (0-2) el que logró el pase a la siguiente ronda.

Pero todo pudo ser bien distinto de no haber sido por la prodigiosa intervención de un rotulista bilbilitano, Pedro Pérez, que, como recogió calatayudnoticias.com, salvó al Ibiza de un serio problema. Pedro, presidente de la Escuela de Fútbol Base de Calatayud y propietario junto a su hermano de una empresa (Desper) de rótulos y serigrafías, ya se encontraba de camino a Brea para presenciar el partido cuando recibió una llamada de su amigo Celestino, delegado del Brea. «Me tienes que hacer un favor», le dijo. Pedro, extrañado, frunció el ceño sin imaginar lo que se le venía encima. «Hay que poner el dorsal a las 25 camisetas del Ibiza». Eran las 17.40, el partido debía empezar a las 19.00 y el trayecto de ida y vuelta entre Brea y Calatayud supone alrededor de una hora. «Estaba ya de camino a Brea, pero di la vuelta», recuerda Pedro, amigo de varios directivos del equipo de la comarca del Aranda.

Había que correr. Y mucho. Pasadas las 18.00 llegaban a Calatayud un directivo del Ibiza y el utillero junto a las camisetas que debían ser serigrafiadas. «Al parecer, el Ibiza se las había mandado a la marca que les viste para que pusiera el logotipo de la Copa en la manga, pero no colocaron los números y las mandaron directamente a Aragón sin pasar por Ibiza, por lo que ellos no tenían ninguna culpa», relata Pedro.

A esas alturas, el serigrafista bilbilitano se había convertido ya en la única esperanza del club balear, que podría haber tenido problemas en caso de haber tenido que pedir una equipación al Brea por no lucir la publicidad que debe portar en sus elásticas por contrato. «Creían que no iban a llegar pero en 20 minutos estaban puestos los 25 números, eso sí, de un color un poco a mi elección. Escogí un tono algo plateado. Creo que quedó bien», recuerda .

Su eficacia hizo posible que las camisetas llegaran a Piedrabuena un cuarto de hora antes del partido, aunque el Ibiza ya había planteado al árbitro la posibilidad de retrasar un poco el inicio hasta que llegara la indumentaria. No hizo falta. «Como agradecimiento me dejaron aquí las camisetas que sobraron. Creo que las regalaré», dice Pedro. Suya fue la mejor jugada antes que el balón comenzara a rodar.

«Creían que no llegarían, pero, 15 minutos antes del partido, ahí estaban las camisetas», dice.